Algunos deportistas como los boxeadores y los jugadores de fútbol americano tienen mayor riesgo de sufrir demencia. Las lesiones cerebrales que se pueden producir golpe tras golpe son similares a las que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer. Así lo recuerda un artículo publicado esta semana en 'The New England Journal of Medicine'.
Según los autores responsables de este documento, cada año, más de tres millones de estos profesionales americanos sufren traumatismos cerebrales, con o sin pérdida de consciencia. A corto plazo, pueden desarrollar dolores de cabeza, vértigo, depresión, problemas de orientación, irritabilidad... "Normalmente, el estrés postraumático va acompañado de lesiones cerebrales que con el tiempo podrían provocar deterioro cognitivo", expone el artículo.
Uno de los signos típicos del Alzheimer es "la acumulación en el cerebro de "unas fibrillas con cuerpos químicos anormales llamados proteínas tau", explica María de Ceballos, investigadora del grupo de Neurodegeneración del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Al parecer, esto también se ha observado en algunos casos de boxeadores y jugadores de fútbol americano. En este tipo de pacientes, el deterioro cognitivo adquiere un nombre específico: demencia pugilística.
"Los golpes en la cabeza afectan a toda la corteza cerebral, precisamente la zona que está dañada en cualquier demencia", argumenta la especialista española. "Es difícil que un puñetazo aislado cause esta enfermedad neurodegenerativa, pero de forma repetida sí puede originar deterioro mental. Además, este tipo de atletas suele tener muchas hemorragias y microhemorragias, lo que también repercute en el futuro desarrollo de la demencia". En cualquier caso, recalca de Ceballos, "el fútbol americano no tiene nada que ver con el español, no es tan cruento".
Como explica la investigadora, "la única forma de confirmar el diagnóstico de demencia es post mortem, a través de una autopsia". Sin embargo, según los autores del artículo, apenas hay literatura científica que incluya este tipo de pruebas en los deportistas de 'alto riesgo', por lo que "será necesario que nuevas investigaciones continúen estudiando dicha asociación y el rol de proteínas anormales implicadas en esta enfermedad".
elmundo.es
Según los autores responsables de este documento, cada año, más de tres millones de estos profesionales americanos sufren traumatismos cerebrales, con o sin pérdida de consciencia. A corto plazo, pueden desarrollar dolores de cabeza, vértigo, depresión, problemas de orientación, irritabilidad... "Normalmente, el estrés postraumático va acompañado de lesiones cerebrales que con el tiempo podrían provocar deterioro cognitivo", expone el artículo.
Uno de los signos típicos del Alzheimer es "la acumulación en el cerebro de "unas fibrillas con cuerpos químicos anormales llamados proteínas tau", explica María de Ceballos, investigadora del grupo de Neurodegeneración del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Al parecer, esto también se ha observado en algunos casos de boxeadores y jugadores de fútbol americano. En este tipo de pacientes, el deterioro cognitivo adquiere un nombre específico: demencia pugilística.
"Los golpes en la cabeza afectan a toda la corteza cerebral, precisamente la zona que está dañada en cualquier demencia", argumenta la especialista española. "Es difícil que un puñetazo aislado cause esta enfermedad neurodegenerativa, pero de forma repetida sí puede originar deterioro mental. Además, este tipo de atletas suele tener muchas hemorragias y microhemorragias, lo que también repercute en el futuro desarrollo de la demencia". En cualquier caso, recalca de Ceballos, "el fútbol americano no tiene nada que ver con el español, no es tan cruento".
Como explica la investigadora, "la única forma de confirmar el diagnóstico de demencia es post mortem, a través de una autopsia". Sin embargo, según los autores del artículo, apenas hay literatura científica que incluya este tipo de pruebas en los deportistas de 'alto riesgo', por lo que "será necesario que nuevas investigaciones continúen estudiando dicha asociación y el rol de proteínas anormales implicadas en esta enfermedad".
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