El acoso escolar puede provocar depresión a aquellos que lo padecen, pero los riesgos son aún mayores cuando éste, en lugar de producirse cara a cara, tiene lugar por medio de las redes sociales y se convierte en 'ciberbullying'.
Según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), los menores que son víctimas de 'ciberbullying' -es decir, de acoso de sus compañeros por medio de Facebook, chats o SMS- se sienten más desesperados y deprimidos.
La investigación, publicada en 'Journal of Adolescent Health', se basa en más de 7.000 encuestas realizadas a escolares norteamericanos y ofrece el retrato de la que ya es la última versión de un problema más que conocido. De hecho, siempre ha habido víctimas de acoso escolar, según confirma el artículo. Los investigadores preguntaron a los adolescentes si en los últimos 30 días se habían sentido tristes, irritables o de mal humor, si dormían o comían más o menos de lo habitual, etcétera. También indicaban sus expectativas de futuro y si les costaba concentrarse en el colegio.
Si bien los expertos apuntan a que el acoso 'cara a cara' y el 'ciberacoso' no son independientes entre sí y, con frecuencia, uno desemboca en el otro, lo cierto es que para los menores resulta mucho más difícil alejarse del segundo, ya que para ello tienen que dejar de usar las redes sociales y su móvil.
Además, en el momento de ser atacadas, las víctimas que sufren el acoso de 'cibermatones' -que no siempre se identifican- "pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque", tal y como explica uno de los autores del estudio, Ronald J.Iannotti.
elmundo.es
Según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), los menores que son víctimas de 'ciberbullying' -es decir, de acoso de sus compañeros por medio de Facebook, chats o SMS- se sienten más desesperados y deprimidos.
La investigación, publicada en 'Journal of Adolescent Health', se basa en más de 7.000 encuestas realizadas a escolares norteamericanos y ofrece el retrato de la que ya es la última versión de un problema más que conocido. De hecho, siempre ha habido víctimas de acoso escolar, según confirma el artículo. Los investigadores preguntaron a los adolescentes si en los últimos 30 días se habían sentido tristes, irritables o de mal humor, si dormían o comían más o menos de lo habitual, etcétera. También indicaban sus expectativas de futuro y si les costaba concentrarse en el colegio.
Si bien los expertos apuntan a que el acoso 'cara a cara' y el 'ciberacoso' no son independientes entre sí y, con frecuencia, uno desemboca en el otro, lo cierto es que para los menores resulta mucho más difícil alejarse del segundo, ya que para ello tienen que dejar de usar las redes sociales y su móvil.
Además, en el momento de ser atacadas, las víctimas que sufren el acoso de 'cibermatones' -que no siempre se identifican- "pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque", tal y como explica uno de los autores del estudio, Ronald J.Iannotti.
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