Fabiola Czubaj
LA NACION
Héctor tiene 67 años y, de no haber llegado al país una nueva tecnología para pacientes que necesitan un trasplante hepático urgente, no podría haber mantenido la esperanza de sobreponerse a una descompensación grave debido a una cirrosis causada por el virus de la hepatitis C.
En su caso, una sola sesión de tratamiento con un hígado artificial extracorpóreo, que reemplaza las funciones hepática y renal, fue suficiente para "limpiar" su sangre de las toxinas y otras sustancias dañinas que el hígado y el riñón ya no podían eliminar. Y esto le permitió el tiempo de espera hasta que recibió el trasplante del nuevo órgano en el Hospital Italiano.
"Podemos decir que Héctor hoy vive gracias a esta máquina, que elimina todas las toxinas nocivas para el propio hígado, el riñón, los pulmones, el corazón y el cerebro, que se acumulan en pacientes con falla hepática grave. Además, pudimos mejorar la calidad de su salud y esperar más tranquilos el órgano necesario para el trasplante", explicó ayer a LA NACION el doctor Adrián Gadano, jefe de la Sección Hepatología y Trasplante Hepático del Italiano.
Aunque comúnmente se lo conoce como hígado artificial, este nuevo sistema llamado Prometheus reemplaza transitoriamente el trabajo que habitualmente realizan el hígado y los riñones para mantener al organismo libre de sustancias desechables como los ácidos biliares (ayudan a eliminar el colesterol), la bilirrubina y otras toxinas.
Cuando Héctor llegó al hospital el 20 de agosto pasado, derivado del Hospital Churruca, la cirrosis le había reducido al 20% la función hepática y su estado general tenía mal pronóstico. "El paciente tenía muy poco tiempo de vida y estaba en lista de espera para el trasplante -recordó Gadano-. Pero estaba tan grave que, a la vez, no podía trasplantarse."
En el Italiano, la indicación de utilizar el sistema fue inmediata en la Unidad de Diálisis de Fresenius Medical Care, la empresa que creó Prometheus.
"El paciente no tiene que estar permanentemente conectado al equipo, sino que se utiliza en sesiones de que van de 4 a 6 horas por día para liberar la sangre de las sustancias tóxicas que son críticas en las personas con fallo hepático. La frecuencia del tratamiento depende siempre de la respuesta del paciente", precisó el doctor Guillermo Rosa Diez, subdirector médico de la unidad e integrante del Servicio de Nefrología del mismo centro de salud. El 3 del actual, Héctor pudo ser trasplantado y salir de terapia intensiva.
Finalmente, en buen estado de salud, ayer por la tarde recibió el alta médica. Como su esposa y sus hijas, no dejó nunca de agradecerles a los médicos, los técnicos y los enfermeros que lo atendieron en estos últimos 30 días.
Entre los métodos artificiales de soporte vital hepático, el hígado artificial que se utilizó por primera vez en el país es considerado el más eficiente. "El principio biofísico es distinto a los métodos anteriores", precisó Rosa Diez.
Es que Prometheus combina el sistema de diálisis convencional, que es el procedimiento mediante el cual se extraen de la sangre los desechos y el exceso de agua que el organismo no puede eliminar a través de los riñones, con un proceso de depuración directa de la principal proteína de la sangre: la albúmina, que es la que facilita el transporte de hormonas o de fármacos por el organismo, entre otras funciones.
"Este sistema realiza un fraccionamiento continuo de la albúmina en la sangre del paciente para depurarla en dos cartuchos de adsorción, donde quedan adheridas las toxinas", agregó Rosa Diez. Con la albúmina ya depurada, la sangre del paciente pasa al circuito de diálisis convencional, donde se depuran las toxinas hidrosolubles. Recién entonces, la sangre "limpia" vuelve al paciente a través de un catéter, que se puede colocar en la vena subclavia o femoral.
"Se utilizan las venas más gruesas para detoxificar la sangre porque la sangre sale y entra muchas veces por un catéter, mientras el paciente está inmovilizado", indicó Gadano.
Ambos especialistas coincidieron en que la mejor aplicación del hígado artificial es la insuficiencia hepática grave aguda, como la hepatitis fulminante, o aguda sobre crónica, como la descompensación causada por una enfermedad hepática grave, como la cirrosis (cicatrización del tejido del hígado que le impide funcionar normalmente).
"Cuando llegó, el paciente tenía la bilirrubina altísima: 38 mg/dl, cuando el valor normal es 1 mg/dl -puso como ejemplo Gadano-. En una sola sesión bajó a la mitad, según los análisis que le hicimos antes y después del tratamiento. Es un sistema altamente efectivo."
En el equipo que trató a Héctor participaron unos 15 especialistas de los servicios de Hepatología y Trasplante Hepático, Nefrología y Terapia Intensiva, entrenados en el uso de Prometheus.
Según el licenciado Pablo Tesouro, gerente de Desarrollo de Proyectos de Fresenius, al equipo del Italiano se sumarán en los próximos meses tres o cuatro sistemas por utilizar en centros especializados en el tratamiento de la enfermedad hepática grave y trasplante en el país, como son los hospitales Argerich y Garrahan, la Fundación Favaloro y el Sanatorio Allende (Córdoba).
lanacion.com
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Héctor tiene 67 años y, de no haber llegado al país una nueva tecnología para pacientes que necesitan un trasplante hepático urgente, no podría haber mantenido la esperanza de sobreponerse a una descompensación grave debido a una cirrosis causada por el virus de la hepatitis C.
En su caso, una sola sesión de tratamiento con un hígado artificial extracorpóreo, que reemplaza las funciones hepática y renal, fue suficiente para "limpiar" su sangre de las toxinas y otras sustancias dañinas que el hígado y el riñón ya no podían eliminar. Y esto le permitió el tiempo de espera hasta que recibió el trasplante del nuevo órgano en el Hospital Italiano.
"Podemos decir que Héctor hoy vive gracias a esta máquina, que elimina todas las toxinas nocivas para el propio hígado, el riñón, los pulmones, el corazón y el cerebro, que se acumulan en pacientes con falla hepática grave. Además, pudimos mejorar la calidad de su salud y esperar más tranquilos el órgano necesario para el trasplante", explicó ayer a LA NACION el doctor Adrián Gadano, jefe de la Sección Hepatología y Trasplante Hepático del Italiano.
Aunque comúnmente se lo conoce como hígado artificial, este nuevo sistema llamado Prometheus reemplaza transitoriamente el trabajo que habitualmente realizan el hígado y los riñones para mantener al organismo libre de sustancias desechables como los ácidos biliares (ayudan a eliminar el colesterol), la bilirrubina y otras toxinas.
Cuando Héctor llegó al hospital el 20 de agosto pasado, derivado del Hospital Churruca, la cirrosis le había reducido al 20% la función hepática y su estado general tenía mal pronóstico. "El paciente tenía muy poco tiempo de vida y estaba en lista de espera para el trasplante -recordó Gadano-. Pero estaba tan grave que, a la vez, no podía trasplantarse."
En el Italiano, la indicación de utilizar el sistema fue inmediata en la Unidad de Diálisis de Fresenius Medical Care, la empresa que creó Prometheus.
"El paciente no tiene que estar permanentemente conectado al equipo, sino que se utiliza en sesiones de que van de 4 a 6 horas por día para liberar la sangre de las sustancias tóxicas que son críticas en las personas con fallo hepático. La frecuencia del tratamiento depende siempre de la respuesta del paciente", precisó el doctor Guillermo Rosa Diez, subdirector médico de la unidad e integrante del Servicio de Nefrología del mismo centro de salud. El 3 del actual, Héctor pudo ser trasplantado y salir de terapia intensiva.
Finalmente, en buen estado de salud, ayer por la tarde recibió el alta médica. Como su esposa y sus hijas, no dejó nunca de agradecerles a los médicos, los técnicos y los enfermeros que lo atendieron en estos últimos 30 días.
Entre los métodos artificiales de soporte vital hepático, el hígado artificial que se utilizó por primera vez en el país es considerado el más eficiente. "El principio biofísico es distinto a los métodos anteriores", precisó Rosa Diez.
Es que Prometheus combina el sistema de diálisis convencional, que es el procedimiento mediante el cual se extraen de la sangre los desechos y el exceso de agua que el organismo no puede eliminar a través de los riñones, con un proceso de depuración directa de la principal proteína de la sangre: la albúmina, que es la que facilita el transporte de hormonas o de fármacos por el organismo, entre otras funciones.
"Este sistema realiza un fraccionamiento continuo de la albúmina en la sangre del paciente para depurarla en dos cartuchos de adsorción, donde quedan adheridas las toxinas", agregó Rosa Diez. Con la albúmina ya depurada, la sangre del paciente pasa al circuito de diálisis convencional, donde se depuran las toxinas hidrosolubles. Recién entonces, la sangre "limpia" vuelve al paciente a través de un catéter, que se puede colocar en la vena subclavia o femoral.
"Se utilizan las venas más gruesas para detoxificar la sangre porque la sangre sale y entra muchas veces por un catéter, mientras el paciente está inmovilizado", indicó Gadano.
Ambos especialistas coincidieron en que la mejor aplicación del hígado artificial es la insuficiencia hepática grave aguda, como la hepatitis fulminante, o aguda sobre crónica, como la descompensación causada por una enfermedad hepática grave, como la cirrosis (cicatrización del tejido del hígado que le impide funcionar normalmente).
"Cuando llegó, el paciente tenía la bilirrubina altísima: 38 mg/dl, cuando el valor normal es 1 mg/dl -puso como ejemplo Gadano-. En una sola sesión bajó a la mitad, según los análisis que le hicimos antes y después del tratamiento. Es un sistema altamente efectivo."
En el equipo que trató a Héctor participaron unos 15 especialistas de los servicios de Hepatología y Trasplante Hepático, Nefrología y Terapia Intensiva, entrenados en el uso de Prometheus.
Según el licenciado Pablo Tesouro, gerente de Desarrollo de Proyectos de Fresenius, al equipo del Italiano se sumarán en los próximos meses tres o cuatro sistemas por utilizar en centros especializados en el tratamiento de la enfermedad hepática grave y trasplante en el país, como son los hospitales Argerich y Garrahan, la Fundación Favaloro y el Sanatorio Allende (Córdoba).
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