Se juega como se vive”, dice una vieja teoría futbolera, y la máxima puede adaptarse a los conductores argentinos. Ansiosos, agresivos, riesgosos, desatentos, imprudentes son algunas de sus características principales, de acuerdo a una investigación del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), para concluir que también se maneja como se vive. Del estudio surgen además diferencias claras por género : los hombres son más riesgosos y agresivos, mientras que ellas se caracterizan por ansiosas y distraídas.
Se vio además que los hombres son más propensos a involucrarse en comportamientos de riesgo y a experimentar ira durante la conducción, mientras que las mujeres padecen más a menudo sentimientos de ansiedad y disgusto por la conducción y son más propensas a distraerse y a cometer errores debido a esas distracciones.
Según el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), las distracciones representan la segunda falla humana más común en los incidentes de tránsito. Pero también, como grupo, las mujeres son más prudentes y cordiales que los hombres. Eso también se observa en un estudio sobre 5.000 casos que hizo el CESVI tiempo atrás: las mujeres apenas participan en sólo el 3,2% de los siniestros graves en ruta contra el 96,8% de los hombres . En autopistas, el porcentaje es de 15% y 85%.
“El varón, por su naturaleza y por su característica cultural, necesita ‘empujar’, se pega más a los autos, sobre todo el joven. Eso lo condiciona a ser agresivo.
Manejar es hacer una negociación permanente con la propia agresividad.
La calle es un espacio de disputa de poder”, entiende Vilma Azcurra, instructora de manejo, que también tiene una lectura para la conducta femenina al volante: “La mujer suele ser más insegura que el hombre por la misma razón que biológicamente y culturalmente se le pone el rol de cuidar la integridad y la especie. A la hora de estar rodeada por el tránsito, se ve que se cuida más, necesita más espacio alrededor”. Azcurra no coincide con que la mujer es más distraída: “ La distracción la tienen tanto el hombre como la mujer.
Son características tempranas. Sí coincido con que es más cuidadosa. Cuando está aprendiendo, la mujer siente el acoso y todo es amenaza y duda más hasta que entiende el espacio”.
De acuerdo con estudios del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), que se centra en siniestralidad grave (cuando hay al menos una lesión de gravedad), de cada 10 incidentes en apenas uno participa la mujer. “La mujer es mucho más concentrada que el hombre para manejar en situaciones de riesgo. Tal vez sea más distraída en situaciones leves o tontas, como estacionar, pero difícilmente se involucra en situaciones de riesgo ”, explica Eduardo Bertotti, presidente de la entidad.
El estudio del Conicet y la UNMdP se dividió en dos partes, con una muestra de 908 conductores de un rango de edad entre 18 a 78 años. El 58% de la muestra estuvo constituida por varones. La mayoría de los participantes conducía regularmente (casi todos los días de la semana) y había logrado alcanzar un nivel educativo de enseñanza media. En cuanto a la edad, se observó que mientras más joven es un conductor, mayor es la posibilidad de que maneje de forma agresiva , y menor que lo haga de forma prudente y cordial. En líneas generales, estas características se replican en todo el mundo.
Otro aspecto evaluado fue la relación entre estilos de conducción y patrones de consumo de alcohol. Los resultados indicaron que las personas con un patrón de consumo excesivo episódico o elevado, obtuvieron puntajes más altos en los estilos de conducción riesgoso y agresivo mientras que los abstemios obtuvieron los puntajes más bajos en estos estilos. En el caso del estilo prudente y cordial se observó exactamente lo contrario.
¿Por qué es importante conocer la personalidad de los conductores argentinos? Primero, porque el factor humano es el principal en los incidentes de tránsito (claramente por sobre la infraestructura vial y el estado de los vehículos). Y segundo, porque para diseñar campañas de prevención y planes educativos hay que conocer con precisión a quiénes va dirigido ese mensaje , más que considerar a los conductores como un grupo homogéneo. “En términos generales puede decirse que los rasgos de personalidad influyen sobre los comportamientos de los conductores , los cuales influirán en la posibilidad de participar en incidentes viales. Que los rasgos de personalidad, el género y la edad de los conductores influyan sobre el estilo de conducción de los individuos debería tener consecuencias directas en términos aplicados, ya sea en la educación, en la prevención y en la acreditación de conductores”, explica Fernando Poó, doctor en psicología y responsable de la investigación.
El factor humano causa el 87% de los accidentes
Si se pudiera trazar el perfil del accidente “tipo”, en base a las estadísticas de los últimos seis años, una especie de “identikit” accidentológico vial, podría decirse que: a) Sería protagonizado por un automóvil.
b) Se habría desencadenado por una falla humana, posiblemente tras una invasión de carril.
c) Lo más probable sería que fuera una colisión frontal.
d) Habría ocurrido en una recta de una ruta nacional, probablemente dentro de las provincias de Buenos Aires o Santa Fe.
Estas conclusiones, que no dejan de ser una combinación de datos estadísticos, es lo que permiten leer las estadísticas de Reconstrucción de Accidentes que realizó el CESVI entre 2004 y 2010. De acuerdo con este relevamiento, en el 44,3% de los accidentes están involucrados automóviles, en el 28,7% algún camión, después siguen pick-ups (12,1%), motos (5%), utilitarios (4,1%), colectivos (2,4%). Aunque generalmente se dan varios factores en simultáneo, la principal causa de accidentes es el factor humano (87%): la falla del vehículo representa apenas el 2%.
Las fallas humanas más comunes son la invasión de carril (38%) y la distracción (18%). La velocidad inadecuada se da en el 11%. Casi la misma proporción tienen las “maniobras abruptas” (10%). Aunque se crea que influye mucho más, apenas cuatro de cada 100 accidentes son consecuencia del cansancio y el 1% es por influencia de drogas o alcohol.
La lista de las rutas más peligrosas, en cuanto al porcentaje de accidentes que ocurren en estas, está encabezada por la ruta nacional 9, donde se ocurre el 6,7% de los incidentes viales. Le siguen las rutas nacionales 3 (6,1%), 7 (5,3%) y 8 (5,1%).
La mayoría de los incidentes viales está protagonizada por hombres (67,3%). Las mujeres participan en el 32,7%. Como conductores, la brecha se amplía: el 81% son hombres contra el 19% de casos de mujeres.
Respecto de accidentes con lesiones graves (aquellas donde hay al menos alguien con una fractura) resulta previsible el dato de que el mayor damnificado es el conductor de motos: en el 37,7% de los casos sale lesionado gravemente.
En este punto, los jóvenes de entre 19 y 30 años están involucrados en el 35,9% de los accidentes graves. Las personas de entre 31 y 50, en el 30,9% de estas situaciones. Y los mayores de 50 años, en el 23,5%. Los más chicos, de entre 0 y 18, padecen el 9,6%.
Celulares y manos libres
Según un estudio del British Medical Journal, manejar y hablar por teléfono celular aumenta cuatro veces el riesgo de accidentes. La reacción del conductor al volante es un 50% más lenta cuando está hablando por teléfono. Y conducir con el dispositivo manos libres también constituye un riesgo, porque la distracción no se relaciona con el “tacto” del volante, sino con lo que sucede a nivel de la atención. Según el CESVI, las distracciones participan en el 63% de los siniestros graves entre vehículos.
CLARIN.COM
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