sábado, 19 de noviembre de 2011

Más hombres se animan a la tintura y los trasplantes capilares

“LA CABEZA ES EL DNI DE LA IMAGEN”. LO DICE VICTOR RUBENOFF, EN SU PELUQUERIA DE PALERMO. ALLI, ASEGURA, NINGUN HOMBRE TIENE VERGÜENZA A PEDIR.
Eran los secretos mejor guardados, aunque estuvieran a la vista de todos.
Como la infidelidad, el “gato” y la “carmela” se negaban hasta la tumba.
No era cosa de hombres y si se pasaba mucho tiempo en la peluquería era para cambiar hazañas con los muchachos. Pero los muchachos de hoy ya no hablan en el salón porque debajo del secador no se escucha nada y el metal de los claritos aprieta demasiado.
“Podríamos definir esta época, para los hombres argentinos, como la de mayor adhesión al uso de la peluquería”, dice Víctor Rubenoff, peluquero pero también un intelectual en el arte de cortar pelos. “ Los hombres ya no tienen prejuicio , no les da vergüenza encontrarse en la sala de espera y se lo recomiendan a sus amigos”, agrega Cristina Mitjans, dermatóloga y especialista en trasplantes capilares.
Sí, los hombres empiezan a padecer la misma adicción que las mujeres. Oscuritos, claritos y tintura completa. Lociones, masajes, trasplantes. Hay de todo, y en esta lucha contra el pelo, están también los que quieren erradicarlos para siempre: Cada vez más, los hombres se animan a la depilación definitiva . En Depi 4 ever, por ejemplo, ya son el 30 por ciento de sus 12.500 clientes mensuales y el número aumenta todos los meses. Lo más pedido: la barba – para tener menos cantidad – y el tórax, desde la espalda y el pecho hasta el cuello y el abdomen.
Pero también están los que se hacen cavado, tira de cola y los testículos .
“Menos pene, de todo – cuenta Yamila Camoiano, coordinadora técnica –. En general los que piden zonas íntimas son clientes gay pero hay hombres que lo hacen porque les molestan los pelos. Muchos vienen con las mujeres para que no los confundan. Una vez atendí a un chico que se hacía tira de cola y venía con la novia”.
Hacerse la barba y el cuello cuesta 210 pesos la sesión, pero el torso completo llega a los 610.
El colmo ocurre en los consultorios de Mitjans: muchos de los que se hacen trasplantes piden también depilación definitiva.
En la Argentina, los microtrasplantes capilares son la cirugía estética más elegida por los hombres . Cuestan entre 10 y 12 mil pesos y representan el 60 por ciento de las intervenciones, de acuerdo a los datos de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (Sacper). En el mundo, en el año 2008 se realizaron 811.363, trasplantes, 26% más que en 2006. Aunque aquí no hay estadísticas, los especialistas coinciden en que esta tendencia se repite.
“Los pacientes se encuentran en su mayoría entre los 40 y 65 años y lo que buscan es incrementar la autoestima mejorando la imagen corporal”, explica Francisco Famá, representante de la Sacper.
El cirujano Oscar Marinacci, agrega: “Se denominan microtrasplantes porque la palabra implante corresponde a “material sintético”, sería al “pelo sintético” y esto se trata de un autoinjerto. Nosotros comenzamos a hacerlos a principios de los 90, y en el mundo desde los 80. Yo creo que el hombre cuando se opera busca rejuvenecer su imagen, ya que el cabello es un importante ‘socio’ de la juventud”.
Mitjans coincide: “Los hombres añoran mucho el pelo que tenían, son muy pocos los que asumen su calvicie , pero además muchos se sienten exigidos en sus trabajos. Hay veces que empiezan a venir todos de la misma empresa”.
La cabeza es el DNI de la imagen ”, asegura Rubenoff. ¿Qué ocurrió para que hombres y mujeres puedan compartir las penurias del baño de crema y el drama de mantener a raya los claritos? Rubenoff está convencido de que los hombres aprendieron a separar lo útil de lo bello y que en este “cambio de paradigma, la belleza masculina y su cuidado van tomando estatuto de ley que vela por el derecho que tienen los hombres a la belleza , los mimos, el hedonismo y a una imagen juvenil”. Un ideal que insume tiempo, sufrimiento y dinero y al que las mujeres vienen sometiéndose desde hace siglos.

De la navaja tradicional al corte cool

“Cultura en pelos”, aclara en su nombre la peluquería de Víctor Rubenoff en Palermo. Para él, el pelo es algo más que eso de allá arriba en la cabeza.
“El corte es un discurso que puede ser decodificado por otros que son capaces de entender ese guiño”, dice, y ofrece todo para ese ideal. Los hombres pueden reforzar mechas y mostrar look de adolescente eterno o elegir color para borrar canas. En su salón hay luces, música y movimiento. “Los hombres ya no quieren peluquerías tradicionales sino las que expresan con mayor fuerza las tendencias de la temporada”, asegura.
No lo separan tantas cuadras del local de Rodolfo Forti, pero sí un abismo ideológico si es que los pelos tienen ideología. Peluquería Alvear lleva cuatro generaciones de peluqueros y es una de las pocas donde siguen afeitando con navaja. Allí, los Forti se enorgullecen de ser una peluquería tradicional.
Forti dice que hace lo que el cliente le pida pero jamás hará tintura. “Al hombre no le queda bien el color, parecen un arco iris y yo se los digo, ‘te queda horrible’, no puedo ser fayuto”, cuenta.
En Peluquería Alvear, los cortes se siguen haciendo en seco y la barba se corta con brocha, agua caliente y navaja. Para terminar, loción, crema y talco. Y aunque ya son pocos los que lo piden, también se puede optar por el corte a la navaja.
Otra de las exquisiteces que ofrece son los fomentos, una vieja técnica para mejorar la apariencia del cutis que consiste en dos aplicaciones de toallas calientes, intercaladas con crema y para terminar otra toalla con agua que de tan helada parece escarchada. Se termina con loción, crema y talco.
En las viejas épocas, los clientes llegaban para hacerse fomentos hasta tres veces por semana. Forti reconoce que ha perdido clientes en manos de los “estilistas” pero su mayor orgullo son los clientes que regresan rogando que “les arregle el desastre que les hicieron”.
clarin.com

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