Lou Gehrig, el atleta estadounidense que dio nombre común a la enfermedad neurodegenerativa de la cual supuestamente murió en 1941 (cuyo nombre médico es esclerosis lateral amiotrófica), pudo tener en realidad otra enfermedad de síntomas similares. La causa serían los numerosos golpes que sufrió en la cabeza a lo largo de su carrera en el fútbol americano primero y el béisbol después, cuando no se usaba el casco, indica un nuevo estudio patológico estadounidense. Gehrig sufrió varias contusiones cerebrales que le hicieron perder el conocimiento en algunas ocasiones, y se hizo famoso por no interrumpir su calendario previsto a pesar de ello, lo que le llevó a intervenir en 2.130 partidos consecutivos a lo largo de 14 años.
Los investigadores no han estudiado directamente el caso de Gehrig, que fue cremado, sino materia cerebral de 12 atletas profesionales de fútbol americano, boxeo y hockey. Todos ellos presentaban síntomas de una enfermedad definida recientemente y llamada encefalopatía traumática crónica, que lleva a la demencia muchos años después de sufrir repetidos golpes. Además, tres de los atletas fueron diagnosticados de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y fallecieron con los mismos síntomas que tuvo Gehrig de parálisis muscular.
La sorpresa para los investigadores es que en el cerebro de los atletas fallecidos estudiados se han encontrado depósitos de dos proteínas que son totalmente distintos de los hallados en los casos esporádicos de ELA (uno de estos casos dianosticado es el famoso físico británico Stephen Hawking, que ha sobrevivido hasta los 68 años y otro el historiador Tony Judt, recientemente fallecido). En los tres atletas con enfermedad motora adicional, estos depósitos se prolongaban por la médula espinal, lo que explicaría los síntomas motores.
"Hele aquí, poniéndole cara a su enfermedad, y pudo tener una diferente como resultado de actividad atlética", dice sobre Gehrig la patóloga Ann C. McKee , que ha dirigido el estudio, en declaraciones a The New York Times.
Hace tiempo que se ha señalado la relación entre el trauma en la cabeza y la ELA y otras enfermedades del sistema nervioso central, como el alzhéimer y el párkinson, porque se han observado en los atletas y los militares muchos más casos de éstas que los estadísticamente probables. Sin embargo, los expertos creen que los golpes en la cabeza no son la única causa de los trastornos, sino que actúan como catalizadores cuando existe una susceptibilidad genética previa, desencadenando una cascada neurodegenerativa.
Cada vez está más claro que las enfermedades neurodegenerativas se resisten a que se las clasifique en cajas aisladas, explican los investigadores en la revista Journal of Neuropathology & Experimental Neurology , de la Asociación Americana de Neuropatólogos, en la que publican los resultados de su estudio.
Las enfermedades que se caracterizan por depósitos anormales de la proteína TDP-43 (una de las analizadas), "que antes se consideraban subtipos clínicos y patológicos distintos, se consideran ahora como representantes de diferentes puntos en un espectro continuo de una degeneración multisistémica", afirman en la revista los científicos. Su conclusión es que son necesarias más autopsias en los casos de enfermedades neurodegenerativas, como forma de afinar el diagnóstico y ofrecer mejores tratamientos en el futuro.
La mayor parte de los supuestamente afectados por ELA no son atletas profesionales, pero el estudio también es importante para los militares. "Cualquiera que sufra heridas o golpes en la cabeza, repetidos y aparentemente leves, puede aumentar su riesgo de tener una enfermedad cerebral más tarde", señala Raymond Sobel, director de la revista.
Los investigadores no han estudiado directamente el caso de Gehrig, que fue cremado, sino materia cerebral de 12 atletas profesionales de fútbol americano, boxeo y hockey. Todos ellos presentaban síntomas de una enfermedad definida recientemente y llamada encefalopatía traumática crónica, que lleva a la demencia muchos años después de sufrir repetidos golpes. Además, tres de los atletas fueron diagnosticados de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y fallecieron con los mismos síntomas que tuvo Gehrig de parálisis muscular.
La sorpresa para los investigadores es que en el cerebro de los atletas fallecidos estudiados se han encontrado depósitos de dos proteínas que son totalmente distintos de los hallados en los casos esporádicos de ELA (uno de estos casos dianosticado es el famoso físico británico Stephen Hawking, que ha sobrevivido hasta los 68 años y otro el historiador Tony Judt, recientemente fallecido). En los tres atletas con enfermedad motora adicional, estos depósitos se prolongaban por la médula espinal, lo que explicaría los síntomas motores.
"Hele aquí, poniéndole cara a su enfermedad, y pudo tener una diferente como resultado de actividad atlética", dice sobre Gehrig la patóloga Ann C. McKee , que ha dirigido el estudio, en declaraciones a The New York Times.
Hace tiempo que se ha señalado la relación entre el trauma en la cabeza y la ELA y otras enfermedades del sistema nervioso central, como el alzhéimer y el párkinson, porque se han observado en los atletas y los militares muchos más casos de éstas que los estadísticamente probables. Sin embargo, los expertos creen que los golpes en la cabeza no son la única causa de los trastornos, sino que actúan como catalizadores cuando existe una susceptibilidad genética previa, desencadenando una cascada neurodegenerativa.
Cada vez está más claro que las enfermedades neurodegenerativas se resisten a que se las clasifique en cajas aisladas, explican los investigadores en la revista Journal of Neuropathology & Experimental Neurology , de la Asociación Americana de Neuropatólogos, en la que publican los resultados de su estudio.
Las enfermedades que se caracterizan por depósitos anormales de la proteína TDP-43 (una de las analizadas), "que antes se consideraban subtipos clínicos y patológicos distintos, se consideran ahora como representantes de diferentes puntos en un espectro continuo de una degeneración multisistémica", afirman en la revista los científicos. Su conclusión es que son necesarias más autopsias en los casos de enfermedades neurodegenerativas, como forma de afinar el diagnóstico y ofrecer mejores tratamientos en el futuro.
La mayor parte de los supuestamente afectados por ELA no son atletas profesionales, pero el estudio también es importante para los militares. "Cualquiera que sufra heridas o golpes en la cabeza, repetidos y aparentemente leves, puede aumentar su riesgo de tener una enfermedad cerebral más tarde", señala Raymond Sobel, director de la revista.
elpais.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario