El cáncer de mama es el más frecuente en la mujer. La mamografía posee un valor indiscutible como método de diagnóstico para el cáncer de mama, contribuyendo a la detección de lesiones subclínicas.
Las microcalcificaciones mamarias son comúnmente un hallazgo mamográfico en mujeres asintomáticas. Constituyen las lesiones no palpables de la mama más frecuentes.
Son depósitos de calcio en el espesor de la glándula mamaria que se aprecian en la mamografía como pequeños puntitos blanquecinos. Clásicamente se define como microcalcificación a toda aquella que mide en su diámetro máximo hasta un milímetro.
Las microcalcificaciones pueden ser benignas o sospechosas de malignidad según su tamaño, aspecto y distribución. Es importante saber si son de aparición reciente, observando y comparando con las anteriores mamografías de la paciente.
En la gran mayoría de los casos son la representación radiológica de procesos benignos inherentes a los distintos estadíos evolutivos por los que transcurre la glándula mamaria a lo largo de la vida.
Así podemos encontrar calcificaciones de secreción láctea, depósitos de calcio en procesos de ectasia ductal, calcificaciones vasculares, cutáneas, fibroadenomas antiguos calcificados, etc. Otras veces, pueden constituir un cáncer en su fase temprana.
Morfológicamente, las calcificaciones pueden adoptar diferentes formas y tamaños según su ubicación y fisiopatología: es así como pueden ubicarse aisladamente en la mama o agrupadas (y a su vez estos grupos contener desde dos hasta cientos de ellas).
Las benignas no requieren más pruebas diagnósticas complementarias; las probablemente benignas precisan de un seguimiento mamográfico a los 4 – 6 meses; y, las sugestivas de malignidad, hacen necesaria la biopsia.
En la mamografía se deben analizar las siguientes características:
1) Tamaño: Las superiores a 2 mms. se denominan macrocalcificaciones y suelen ser benignas. Por debajo de 1 mm. se denominan microcalcificaciones y, cuanto más pequeñas y agrupadas, más sospechosas son de malignidad
2) Morfología: Las calcificaciones malignas suelen ser heterogéneas en forma y tamaño, puntiagudas, anguladas, irregulares, en "coma", ramificadas y con forma de punto y raya. Las benignas suelen ser homogéneas, redondas y en ocasiones anulares y de centro claro.
3) Número: Se considera que cuando hay cinco o más calcificaciones menores de 1 mm. en un área de 1x1 cm. de mamografía, existe sospecha de malignidad. Cuanto mayor es el número de calcificaciones en esa área, son más sospechosas de malignidad
4) Distribución: Las calcificaciones distribuidas de forma segmentaria, no al azar, son sospechosas e indicativas de biopsia.
5) Variación en el tiempo de las calcificaciones: Las calcificaciones malignas varían con el tiempo, en cuanto a sus características morfológicas y a su tootalidad. La estabilidad de las calcificaciones durante dos años, se consideran como benignas.
El Colegio Americano de Radiología , en 1993 publicó el Breast Imagin Reporting and Data Sistem (BI - RADS), que es usado en gran parte del mundo, y divide a las calcificaciones según su morfología y distribución, asignándoles así categoría de riesgo y probable etiología. Las categorías van del 0 al 6. Cada categoría tiene implicancias clínicas y terapéuticas.
Cuando la mamografía evidencia microcalcificaciones con sospecha de malignidad, para confirmar el diagnóstico es necesario el estudio histopatológico. Este se puede realizar a través de la Punción Histológica percutánea (Core Biopsia ó Mammotome), o bien a través de la Biopsia Radioquirúrgica, que se realiza en quirófano. Será el médico especialista el que defina el método a utilizar.
En el cáncer de mama el pronóstico está estrechamente ligado al momento de la detección, sabiendo que el diagnóstico temprano evita y disminuye en gran medida los procedimientos quirúrgicos radicales, atenúa la repercusión psíquica y sociofamiliar desencadenados de la propia patología. Por lo tanto, la mejor recomendación es la consulta periódica con el especialista.
Dr. Miguel Bensadon, médico ginecólogo, especialista en patología mamaria
entremujeres.com
Las microcalcificaciones mamarias son comúnmente un hallazgo mamográfico en mujeres asintomáticas. Constituyen las lesiones no palpables de la mama más frecuentes.
Son depósitos de calcio en el espesor de la glándula mamaria que se aprecian en la mamografía como pequeños puntitos blanquecinos. Clásicamente se define como microcalcificación a toda aquella que mide en su diámetro máximo hasta un milímetro.
Las microcalcificaciones pueden ser benignas o sospechosas de malignidad según su tamaño, aspecto y distribución. Es importante saber si son de aparición reciente, observando y comparando con las anteriores mamografías de la paciente.
En la gran mayoría de los casos son la representación radiológica de procesos benignos inherentes a los distintos estadíos evolutivos por los que transcurre la glándula mamaria a lo largo de la vida.
Así podemos encontrar calcificaciones de secreción láctea, depósitos de calcio en procesos de ectasia ductal, calcificaciones vasculares, cutáneas, fibroadenomas antiguos calcificados, etc. Otras veces, pueden constituir un cáncer en su fase temprana.
Morfológicamente, las calcificaciones pueden adoptar diferentes formas y tamaños según su ubicación y fisiopatología: es así como pueden ubicarse aisladamente en la mama o agrupadas (y a su vez estos grupos contener desde dos hasta cientos de ellas).
Las benignas no requieren más pruebas diagnósticas complementarias; las probablemente benignas precisan de un seguimiento mamográfico a los 4 – 6 meses; y, las sugestivas de malignidad, hacen necesaria la biopsia.
En la mamografía se deben analizar las siguientes características:
1) Tamaño: Las superiores a 2 mms. se denominan macrocalcificaciones y suelen ser benignas. Por debajo de 1 mm. se denominan microcalcificaciones y, cuanto más pequeñas y agrupadas, más sospechosas son de malignidad
2) Morfología: Las calcificaciones malignas suelen ser heterogéneas en forma y tamaño, puntiagudas, anguladas, irregulares, en "coma", ramificadas y con forma de punto y raya. Las benignas suelen ser homogéneas, redondas y en ocasiones anulares y de centro claro.
3) Número: Se considera que cuando hay cinco o más calcificaciones menores de 1 mm. en un área de 1x1 cm. de mamografía, existe sospecha de malignidad. Cuanto mayor es el número de calcificaciones en esa área, son más sospechosas de malignidad
4) Distribución: Las calcificaciones distribuidas de forma segmentaria, no al azar, son sospechosas e indicativas de biopsia.
5) Variación en el tiempo de las calcificaciones: Las calcificaciones malignas varían con el tiempo, en cuanto a sus características morfológicas y a su tootalidad. La estabilidad de las calcificaciones durante dos años, se consideran como benignas.
El Colegio Americano de Radiología , en 1993 publicó el Breast Imagin Reporting and Data Sistem (BI - RADS), que es usado en gran parte del mundo, y divide a las calcificaciones según su morfología y distribución, asignándoles así categoría de riesgo y probable etiología. Las categorías van del 0 al 6. Cada categoría tiene implicancias clínicas y terapéuticas.
Cuando la mamografía evidencia microcalcificaciones con sospecha de malignidad, para confirmar el diagnóstico es necesario el estudio histopatológico. Este se puede realizar a través de la Punción Histológica percutánea (Core Biopsia ó Mammotome), o bien a través de la Biopsia Radioquirúrgica, que se realiza en quirófano. Será el médico especialista el que defina el método a utilizar.
En el cáncer de mama el pronóstico está estrechamente ligado al momento de la detección, sabiendo que el diagnóstico temprano evita y disminuye en gran medida los procedimientos quirúrgicos radicales, atenúa la repercusión psíquica y sociofamiliar desencadenados de la propia patología. Por lo tanto, la mejor recomendación es la consulta periódica con el especialista.
Dr. Miguel Bensadon, médico ginecólogo, especialista en patología mamaria
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