La “cefalea relacionada con la actividad sexual” es un mal que afecta a un 1% de las personas en algún momento de su vida. De él, un 75% son hombres jóvenes. La importancia del tratamiento
En algunas ocasiones, al iniciar las acciones conducentes a mantener una relación sexual o, peor aún, en el momento justo del orgasmo aparece una inoportuna y severa cefalea que sorprende y atemoriza a la persona que la padece. Se denomina “cefalea relacionada con la actividad sexual”.
Ésta no es una dolencia muy frecuente. Según varias encuestas internacionales, aparece sólo en un 1% de las personas en algún período de sus vidas; predomina en hombres jóvenes pero también puede fastidiar, en menor porcentaje, a adolescentes o a mujeres. Y no sólo aparece al mantener sexo con una pareja, también puede sorprender al que se masturba en soledad.
Esta cefalea dio lugar a muchas elucubraciones sobre posibles causas psicológicas, que recorrieron todas las teorías que van desde el pecado hasta el sentido subconsciente de culpa. Sin embargo, es un tema médico a ser analizado con seriedad, pues aunque en general es benigno, podría estar anunciando una alteración severa ya que un 5% de las personas son portadoras de una malformación vascular en su cerebro (como, por ejemplo, aneurisma), lo que constituye una amenaza. De hecho, algunos investigadores afirman que un 11% de las hemorragias cerebrales se producen durante el orgasmo.
Las cefaleas relacionadas con la actividad sexual también pueden aparecer durante el “jugueteo” preliminar. Entonces se denominan “cefaleas preorgásmicas” y no son tan ominosas. Pero otras veces se manifiestan durante el orgasmo como “un rayo”: son bruscas, severas, provocan mucho temor, pueden alterar la consciencia, duran minutos o continúan por horas y pueden repetirse en las relaciones sexuales de los siguientes días.
Estas “cefaleas orgásmicas” son más frecuentes en hombres de 25 a 45 años y siempre deben ser estudiadas con imágenes (resonancia nuclear magnética de encéfalo con programa de angioresonancia de vasos encefálicos y del cuello) para descartar algún compromiso circulatorio cerebral, no sólo la ruptura de aneurismas sino también el estrechamiento de vasos cerebrales, que puede durar horas o días y ser reversible.
En los últimos años apareció otra causa provocadora de estas cefaleas: el sildenafil, una sustancia vasoactiva consumida para solucionar la disfunción eréctil que puede provocar severa cefalea, especialmente si se tiene antecedentes de migrañas.
La cefalea durante la actividad sexual es benigna en la gran mayoría de los casos, usualmente de corta duración y no precisa medicación, pero esto es muy variable y hay un 15% de los pacientes en quienes el dolor dura entre 4 a 24 horas y debe ser medicado. Además, está muy relacionada con contracturas musculares y estrés, que pueden acentuarse ante la inminencia de una relación sexual, donde no siempre los actores participan con tranquilidad y ánimo distendido. Quizás por eso predomina en hombres jóvenes que emprenden esta tarea con cierto espíritu de competencia y, a su vez, con algún temor a no tener un excelente desempeño para sus pautas muchas veces demasiado exigentes. El hecho de que de cada 4 casos 3 son hombres jóvenes orienta hacia esta teoría que apunta a una reacción vascular o muscular exagerada.
En lo que respecta al tratamiento, en primer lugar hay que transmitir seguridad al afectado, aconsejar que emprenda esta actividad en circunstancias propicias y en un ambiente de tranquilidad y búsqueda de placer.
Desde el punto de vista farmacológico, parecería que la indometacina es el tratamiento más efectivo tanto en la crisis como en la prevención, como así también los triptanes.
infobae.com
En algunas ocasiones, al iniciar las acciones conducentes a mantener una relación sexual o, peor aún, en el momento justo del orgasmo aparece una inoportuna y severa cefalea que sorprende y atemoriza a la persona que la padece. Se denomina “cefalea relacionada con la actividad sexual”.
Ésta no es una dolencia muy frecuente. Según varias encuestas internacionales, aparece sólo en un 1% de las personas en algún período de sus vidas; predomina en hombres jóvenes pero también puede fastidiar, en menor porcentaje, a adolescentes o a mujeres. Y no sólo aparece al mantener sexo con una pareja, también puede sorprender al que se masturba en soledad.
Esta cefalea dio lugar a muchas elucubraciones sobre posibles causas psicológicas, que recorrieron todas las teorías que van desde el pecado hasta el sentido subconsciente de culpa. Sin embargo, es un tema médico a ser analizado con seriedad, pues aunque en general es benigno, podría estar anunciando una alteración severa ya que un 5% de las personas son portadoras de una malformación vascular en su cerebro (como, por ejemplo, aneurisma), lo que constituye una amenaza. De hecho, algunos investigadores afirman que un 11% de las hemorragias cerebrales se producen durante el orgasmo.
Las cefaleas relacionadas con la actividad sexual también pueden aparecer durante el “jugueteo” preliminar. Entonces se denominan “cefaleas preorgásmicas” y no son tan ominosas. Pero otras veces se manifiestan durante el orgasmo como “un rayo”: son bruscas, severas, provocan mucho temor, pueden alterar la consciencia, duran minutos o continúan por horas y pueden repetirse en las relaciones sexuales de los siguientes días.
Estas “cefaleas orgásmicas” son más frecuentes en hombres de 25 a 45 años y siempre deben ser estudiadas con imágenes (resonancia nuclear magnética de encéfalo con programa de angioresonancia de vasos encefálicos y del cuello) para descartar algún compromiso circulatorio cerebral, no sólo la ruptura de aneurismas sino también el estrechamiento de vasos cerebrales, que puede durar horas o días y ser reversible.
En los últimos años apareció otra causa provocadora de estas cefaleas: el sildenafil, una sustancia vasoactiva consumida para solucionar la disfunción eréctil que puede provocar severa cefalea, especialmente si se tiene antecedentes de migrañas.
La cefalea durante la actividad sexual es benigna en la gran mayoría de los casos, usualmente de corta duración y no precisa medicación, pero esto es muy variable y hay un 15% de los pacientes en quienes el dolor dura entre 4 a 24 horas y debe ser medicado. Además, está muy relacionada con contracturas musculares y estrés, que pueden acentuarse ante la inminencia de una relación sexual, donde no siempre los actores participan con tranquilidad y ánimo distendido. Quizás por eso predomina en hombres jóvenes que emprenden esta tarea con cierto espíritu de competencia y, a su vez, con algún temor a no tener un excelente desempeño para sus pautas muchas veces demasiado exigentes. El hecho de que de cada 4 casos 3 son hombres jóvenes orienta hacia esta teoría que apunta a una reacción vascular o muscular exagerada.
En lo que respecta al tratamiento, en primer lugar hay que transmitir seguridad al afectado, aconsejar que emprenda esta actividad en circunstancias propicias y en un ambiente de tranquilidad y búsqueda de placer.
Desde el punto de vista farmacológico, parecería que la indometacina es el tratamiento más efectivo tanto en la crisis como en la prevención, como así también los triptanes.
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