El radio de la Luna se a reducido en unos 100 metros. Esta información, proporcionada por la NASA, ha surgido del análisis detallado de las fotografías tomadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) en las últimas semanas. El fenómeno tiene como origen el enfriamiento normal del satélite y los datos han sido publicados por un equipo internacional de astrónomos en la prestigiosa revista "Science". A pesar de que es lógico esperar que cualquier Luna o planeta que ha superado largamente su etapa de formación se esté enfriando, en el caso de nuestro satélite y dada su antigüedad, el consenso general era que se trataba de un montón de escombros geológicamente muertos.
La reducción del radio lunar podría seguir ocurriendo en la actualidad.
Los astrónomos, que pasaron semanas analizando miles de nuevas fotografías de muy alta resolución de la superficie lunar enviadas por el LRO, descubrieron pistas que claramente podían ser interpretados como rastros de un proceso de reducción a escala global. Carolyn van der Bogert, de la Universidad de Münster, explica que “la Tierra tiene muchas placas tectónicas que se chocan, que se forman de nuevo y que son destruidas. Debido a ello es imposible estudiar si su diámetro se reduce. En el caso de la Luna, solo exista una placa, lo que nos permite determinar sus cambios de tamaño.” Lo interesante de la cuestión planteada por estas imágenes es que el proceso de reducción parece no haber finalizado. Tom Watters, científico del Centro de Estudios Terrestres y Planetarios del Museo Nacional de Astronáutica y del Espacio del Instituto Smithsonian es uno de los convencidos de que la reducción del radio lunar podría seguir ocurriendo en la actualidad. “En general se cree que la Luna está -desde el punto de vista geológico- muerta, y de que todos los eventos importantes le ocurrieron hace miles de millones de años. Los más excitante de los recientes descubrimientos es que muestran que esto no es así", explicó.
Las fotos han revelado 14 pequeñas colinas (escarpes), desconocidos hasta ahora. Estas formaciones tienen un origen -en términos geológicos- muy reciente, con una edad inferior a los mil millones de años. Para los especialistas este hallazgo demuestra que el proceso de enfriamiento de la Luna continúa en la actualidad. Además, estos escarpes lobulares son de un tipo al que los científicos denominan “fallas de empuje”, pequeñas elevaciones con ángulo de inclinación reducido. Esto indicaría que las fallas se distribuyen de forma global y no sólo en la zona ecuatorial del satélite. Por supuesto, esta reducción de tamaño en nada afecta nuestra percepción de la Luna, y será indetectable aún para los telescopios más avanzados. Los científicos que elaboraron el informe compararán también las fotografías que se tomaron hace 40 años, durante las misiones Apolo, con las del LRO buscando cambios apreciables en la superficie. De encontrarlas, estas modificaciones constituirían una prueba indiscutible de que actualmente hay actividad tectónica en la Luna y que el satélite es mucho más dinámico de lo que creíamos. Las fotografías analizadas se tomaron durante el verano boreal. La misión es a misma que hace unos meses hizo chocar un cohete contra la superficie de la Luna, y constituye una de las más avanzadas de la NASA.
La reducción del radio lunar podría seguir ocurriendo en la actualidad.
Los astrónomos, que pasaron semanas analizando miles de nuevas fotografías de muy alta resolución de la superficie lunar enviadas por el LRO, descubrieron pistas que claramente podían ser interpretados como rastros de un proceso de reducción a escala global. Carolyn van der Bogert, de la Universidad de Münster, explica que “la Tierra tiene muchas placas tectónicas que se chocan, que se forman de nuevo y que son destruidas. Debido a ello es imposible estudiar si su diámetro se reduce. En el caso de la Luna, solo exista una placa, lo que nos permite determinar sus cambios de tamaño.” Lo interesante de la cuestión planteada por estas imágenes es que el proceso de reducción parece no haber finalizado. Tom Watters, científico del Centro de Estudios Terrestres y Planetarios del Museo Nacional de Astronáutica y del Espacio del Instituto Smithsonian es uno de los convencidos de que la reducción del radio lunar podría seguir ocurriendo en la actualidad. “En general se cree que la Luna está -desde el punto de vista geológico- muerta, y de que todos los eventos importantes le ocurrieron hace miles de millones de años. Los más excitante de los recientes descubrimientos es que muestran que esto no es así", explicó.
Las fotos han revelado 14 pequeñas colinas (escarpes), desconocidos hasta ahora. Estas formaciones tienen un origen -en términos geológicos- muy reciente, con una edad inferior a los mil millones de años. Para los especialistas este hallazgo demuestra que el proceso de enfriamiento de la Luna continúa en la actualidad. Además, estos escarpes lobulares son de un tipo al que los científicos denominan “fallas de empuje”, pequeñas elevaciones con ángulo de inclinación reducido. Esto indicaría que las fallas se distribuyen de forma global y no sólo en la zona ecuatorial del satélite. Por supuesto, esta reducción de tamaño en nada afecta nuestra percepción de la Luna, y será indetectable aún para los telescopios más avanzados. Los científicos que elaboraron el informe compararán también las fotografías que se tomaron hace 40 años, durante las misiones Apolo, con las del LRO buscando cambios apreciables en la superficie. De encontrarlas, estas modificaciones constituirían una prueba indiscutible de que actualmente hay actividad tectónica en la Luna y que el satélite es mucho más dinámico de lo que creíamos. Las fotografías analizadas se tomaron durante el verano boreal. La misión es a misma que hace unos meses hizo chocar un cohete contra la superficie de la Luna, y constituye una de las más avanzadas de la NASA.
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