Carlos Vergara
COPIAPO, Chile.- Cumplido un mes del accidente que los dejó atrapados a 700 metros de profundidad, en el fondo de la mina San José, la vida en el campamento "Los 33", como los mismos mineros lo bautizaron, es por estos días de un fragor inusitado. Separados en tres grupos de 11, llamados Refugio, Rampa y 105 -en referencia al lugar y al nivel en que se encuentran-, los trabajadores tienen estructurados sus días de principio a fin.
Los liderazgos son claros. El jefe de turno, Luis Urzúa, sigue siendo la máxima autoridad. Yonny Barrios, que tiene conocimientos de enfermería y ha continuado su capacitación en conversaciones con la superficie, es el oficial médico. Y José Ojeda es el que lleva la voz de esperanza y fe religiosa en las profundidades. Los tres grupos, en tanto, son comandados por Omar Reygadas, Carlos Barrios y Raúl Bustos; el primero es un experimentado minero de 56 años; el segundo, un joven empalizador (27), y el último, un mecánico hidráulico (40) que llegó al norte arrancando del tsunami de fines de febrero en Talcahuano.
En un día común, según cuenta el ministro de Salud, Jaime Mañalich, los mineros se levantan antes de las 8 y empiezan inmediatamente sus actividades. "Tienen mucho que hacer: armar camas, recibir las «palomas» -74 diarias-, tratar el agua con cloro, mover maquinaria, limpiar los desechos, acumular basura y dibujar planos, entre otras cosas", explicó el funcionario.
Mientras un grupo de avanzada va a la zona de duchas -instalada a unos 200 metros-, otros comienzan las faenas de remoción de escombros y de estudio geológico para determinar el comportamiento de la galería en la cual se encuentran ante los trabajos que se llevan a cabo 700 metros más arriba. La galería en cuestión tiene un largo de 3 kilómetros y suelen desplazarse en camionetas o montacargas.
La escritura ha sido el escape de unos pocos. Víctor Segovia lleva una bitácora del encierro -manuscritos que las casas editoriales ya han comenzado a sondear con ambición- y Víctor Zamora sorprendió al mundo y a los suyos con un poema de su autoría el último viernes.
"No puedo más, lo único que pensé en ese momento decirles a mi esposa e hijos que lo lamento. Ellos con ansias esperándome, en esa puerta llegar, aquí adentro me puse a llorar. Pasaron unos días sin saber de nada, sale un sondaje en la madrugada. Ya lo otro ustedes lo saben amigos míos, la voz de chilenos habíamos oído. PD: estamos en sus manos, Chile", escribió.
Videoconferencias
Las cartas a los familiares han sido dejadas de lado desde ayer con el nuevo ciclo de videoconferencias instaurado el sábado, para el cual se abrió un espacio de dos horas para que los mineros conversen con quien ellos decidan. Hay casos complejos, claro está, como el de Yonny Barrios, a quien en la superficie lo esperan dos mujeres.
Otra tarea demandante ha sido la confección de mapas, la cual ha permitido un trabajo de rescate más preciso desde la superficie. Crucial en esta función ha sido José Ojeda, autor del plano que estableció los tres grupos y la ubicación del nuevo campamento, al que comenzaron a mudarse esta semana. Este, mucho más seco que su anterior emplazamiento, está a más de 200 metros de distancia y a 30 metros más de profundidad.
Las distracciones del casino y el viejo dominó confeccionado con papel -visibles en el primer video- hoy han sido desplazadas por los entretenimientos tecnológicos. Lo que no han abandonado es el juego de "cacho" y dados -con vasos personalizados con sus nombres- que les fue enviado desde la superficie. Otros, los más jóvenes, se empeñan en superar sus propios récords en las consolas portátiles de PlayStation. Los mayores no renuncian a la lectura. Para ello se les han enviado lentes ópticos y libros como Tus zonas erróneas , de Wayne W. Dyer, y Cómo superar la timidez .
Las autoridades también han decidido impartirles clases de oratoria y técnicas para afrontar las numerosas entrevistas que los esperan a su salida. Además, han recibido entrenamiento de enfermería y medicina de combate. Con dos grupos marcados -uno católico y otro evangélico-, suelen rezar en horarios determinados frente a un altar erigido en las profundidades.
La música ha sido un aliciente. Escuchan reggaetón, Elvis Presley (discografía completa que un canal de TV grabó para el electromecánico Edison Peña, fanático de El Rey), cumbias y música chilena. En los últimos registros audiovisuales incluso ha podido escucharse música del dominicano Juan Luis Guerra, a través de los parlantes portátiles Divoom.
Las referencias al fútbol tampoco son menores: en lugares destacados de la mina se muestran tres camisetas obsequiadas, coincidentemente, por argentinos: la de la selección de Chile -donada por Marcelo Bielsa-, la de Universidad Católica -enviada por el ex arquero José María Buljubasich- y la de la Universidad de Chile, ofrendada por el delantero mendocino Diego Rivarola.
Los microproyectores, cuya imagen se asemeja a una pantalla de 50 pulgadas, han sido uno de los regalos más aplaudidos en el fondo de la mina. Han podido ver películas y también acceder a uno de sus principales hobbies, el fútbol. La mayoría de los mineros son hinchas de Cobresal, el equipo de la zona. De hecho, el ex futbolista Franklin Lobos -uno de los 33 mineros atrapados- cumplió sus mejores campañas en ese club.
El sábado pasado se les hizo llegar una tarjeta de memoria con la grabación del partido entre Cobresal y la Universidad Católica. Esta fue introducida en uno de los microproyectores portátiles que tienen, lo que les permitió ampliar la imagen sobre un muro con una perspectiva similar a la de una pantalla de 50 pulgadas. Todo fue feliz: Cobresal ganó ese día 3 a 1.
La introducción de un cable de fibra óptica les permitirá ver televisión en vivo y uno de los eventos más esperados: el partido amistoso de la selección contra Ucrania, en Kiev, mañana.
Si bien las depresiones han sido contenidas, de acuerdo con las autoridades han comenzado a asomar conflictos internos. Para ello se han intensificado las entrevistas psicológicas y se les ha permitido relacionarse estrictamente con personas afines.
Cada día, de 15 a 17.30, los mineros se turnan frente al intercomunicador para relatarle al personal de la Asociación Chilena de Seguridad sus miedos, aprensiones y ansiedades.
Por la noche, a las 21, una enfermera les hace llegar un mensaje a través de la "paloma". "Buenas noches, todos a dormir", dice la misiva. Los catres de campaña, tan lejos del húmedo suelo de las primeras semanas, son -por primera vez en mucho tiempo- una invitación al descanso.
lanacion.com
COPIAPO, Chile.- Cumplido un mes del accidente que los dejó atrapados a 700 metros de profundidad, en el fondo de la mina San José, la vida en el campamento "Los 33", como los mismos mineros lo bautizaron, es por estos días de un fragor inusitado. Separados en tres grupos de 11, llamados Refugio, Rampa y 105 -en referencia al lugar y al nivel en que se encuentran-, los trabajadores tienen estructurados sus días de principio a fin.
Los liderazgos son claros. El jefe de turno, Luis Urzúa, sigue siendo la máxima autoridad. Yonny Barrios, que tiene conocimientos de enfermería y ha continuado su capacitación en conversaciones con la superficie, es el oficial médico. Y José Ojeda es el que lleva la voz de esperanza y fe religiosa en las profundidades. Los tres grupos, en tanto, son comandados por Omar Reygadas, Carlos Barrios y Raúl Bustos; el primero es un experimentado minero de 56 años; el segundo, un joven empalizador (27), y el último, un mecánico hidráulico (40) que llegó al norte arrancando del tsunami de fines de febrero en Talcahuano.
En un día común, según cuenta el ministro de Salud, Jaime Mañalich, los mineros se levantan antes de las 8 y empiezan inmediatamente sus actividades. "Tienen mucho que hacer: armar camas, recibir las «palomas» -74 diarias-, tratar el agua con cloro, mover maquinaria, limpiar los desechos, acumular basura y dibujar planos, entre otras cosas", explicó el funcionario.
Mientras un grupo de avanzada va a la zona de duchas -instalada a unos 200 metros-, otros comienzan las faenas de remoción de escombros y de estudio geológico para determinar el comportamiento de la galería en la cual se encuentran ante los trabajos que se llevan a cabo 700 metros más arriba. La galería en cuestión tiene un largo de 3 kilómetros y suelen desplazarse en camionetas o montacargas.
La escritura ha sido el escape de unos pocos. Víctor Segovia lleva una bitácora del encierro -manuscritos que las casas editoriales ya han comenzado a sondear con ambición- y Víctor Zamora sorprendió al mundo y a los suyos con un poema de su autoría el último viernes.
"No puedo más, lo único que pensé en ese momento decirles a mi esposa e hijos que lo lamento. Ellos con ansias esperándome, en esa puerta llegar, aquí adentro me puse a llorar. Pasaron unos días sin saber de nada, sale un sondaje en la madrugada. Ya lo otro ustedes lo saben amigos míos, la voz de chilenos habíamos oído. PD: estamos en sus manos, Chile", escribió.
Videoconferencias
Las cartas a los familiares han sido dejadas de lado desde ayer con el nuevo ciclo de videoconferencias instaurado el sábado, para el cual se abrió un espacio de dos horas para que los mineros conversen con quien ellos decidan. Hay casos complejos, claro está, como el de Yonny Barrios, a quien en la superficie lo esperan dos mujeres.
Otra tarea demandante ha sido la confección de mapas, la cual ha permitido un trabajo de rescate más preciso desde la superficie. Crucial en esta función ha sido José Ojeda, autor del plano que estableció los tres grupos y la ubicación del nuevo campamento, al que comenzaron a mudarse esta semana. Este, mucho más seco que su anterior emplazamiento, está a más de 200 metros de distancia y a 30 metros más de profundidad.
Las distracciones del casino y el viejo dominó confeccionado con papel -visibles en el primer video- hoy han sido desplazadas por los entretenimientos tecnológicos. Lo que no han abandonado es el juego de "cacho" y dados -con vasos personalizados con sus nombres- que les fue enviado desde la superficie. Otros, los más jóvenes, se empeñan en superar sus propios récords en las consolas portátiles de PlayStation. Los mayores no renuncian a la lectura. Para ello se les han enviado lentes ópticos y libros como Tus zonas erróneas , de Wayne W. Dyer, y Cómo superar la timidez .
Las autoridades también han decidido impartirles clases de oratoria y técnicas para afrontar las numerosas entrevistas que los esperan a su salida. Además, han recibido entrenamiento de enfermería y medicina de combate. Con dos grupos marcados -uno católico y otro evangélico-, suelen rezar en horarios determinados frente a un altar erigido en las profundidades.
La música ha sido un aliciente. Escuchan reggaetón, Elvis Presley (discografía completa que un canal de TV grabó para el electromecánico Edison Peña, fanático de El Rey), cumbias y música chilena. En los últimos registros audiovisuales incluso ha podido escucharse música del dominicano Juan Luis Guerra, a través de los parlantes portátiles Divoom.
Las referencias al fútbol tampoco son menores: en lugares destacados de la mina se muestran tres camisetas obsequiadas, coincidentemente, por argentinos: la de la selección de Chile -donada por Marcelo Bielsa-, la de Universidad Católica -enviada por el ex arquero José María Buljubasich- y la de la Universidad de Chile, ofrendada por el delantero mendocino Diego Rivarola.
Los microproyectores, cuya imagen se asemeja a una pantalla de 50 pulgadas, han sido uno de los regalos más aplaudidos en el fondo de la mina. Han podido ver películas y también acceder a uno de sus principales hobbies, el fútbol. La mayoría de los mineros son hinchas de Cobresal, el equipo de la zona. De hecho, el ex futbolista Franklin Lobos -uno de los 33 mineros atrapados- cumplió sus mejores campañas en ese club.
El sábado pasado se les hizo llegar una tarjeta de memoria con la grabación del partido entre Cobresal y la Universidad Católica. Esta fue introducida en uno de los microproyectores portátiles que tienen, lo que les permitió ampliar la imagen sobre un muro con una perspectiva similar a la de una pantalla de 50 pulgadas. Todo fue feliz: Cobresal ganó ese día 3 a 1.
La introducción de un cable de fibra óptica les permitirá ver televisión en vivo y uno de los eventos más esperados: el partido amistoso de la selección contra Ucrania, en Kiev, mañana.
Si bien las depresiones han sido contenidas, de acuerdo con las autoridades han comenzado a asomar conflictos internos. Para ello se han intensificado las entrevistas psicológicas y se les ha permitido relacionarse estrictamente con personas afines.
Cada día, de 15 a 17.30, los mineros se turnan frente al intercomunicador para relatarle al personal de la Asociación Chilena de Seguridad sus miedos, aprensiones y ansiedades.
Por la noche, a las 21, una enfermera les hace llegar un mensaje a través de la "paloma". "Buenas noches, todos a dormir", dice la misiva. Los catres de campaña, tan lejos del húmedo suelo de las primeras semanas, son -por primera vez en mucho tiempo- una invitación al descanso.
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