miércoles, 1 de septiembre de 2010

Los celos, un camino a las regresiones

Catalina, además de una valiente por animarse a tener su cuarto hijo, no es la única mamá que ante un segundo o tercer embarazo se angustia al descubrir el sufrimiento de sus hijos mayores, conmocionados por la llegada de un hermano (en este caso dos).
Y como se trata de chicos, las manifestaciones son muy diversas y, generalmente, tienen que ver con acciones. Aunque alarma a la mayoría de los papás, el regreso del pis en la cama cuando era ya una etapa superada es de lo más frecuente. Pero también pueden aparecer rechazo a dormir solos, berrinches, apego al chupete de hermanos menores y hasta pedir la teta cuando ven que se la dan al recién nacido.
Ante todo, tranquilidad. Rosina Duarte, psicóloga infanto-juvenil, dice : ”Estas manifestaciones son absolutamente normales y saludables. Expresan el miedo al desplazamiento y la fantasía de pensar que ese nuevo hermano le robará el amor de sus papás. Ellos piensan que el bebe pasará a ser el más querido”.
Por eso, la especialista aconseja aprovechar estas manifestaciones para poner en palabras lo que nuestros hijos no pueden y así tranquilizarlos. ¿Cómo sería? Preguntarles abiertamente si están preocupados porque piensan que mamá los dejará de querer y más allá de la respuesta (no siempre lo reconocen) darles confianza en que eso no sucederá.
Otra recomendación es incluir al hijo mayor en lo que tiene que ver con el bebe. A medida que va creciendo la panza se le puede preguntar cómo se imagina a su hermano, qué le gustaría hacer con él… Dar lugar a verbalizar todas las fantasías. Al mismo tiempo, invitarlo a ir de compras a elegir ropa o juguetes para el bebe que está por venir para que sienta que en esta nueva situación también puede ser protagonista.
Por otro lado, es muy importante que los papás hagan hincapié sobre las ventajas de ser mayor al recién llegado que, ante la mirada de sus hermanos, goza de todos los privilegios y se roba toda la atención. “Hacerle ver que puede decidir y elegir muchas cosas que el recién nacido no. Recordarle que puede hablar y pedir lo que quiere, comer lo que le gusta, ver sus programas favoritos, jugar con amigos… En fin, sacar a relucir todas las conquistas logradas con su crecimiento”, apunta Duarte.
De todas las reacciones que provocan los celos, la más preocupante es la indiferencia. Mientras los chicos expresen lo que les pasa, todo está bajo control aunque a veces parezca todo lo contrario.
lanacion.com

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