Admiración por los científicos y los médicos. Desprecio por dirigentes de fútbol y sindicalistas. Los argentinos parecen no tener dudas de cuáles son las profesiones y ocupaciones que más respetan. Así lo muestran los datos de una encuesta realizada por la consultora D’Alessio Irol, que buscó determinar cuáles de esas categorías son las que más contacto tienen con la gente y, entre ellas, cuáles son las más reconocidas.
Del relevamiento surgió que los médicos son los profesionales con los que la gente tiene más relación y a la vez son también de los más respetados. En cambio, a pesar de que los científicos no mantienen mucha vinculación con el resto de los argentinos, aparecen en el puesto número uno.
El doctor Pedro Cahn, uno de los médicos más prestigiosos del país por su trabajo sobre VIH/Sida, destaca, sobre todo, el valor de la ciencia: “Es lógico que los médicos caigamos más simpáticos que un abogado, está esa imagen altruista de los médicos, pero lo que me sorprende gratamente es el reconocimiento a los científicos porque habla de una maduración como sociedad . Creo que el futuro del país está ligado a la ciencia”.
En el otro extremo, el de empleado público figura como uno de los trabajos más desprestigiados junto con dirigentes de fútbol y sindicalistas. Y en la mitad de la tabla hacia abajo, aparecen los empresarios.
José Ignacio de Mendiguren, empresario textil, sabe bien de qué se trata eso. Además de ex titular de la Unión Industrial, fue ministro de la Producción. “La encuesta muestra que todo lo que es corporativo está sospechado –asegura–. En la Argentina hay una cultura anti-renta, anti-empresa, a diferencia de los países sajones donde el que genera riquezas es muy valorado”.
¿Pero no cree que alguna responsabilidad deben tener?, le preguntó Clarín . “Hay un imaginario colectivo –respondió– de que el empresario debe poner una guardería, o ayudar en el lugar donde se instala, cuando nuestra obligación es tributar riquezas. Por eso sería bueno analizar cuál es la expectativa de la sociedad sobre nosotros”.
La encuesta determinó que en orden de preferencias siguen los deportistas y los maestros. Los periodistas se ubican en quinto lugar delante de los jueces y apenas dos escalones más arriba que los políticos. El estudio indicó además que la gente es muy exigente en su evaluación , ya que a los mejores vistos, los científicos, les ponen un 8,1 en una escala del 1 al 10.
Otra encuesta realizada en 2007 por el Centro Redes –dedicado a estudios sobre ciencia y educación superior– ya había insinuado este grado de reconocimiento que médicos y científicos ostentan hoy: el porcentaje trepaba hasta el 94% para los primeros y al 90,3% para los segundos. Esta investigación, realizada también en España, Colombia, Venezuela Chile y Brasil, había revelado que si bien el “aprecio” por los médicos es compartido en Iberoamérica con porcentajes similares, es diferente lo que ocurre con los científicos.
Argentina es el país donde mayor consideración se tiene por ellos.
Sin embargo, la relación de los argentinos con los científicos (y con la ciencia) es más bien distante. La encuesta de D’Alessio mostró que sólo el 24% de los entrevistados tiene contacto con ellos. Y otro informe que la ex secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (SeCyT) había hecho hace cuatro años indicó que “la amplia mayoría de los argentinos no tiene incorporado el hábito de informarse sobre temas de actualidad científica”, mientras que seis de cada diez personas “no conocen ninguna institución de investigación nacional”.
Carmelo Polino, del Centro Redes, sostiene que lo novedoso de los datos de D’Alessio es que no se trata de un estudio sobre ciencia. “No me sorprende la valoración de los científicos —dice Polino—su figura tiene prestigio y se asocia con la idoneidad profesional, con el compromiso, como alguien que contribuye al progreso y desarrollo ”. Todo un cambio para un país donde alguna vez un ministro, Domingo Cavallo, mandó a los científicos a lavar los platos.
HACIA UNA SOCIEDAD MÁS RACIONAL
El miedo a la muerte y la fascinación por lo desconocido son parte constitutiva de la condición humana. Si vamos al extremo, no somos más que animales que tememos a la muerte y veneramos a aquellos que puedan salvarnos de nuestro destino fatal.
Por eso, no sorprende que en nuestra sociedad, donde la ciencia ocupa en el imaginario social el lugar que dejaron vacante las religiones, los médicos y los científicos encarnen estas aspiraciones para el control de la naturaleza.
Este reconocimiento habla más de expectativas que de la experiencia cotidiana. Es escaso el contacto directo de la gente con los científicos, y seguramente no hayan visitado nunca un laboratorio de investigación de algún instituto del Conicet, a lo que podemos agregar el aumento fenomenal de los juicios por mala praxis y el auge de movimientos sociales que combaten las consecuencias del adelanto científico y tecnológico.
A pesar de todo, no podemos olvidar que estos nuevos profetas ocupan los escalones de un podio donde no tantos años atrás estaban cómodamente instalados sacerdotes y militares. Siendo lunes, podemos por un rato ser optimistas, y tomar estos resultados como auspicios de un tránsito hacia una sociedad más racional.
Juan Pablo Zabala, sociólogo-Director del Archivo General de la Nación
clarin.com
Del relevamiento surgió que los médicos son los profesionales con los que la gente tiene más relación y a la vez son también de los más respetados. En cambio, a pesar de que los científicos no mantienen mucha vinculación con el resto de los argentinos, aparecen en el puesto número uno.
El doctor Pedro Cahn, uno de los médicos más prestigiosos del país por su trabajo sobre VIH/Sida, destaca, sobre todo, el valor de la ciencia: “Es lógico que los médicos caigamos más simpáticos que un abogado, está esa imagen altruista de los médicos, pero lo que me sorprende gratamente es el reconocimiento a los científicos porque habla de una maduración como sociedad . Creo que el futuro del país está ligado a la ciencia”.
En el otro extremo, el de empleado público figura como uno de los trabajos más desprestigiados junto con dirigentes de fútbol y sindicalistas. Y en la mitad de la tabla hacia abajo, aparecen los empresarios.
José Ignacio de Mendiguren, empresario textil, sabe bien de qué se trata eso. Además de ex titular de la Unión Industrial, fue ministro de la Producción. “La encuesta muestra que todo lo que es corporativo está sospechado –asegura–. En la Argentina hay una cultura anti-renta, anti-empresa, a diferencia de los países sajones donde el que genera riquezas es muy valorado”.
¿Pero no cree que alguna responsabilidad deben tener?, le preguntó Clarín . “Hay un imaginario colectivo –respondió– de que el empresario debe poner una guardería, o ayudar en el lugar donde se instala, cuando nuestra obligación es tributar riquezas. Por eso sería bueno analizar cuál es la expectativa de la sociedad sobre nosotros”.
La encuesta determinó que en orden de preferencias siguen los deportistas y los maestros. Los periodistas se ubican en quinto lugar delante de los jueces y apenas dos escalones más arriba que los políticos. El estudio indicó además que la gente es muy exigente en su evaluación , ya que a los mejores vistos, los científicos, les ponen un 8,1 en una escala del 1 al 10.
Otra encuesta realizada en 2007 por el Centro Redes –dedicado a estudios sobre ciencia y educación superior– ya había insinuado este grado de reconocimiento que médicos y científicos ostentan hoy: el porcentaje trepaba hasta el 94% para los primeros y al 90,3% para los segundos. Esta investigación, realizada también en España, Colombia, Venezuela Chile y Brasil, había revelado que si bien el “aprecio” por los médicos es compartido en Iberoamérica con porcentajes similares, es diferente lo que ocurre con los científicos.
Argentina es el país donde mayor consideración se tiene por ellos.
Sin embargo, la relación de los argentinos con los científicos (y con la ciencia) es más bien distante. La encuesta de D’Alessio mostró que sólo el 24% de los entrevistados tiene contacto con ellos. Y otro informe que la ex secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (SeCyT) había hecho hace cuatro años indicó que “la amplia mayoría de los argentinos no tiene incorporado el hábito de informarse sobre temas de actualidad científica”, mientras que seis de cada diez personas “no conocen ninguna institución de investigación nacional”.
Carmelo Polino, del Centro Redes, sostiene que lo novedoso de los datos de D’Alessio es que no se trata de un estudio sobre ciencia. “No me sorprende la valoración de los científicos —dice Polino—su figura tiene prestigio y se asocia con la idoneidad profesional, con el compromiso, como alguien que contribuye al progreso y desarrollo ”. Todo un cambio para un país donde alguna vez un ministro, Domingo Cavallo, mandó a los científicos a lavar los platos.
HACIA UNA SOCIEDAD MÁS RACIONAL
El miedo a la muerte y la fascinación por lo desconocido son parte constitutiva de la condición humana. Si vamos al extremo, no somos más que animales que tememos a la muerte y veneramos a aquellos que puedan salvarnos de nuestro destino fatal.
Por eso, no sorprende que en nuestra sociedad, donde la ciencia ocupa en el imaginario social el lugar que dejaron vacante las religiones, los médicos y los científicos encarnen estas aspiraciones para el control de la naturaleza.
Este reconocimiento habla más de expectativas que de la experiencia cotidiana. Es escaso el contacto directo de la gente con los científicos, y seguramente no hayan visitado nunca un laboratorio de investigación de algún instituto del Conicet, a lo que podemos agregar el aumento fenomenal de los juicios por mala praxis y el auge de movimientos sociales que combaten las consecuencias del adelanto científico y tecnológico.
A pesar de todo, no podemos olvidar que estos nuevos profetas ocupan los escalones de un podio donde no tantos años atrás estaban cómodamente instalados sacerdotes y militares. Siendo lunes, podemos por un rato ser optimistas, y tomar estos resultados como auspicios de un tránsito hacia una sociedad más racional.
Juan Pablo Zabala, sociólogo-Director del Archivo General de la Nación
clarin.com
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