Por Luis Ini
lanacion.com
Estos son días de besos. Bueno, aclaremos, las noticias nos han traído un puñado de ellos con algún elemento destacado detrás. El más reciente fue la efusiva demostración de amor del arquero Iker Casillas a su novia, la periodista Sara Carbonero, mientras ésta le hacía un reportaje tras el triunfo de la selección española. La romántica imagen dio la vuelta al mundo y despertó tanto críticas como suspiros.
Poco antes, en medio de uno de los partidos finales de la NBA entre Lakers y Celtic, la Kiss Cam , una cámara que recorre la platea e invita a besarse a quienes son enfocados, capturó a Dustin Hoffman, quien tenía a su esposa de un lado y al actor Jason Bateman del otro. Ante la sorpresa y la algarabía general, la pantalla gigante del estadio reflejó a los dos hombres que optaron por darse un beso , algo más que un piquito, bastante menos que un apretón. En rigor, no es la primera vez que Mr. Hoffman recorre esos mismos húmedos caminos. Según puede verse en un video de hace cerca de un año, en iguales circunstancias deportivas, y también acompañado de su esposa, eligió al compañero masculino sentado del otro costado para darle contenido al asunto .
Durante la entrega de los premios cinematográficos 2010 de la cadena MTV, el habitual galardón al mejor beso del año se lo llevaron los actores de Crepúsculo, Robert Pattinson y Kristen Stewart, quienes medio a los trompicones intentaron remedarlo, con el mismo fallido resultado que los más críticos le achacan a la cinta.
En esa misma gala hubo un premio honorífico a la reciente oscarizada mejor actriz Sandra Bullock. Una de las que participó de la entrega de ese premio fue la sensual Scarlett Johansson, quien llevó su presencia aún más allá cuando acercó su exuberante figura a la no menos apetecible Bullock, en un movimiento que concluyó en un beso labial pésimamente actuado.
Según algunos, el marketing del beso, la intención de descolocar o llamar la atención de vastas audiencias con su uso, está imponiéndose en el mundo del espectáculo. Madonna, Britney Spears, Christina Aguilera ya han navegado esas aguas.
En cualquier caso no cuesta imaginar que quienes protagonizan una situación así, frente a cámara, y especialmente si son del mismo sexo, tienen garantizado un rápido rebote en los mass media, en particular en Internet.
Beso argento
Cuando los turistas que visitan Argentina retornan a sus países remarcan algo que ven con extrañeza, el beso entre hombres al saludarse.¿Nos besamos demasiado? ¿Nos besamos innecesariamente?
Tanto es así que durante el Mundial de Sudáfrica, un periodista inglés preguntó con curiosidad a Diego Maradona por qué había besado a los jugadores tras el triunfo ante Corea del Sur.
Y no fue la primera vez que el astro argentino llamó la atención por sus demostraciones de cariño. Ya lo había hecho con Claudio Caniggia, en el polémico Boca Juniors 95/96.
Hace poco, otro beso que calentó la pantalla fue el que Celeste Cid le dio a Julieta Díaz en la serie Para vestir santos , en canal 13.
Otro "piquito" que voló pelucas fue el que se dieron Gerardo Romano y Rodolfo Ranni en la teleserie Zona de riesgo 2 , en 1992.
Y antes de ser la protagonista femenina de Todos contra Juan , Mercedes Oviedo se hizo famosa revoleando besos imaginarios en la publicidad de una gaseosa.
Pero si hubiese un concurso para entregar el premio al gran besador de la televisión argentina, es muy posible que ese galardón se lo lleve Arnaldo André, por sus memorables encuentros, no siempre amorosos, con Luisa Kuliok en, entre otras telenovelas de los ochenta, Amo y señor.
Prohibido besar
Claro que no es un nuevo esto de levantar ampollas, y hasta aftas, por un beso. De sus potencialidades pecaminosas subyacentes ya advertía en 1901 la Christian Women for Temperance (Mujeres Cristianas por la Templanza, en rigor una asociación contra el consumo de bebidas alcohólicas), cuya presidenta de entonces, una tal Anna Hatfield, calificaba su ejecución como una práctica bárbara y malsana que debía ser abolida. Eso sí, ante la inevitabilidad del acto bucal, sugería un lavado de la parte afectada con un producto antiséptico.
Bastante más acá en el tiempo, en febrero del año pasado, se supo de otros que buscan prohibir los besos, aunque por motivos bien distintos. En la estación de tren de la ciudad inglesa de Warrington hay carteles con estética de señal de tránsito que advierten sobre zonas en las que los besos están allí prohibidos . Para justificar la medida, las autoridades han aducido que el apasionado, acuoso abrazo de los amantes incordia el paso libre y dinámico de los pasajeros hacia o desde el tren.
Ósculos varios
Por supuesto, uno de los besos más célebres de la historia es el que Judas le habría dado a Jesús a modo de señal para que los romanos lo apresaran. Por extensión, huelga decir, no es bueno recibir el llamado "beso de Judas".
Curiosamente, existe una ciencia que estudia las implicancias históricas, sociales, taxonómicas -es decir sus diferentes tipos-, y las reacciones físicas y mentales que provoca el beso. Se llama filematología, y sus expertos sostienen, por ejemplo, que en la antigüedad, era desconocido en Egipto, pero habitual en las culturas griegas, romanas, asirias e indias.
En lo que hace al tema cultural, hoy día no deja de sorprender la dedicación con que lo ejecutaban los capos comunistas. Rondan imágenes por ahí de todos unos poderosos señores dándose tremendos ósculos , en especial el protagonizado en 1979 por los entonces líderes de las ya desaparecidas URSS y Alemania Democrática, Leonid Brézhnev y Erich Honeck, respectivamente.
Y todo un clásico en lo que a multiculturalidad besuquera se refiere es el beso esquimal, el del frotamiento de narices.
A propósito de la condición del que da besos, en Brasil años atrás se hizo conocido O besuqueiro , El besador, un inmigrante portugués que ganó modesta celebridad por besar intempestivamente a unas 20.000 personas, entre ellas famosos como Nelson Mandela, Frank Sinatra -en pleno estadio Maracaná-, el papa Juan Pablo II y el cantante Roberto Carlos.
De película
Un homenaje inolvidable al beso es la escena final de Cinema Paradiso , de Giuseppe Tornatore, una cabalgata rescatada, en la trama, de la censura. Es que ya desde sus comienzos la pantalla grande se fascinó por el intercambio de fluidos labiales, en el que, dicen los expertos, hay un intercambio de miles y miles de bacterias.
De 1896 es El beso , una cinta hecha por Edison Company para kinestocopios, unas máquinas pioneras del cinematógrafo, a las que evocó el poeta Raúl González Tuñón en Eche 20 centavos en la ranura .
Después puede citarse un hito como el protagonizado por John Gilbert y Greta Garbo en El demonio y la carne ( Flesh and the Devil , 1926/1927), de Clarence Brown, con el primer beso en posición horizontal y la primera película de Hollywood con un llamado beso francés, con la boca abierta, entre las dos estrellas, amantes en la vida real.
También vale la mención para el primer beso entre hombres y el primero entre mujeres en la gran pantalla: Charles "Buddy" Rogers y Richard Arlen, en Wings (1927), en el primer caso; protagonizado por Marlene Dietrich, en Morocco (1930), en el segundo.
La aplicación del Código Hays (1930-1968) originó muchas curiosas gambetas creativas, como la de, cuándo no, Alfred Hicthcock, en Tuyo es mi corazón (Notorious, 1946), donde hace a Cary Grant e Ingrid Bergman darse pequeños besos durante casi dos minutos y medio. Según el Código, la duración permitida para el contacto labial, siempre con la boca cerrada, no debía exceder los tres segundos.
De los modernos, tiene un lugar destacado el de Tobey Maguire y Kirsten Dunst en Spiderman , con el arácnido cabeza abajo.
Catódicos y célebres
En cuanto a series de televisión, viene a cuento citar dos besos que despertaron gran interés en su época. Uno se produjo en una de las series más populares, Friends , cuando cuestiones de guión emparejaron a nivel dental a Jennifer Aniston y a Wynona Ryder.
El otro tuvo mayor importancia, si se toma el contexto y el lugar. Le cupo a Viaje a las estrellas - Star Trek , para los muy fanáticos- mostrar el primer beso interracial. Corría el año 1968, y en Estados Unidos no era un tema menor mostrar un acercamiento amoroso entre una mujer negra y un hombre blanco. Así, en el capítulo de la tercera temporada titulado Los Hijastros de Platón , fueron la teniente Uhura y el capitán Kirk quienes, beso de por medio, entraron a la historia de la lucha por las libertades civiles.
Un beso de despedida
Queda el inevitable recuerdo de algunas obras de arte que lo tienen como tema central, entre ellas, una de las esculturas más célebres del francés Auguste Rodin, y una no menos célebre pintura del austríaco Gustav Klimt.
Tampoco queremos dejar en el tintero que es un recurso, el beso, que hace retornar a la vida a dos heroínas de los cuentos infantiles, Blancanieves y La Bella Durmiente . Y, en ese camino hacia la infancia, cómo olvidar el gracioso beso alla spaghetti entre La Dama y el Vagabundo.
Por último, vale terminar con una cita del gran Roberto Galán cuando conducía ese antecedente de busconovi@.com que era Yo me quiero casar, ¿y usted? . Decía don Roberto, mientras miraba fijamente a cámara, "¡Hay que besarse más!".
lanacion.com
Estos son días de besos. Bueno, aclaremos, las noticias nos han traído un puñado de ellos con algún elemento destacado detrás. El más reciente fue la efusiva demostración de amor del arquero Iker Casillas a su novia, la periodista Sara Carbonero, mientras ésta le hacía un reportaje tras el triunfo de la selección española. La romántica imagen dio la vuelta al mundo y despertó tanto críticas como suspiros.
Poco antes, en medio de uno de los partidos finales de la NBA entre Lakers y Celtic, la Kiss Cam , una cámara que recorre la platea e invita a besarse a quienes son enfocados, capturó a Dustin Hoffman, quien tenía a su esposa de un lado y al actor Jason Bateman del otro. Ante la sorpresa y la algarabía general, la pantalla gigante del estadio reflejó a los dos hombres que optaron por darse un beso , algo más que un piquito, bastante menos que un apretón. En rigor, no es la primera vez que Mr. Hoffman recorre esos mismos húmedos caminos. Según puede verse en un video de hace cerca de un año, en iguales circunstancias deportivas, y también acompañado de su esposa, eligió al compañero masculino sentado del otro costado para darle contenido al asunto .
Durante la entrega de los premios cinematográficos 2010 de la cadena MTV, el habitual galardón al mejor beso del año se lo llevaron los actores de Crepúsculo, Robert Pattinson y Kristen Stewart, quienes medio a los trompicones intentaron remedarlo, con el mismo fallido resultado que los más críticos le achacan a la cinta.
En esa misma gala hubo un premio honorífico a la reciente oscarizada mejor actriz Sandra Bullock. Una de las que participó de la entrega de ese premio fue la sensual Scarlett Johansson, quien llevó su presencia aún más allá cuando acercó su exuberante figura a la no menos apetecible Bullock, en un movimiento que concluyó en un beso labial pésimamente actuado.
Según algunos, el marketing del beso, la intención de descolocar o llamar la atención de vastas audiencias con su uso, está imponiéndose en el mundo del espectáculo. Madonna, Britney Spears, Christina Aguilera ya han navegado esas aguas.
En cualquier caso no cuesta imaginar que quienes protagonizan una situación así, frente a cámara, y especialmente si son del mismo sexo, tienen garantizado un rápido rebote en los mass media, en particular en Internet.
Beso argento
Cuando los turistas que visitan Argentina retornan a sus países remarcan algo que ven con extrañeza, el beso entre hombres al saludarse.¿Nos besamos demasiado? ¿Nos besamos innecesariamente?
Tanto es así que durante el Mundial de Sudáfrica, un periodista inglés preguntó con curiosidad a Diego Maradona por qué había besado a los jugadores tras el triunfo ante Corea del Sur.
Y no fue la primera vez que el astro argentino llamó la atención por sus demostraciones de cariño. Ya lo había hecho con Claudio Caniggia, en el polémico Boca Juniors 95/96.
Hace poco, otro beso que calentó la pantalla fue el que Celeste Cid le dio a Julieta Díaz en la serie Para vestir santos , en canal 13.
Otro "piquito" que voló pelucas fue el que se dieron Gerardo Romano y Rodolfo Ranni en la teleserie Zona de riesgo 2 , en 1992.
Y antes de ser la protagonista femenina de Todos contra Juan , Mercedes Oviedo se hizo famosa revoleando besos imaginarios en la publicidad de una gaseosa.
Pero si hubiese un concurso para entregar el premio al gran besador de la televisión argentina, es muy posible que ese galardón se lo lleve Arnaldo André, por sus memorables encuentros, no siempre amorosos, con Luisa Kuliok en, entre otras telenovelas de los ochenta, Amo y señor.
Prohibido besar
Claro que no es un nuevo esto de levantar ampollas, y hasta aftas, por un beso. De sus potencialidades pecaminosas subyacentes ya advertía en 1901 la Christian Women for Temperance (Mujeres Cristianas por la Templanza, en rigor una asociación contra el consumo de bebidas alcohólicas), cuya presidenta de entonces, una tal Anna Hatfield, calificaba su ejecución como una práctica bárbara y malsana que debía ser abolida. Eso sí, ante la inevitabilidad del acto bucal, sugería un lavado de la parte afectada con un producto antiséptico.
Bastante más acá en el tiempo, en febrero del año pasado, se supo de otros que buscan prohibir los besos, aunque por motivos bien distintos. En la estación de tren de la ciudad inglesa de Warrington hay carteles con estética de señal de tránsito que advierten sobre zonas en las que los besos están allí prohibidos . Para justificar la medida, las autoridades han aducido que el apasionado, acuoso abrazo de los amantes incordia el paso libre y dinámico de los pasajeros hacia o desde el tren.
Ósculos varios
Por supuesto, uno de los besos más célebres de la historia es el que Judas le habría dado a Jesús a modo de señal para que los romanos lo apresaran. Por extensión, huelga decir, no es bueno recibir el llamado "beso de Judas".
Curiosamente, existe una ciencia que estudia las implicancias históricas, sociales, taxonómicas -es decir sus diferentes tipos-, y las reacciones físicas y mentales que provoca el beso. Se llama filematología, y sus expertos sostienen, por ejemplo, que en la antigüedad, era desconocido en Egipto, pero habitual en las culturas griegas, romanas, asirias e indias.
En lo que hace al tema cultural, hoy día no deja de sorprender la dedicación con que lo ejecutaban los capos comunistas. Rondan imágenes por ahí de todos unos poderosos señores dándose tremendos ósculos , en especial el protagonizado en 1979 por los entonces líderes de las ya desaparecidas URSS y Alemania Democrática, Leonid Brézhnev y Erich Honeck, respectivamente.
Y todo un clásico en lo que a multiculturalidad besuquera se refiere es el beso esquimal, el del frotamiento de narices.
A propósito de la condición del que da besos, en Brasil años atrás se hizo conocido O besuqueiro , El besador, un inmigrante portugués que ganó modesta celebridad por besar intempestivamente a unas 20.000 personas, entre ellas famosos como Nelson Mandela, Frank Sinatra -en pleno estadio Maracaná-, el papa Juan Pablo II y el cantante Roberto Carlos.
De película
Un homenaje inolvidable al beso es la escena final de Cinema Paradiso , de Giuseppe Tornatore, una cabalgata rescatada, en la trama, de la censura. Es que ya desde sus comienzos la pantalla grande se fascinó por el intercambio de fluidos labiales, en el que, dicen los expertos, hay un intercambio de miles y miles de bacterias.
De 1896 es El beso , una cinta hecha por Edison Company para kinestocopios, unas máquinas pioneras del cinematógrafo, a las que evocó el poeta Raúl González Tuñón en Eche 20 centavos en la ranura .
Después puede citarse un hito como el protagonizado por John Gilbert y Greta Garbo en El demonio y la carne ( Flesh and the Devil , 1926/1927), de Clarence Brown, con el primer beso en posición horizontal y la primera película de Hollywood con un llamado beso francés, con la boca abierta, entre las dos estrellas, amantes en la vida real.
También vale la mención para el primer beso entre hombres y el primero entre mujeres en la gran pantalla: Charles "Buddy" Rogers y Richard Arlen, en Wings (1927), en el primer caso; protagonizado por Marlene Dietrich, en Morocco (1930), en el segundo.
La aplicación del Código Hays (1930-1968) originó muchas curiosas gambetas creativas, como la de, cuándo no, Alfred Hicthcock, en Tuyo es mi corazón (Notorious, 1946), donde hace a Cary Grant e Ingrid Bergman darse pequeños besos durante casi dos minutos y medio. Según el Código, la duración permitida para el contacto labial, siempre con la boca cerrada, no debía exceder los tres segundos.
De los modernos, tiene un lugar destacado el de Tobey Maguire y Kirsten Dunst en Spiderman , con el arácnido cabeza abajo.
Catódicos y célebres
En cuanto a series de televisión, viene a cuento citar dos besos que despertaron gran interés en su época. Uno se produjo en una de las series más populares, Friends , cuando cuestiones de guión emparejaron a nivel dental a Jennifer Aniston y a Wynona Ryder.
El otro tuvo mayor importancia, si se toma el contexto y el lugar. Le cupo a Viaje a las estrellas - Star Trek , para los muy fanáticos- mostrar el primer beso interracial. Corría el año 1968, y en Estados Unidos no era un tema menor mostrar un acercamiento amoroso entre una mujer negra y un hombre blanco. Así, en el capítulo de la tercera temporada titulado Los Hijastros de Platón , fueron la teniente Uhura y el capitán Kirk quienes, beso de por medio, entraron a la historia de la lucha por las libertades civiles.
Un beso de despedida
Queda el inevitable recuerdo de algunas obras de arte que lo tienen como tema central, entre ellas, una de las esculturas más célebres del francés Auguste Rodin, y una no menos célebre pintura del austríaco Gustav Klimt.
Tampoco queremos dejar en el tintero que es un recurso, el beso, que hace retornar a la vida a dos heroínas de los cuentos infantiles, Blancanieves y La Bella Durmiente . Y, en ese camino hacia la infancia, cómo olvidar el gracioso beso alla spaghetti entre La Dama y el Vagabundo.
Por último, vale terminar con una cita del gran Roberto Galán cuando conducía ese antecedente de busconovi@.com que era Yo me quiero casar, ¿y usted? . Decía don Roberto, mientras miraba fijamente a cámara, "¡Hay que besarse más!".
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