Popularmente se suelen equiparar los síntomas de la andropausia – es decir, la disminución de la producción de testosterona producto del envejecimiento en un varón sano– con los de la menopausia. Es así que se la suele llamar el “síndrome del varón gruñón”, porque lo que más molesta –especialmente al entorno–, es cuando el hombre se convierte en el clásico viejo cascarrabias. Ahora, un equipo de la Universidad de Manchester que estudió a 3.219 hombres de entre 40 y 79 años concluyó que hay otros nueve síntomas que se relacionan directamente con la declinación de los niveles de testosterona. Entre ellos, tres son síntomas sexuales que suelen ser la puerta de entrada para la consulta (si es que hay): la dificultad para alcanzar erecciones matinales, no tener fantasías sexuales y la disfunción eréctil.
Los otros seis síntomas que describieron son físicos y psicológicos. Los primeros abarcan la dificultad para encarar actividades que involucran energía (como correr, levantar objetos pesados o participar de deportes desgastantes), la imposibilidad de caminar más de 1 kilómetro y la dificultad para agacharse o arrodillarse. Los segundos incluyen la pérdida de energía, la tristeza y la fatiga.
“Las erecciones nocturnas y matinales dependen de los andrógenos y el hecho de que no las tengan es un orientador clásico. También aparece la falta de potencia sexual, es decir, de rigidez y de capacidad para mantener la erección. Las fantasías sexuales escasean porque cuando no hay una cantidad adecuada de testosterona está ‘apagado’ el encendido del deseo”, grafica Alberto Nagelberg, presidente de la Sociedad Argentina de Andrología. “Hay que sumar la disminución del volumen de eyaculación, lo que significa que el orgasmo tarda más, dura menos y es más pobre”, agrega.
Norberto del Pozo, ex presidente de la Federación sexológica argentina, suma síntomas sexuales: “No sólo necesita más estimulación sino que el período refractario, es decir, el tiempo que necesita después de una eyaculación para conseguir otra erección y otro orgasmo, se va a hacer más prolongado. Muchos, claro, no lo consiguen más”.
Aunque los problemas sexuales suelen abrir la puerta a la consulta, se demora: “Está estudiado que la mayoría de los hombres prueban con Sildenafil (su marca más conocida es Viagra) cuando aparece la disfunción y recién cuando no responden al tratamiento vienen a la consulta. El problema es que dejan pasar un promedio de dos años”, explica Adrián Helien, sexólogo de la división urología del Hospital Durand. A diferencia de la menopausia, que ocurre en todas las mujeres, “se calcula que estos síntomas aparecen en un 20% o 30% de los adultos mayores”.
El estudio inglés, que fue publicado en The New England Journal of Medicine, también indicó que el descenso de los niveles de testosterona suele estar relacionado con la “mala salud”: “Hoy se sabe que hay una relación directa entre la disminución de la testosterona y el síndrome metabólico, es decir, una persona con obesidad, hipertensión, diabetes y lípidos tiene mayor riesgo de tener testosterona baja, por lo cual, tratando la deficiencia de testosterona, suele mejorar el cuadro metabólico”, explica Nagelberg. “Hoy, además, estamos viendo en estudios poblacionales que tener testosterona baja también sería un factor de riesgo de problemas prostáticos”.
Así, por más que los hombres sean más reacios para ir al médico, el anzuelo es que, previo examen prostático, la andropausia se podría tratar con terapias de testosterona que, no sólo lograrían mejorar los síntomas sexuales sino domar al “viejo cascarrabias”.
El síndrome del varón gruñón e insoportable
Así como la menopausia es conocida popularmente por los “calores” que provoca, la andropausia lo es por sus efectos en el estado de ánimo; por eso se la conoce como el “síndrome del varón gruñón”.
El “jefe de la casa” siente que perdió poder y en su trabajo se encuentra superado por los jóvenes y las nuevas tecnologías. Puede saltar de la felicidad a la angustia; algunos se deprimen, otros alternan ese estado de depresión con brotes de agresividad, pierden fácilmente la paciencia y nada los conforma. “Se ponen cascarrabias, protestan por todo, discuten con cualquiera y se recluyen porque se sienten incomprendidos. Empiezan a pensar en la jubilación, sienten la pérdida del potencial de vida, les duele todo, se vuelven hipocondríacos. Además, empiezan a enfrentar la muerte de sus pares y a replantearse qué hicieron de su vida”, dice el sexólogo Norberto del Pozo. ¿Reconoce a alguien?
TEST PARA SABER SI ESTAS EN RIESGO
1. ¿Tiene disminución del impulso sexual?
2. ¿Le falta energía?
3. ¿Disminuyó su fuerza física y/o su resistencia?
4. ¿Perdió talla?
5. ¿Cree que perdió la alegría de vivir?
6. ¿Está triste, malhumorado, irritable?
7. ¿Son sus erecciones menos firmes?
8. ¿Notó un deterioro en su capacidad de hacer deporte?
9. ¿Se queda dormido después de cenar?
10. ¿Bajó su desempeño laboral?
Si contestó que sí a las preguntas 1 ó 7, o a 3 de las demás preguntas, podría tener deficiencia de testosterona: convendría una consulta médica.
clarin.com
Los otros seis síntomas que describieron son físicos y psicológicos. Los primeros abarcan la dificultad para encarar actividades que involucran energía (como correr, levantar objetos pesados o participar de deportes desgastantes), la imposibilidad de caminar más de 1 kilómetro y la dificultad para agacharse o arrodillarse. Los segundos incluyen la pérdida de energía, la tristeza y la fatiga.
“Las erecciones nocturnas y matinales dependen de los andrógenos y el hecho de que no las tengan es un orientador clásico. También aparece la falta de potencia sexual, es decir, de rigidez y de capacidad para mantener la erección. Las fantasías sexuales escasean porque cuando no hay una cantidad adecuada de testosterona está ‘apagado’ el encendido del deseo”, grafica Alberto Nagelberg, presidente de la Sociedad Argentina de Andrología. “Hay que sumar la disminución del volumen de eyaculación, lo que significa que el orgasmo tarda más, dura menos y es más pobre”, agrega.
Norberto del Pozo, ex presidente de la Federación sexológica argentina, suma síntomas sexuales: “No sólo necesita más estimulación sino que el período refractario, es decir, el tiempo que necesita después de una eyaculación para conseguir otra erección y otro orgasmo, se va a hacer más prolongado. Muchos, claro, no lo consiguen más”.
Aunque los problemas sexuales suelen abrir la puerta a la consulta, se demora: “Está estudiado que la mayoría de los hombres prueban con Sildenafil (su marca más conocida es Viagra) cuando aparece la disfunción y recién cuando no responden al tratamiento vienen a la consulta. El problema es que dejan pasar un promedio de dos años”, explica Adrián Helien, sexólogo de la división urología del Hospital Durand. A diferencia de la menopausia, que ocurre en todas las mujeres, “se calcula que estos síntomas aparecen en un 20% o 30% de los adultos mayores”.
El estudio inglés, que fue publicado en The New England Journal of Medicine, también indicó que el descenso de los niveles de testosterona suele estar relacionado con la “mala salud”: “Hoy se sabe que hay una relación directa entre la disminución de la testosterona y el síndrome metabólico, es decir, una persona con obesidad, hipertensión, diabetes y lípidos tiene mayor riesgo de tener testosterona baja, por lo cual, tratando la deficiencia de testosterona, suele mejorar el cuadro metabólico”, explica Nagelberg. “Hoy, además, estamos viendo en estudios poblacionales que tener testosterona baja también sería un factor de riesgo de problemas prostáticos”.
Así, por más que los hombres sean más reacios para ir al médico, el anzuelo es que, previo examen prostático, la andropausia se podría tratar con terapias de testosterona que, no sólo lograrían mejorar los síntomas sexuales sino domar al “viejo cascarrabias”.
El síndrome del varón gruñón e insoportable
Así como la menopausia es conocida popularmente por los “calores” que provoca, la andropausia lo es por sus efectos en el estado de ánimo; por eso se la conoce como el “síndrome del varón gruñón”.
El “jefe de la casa” siente que perdió poder y en su trabajo se encuentra superado por los jóvenes y las nuevas tecnologías. Puede saltar de la felicidad a la angustia; algunos se deprimen, otros alternan ese estado de depresión con brotes de agresividad, pierden fácilmente la paciencia y nada los conforma. “Se ponen cascarrabias, protestan por todo, discuten con cualquiera y se recluyen porque se sienten incomprendidos. Empiezan a pensar en la jubilación, sienten la pérdida del potencial de vida, les duele todo, se vuelven hipocondríacos. Además, empiezan a enfrentar la muerte de sus pares y a replantearse qué hicieron de su vida”, dice el sexólogo Norberto del Pozo. ¿Reconoce a alguien?
TEST PARA SABER SI ESTAS EN RIESGO
1. ¿Tiene disminución del impulso sexual?
2. ¿Le falta energía?
3. ¿Disminuyó su fuerza física y/o su resistencia?
4. ¿Perdió talla?
5. ¿Cree que perdió la alegría de vivir?
6. ¿Está triste, malhumorado, irritable?
7. ¿Son sus erecciones menos firmes?
8. ¿Notó un deterioro en su capacidad de hacer deporte?
9. ¿Se queda dormido después de cenar?
10. ¿Bajó su desempeño laboral?
Si contestó que sí a las preguntas 1 ó 7, o a 3 de las demás preguntas, podría tener deficiencia de testosterona: convendría una consulta médica.
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1 comentario:
Quisiera saber mas sobre este tema pues solo soy una persona joven de 37
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