Evangelina Himitian y Loreley Gaffoglio
LA NACION
Para muchos de ellos fue una suerte de pasantía en la edad adulta y esforzada: la primera vez que se enfrentaron a situaciones como limpiar un baño, cosechar kiwis, cocinar para medio centenar de marineros hambrientos, conducir un taxi a pedal con turistas a bordo o prestarle el cuerpo a alguna de las princesas de Disney y sacarse fotos con la catarata de fanáticos que visitan los parques.
El objetivo de máxima es que el dinero les alcance hasta fin de mes y, si es posible, ahorrar algo para tomarse uno o varios meses libres para recorrer el mundo.
Cada vez son más los jóvenes argentinos de entre 18 y 25 años que deciden viajar al exterior para ser parte de algún programa Work & Holidays, una tendencia que comenzó a mediados de los 90 y que por estos años se afianzó, sobre todo con destinos poco convencionales, como Nueva Zelanda -hoy la más buscada-, Alaska, Sudáfrica, Hawai, Irlanda o incluso Disney. La propuesta es instalarse allí con un permiso de trabajo temporario gracias a convenios diplomáticos de esos países con la Argentina. Pero, sin duda, Nueva Zelanda se convirtió en la meca del turismo laboral universitario.
Así, en los últimos años proliferaron las agencias de viajes que ofrecen paquetes que rondan los 3000 dólares, incluyendo el aéreo, el seguro de viaje, el asesoramiento legal, la gestoría de los trámites y la visa, siempre dependiendo del destino elegido.
Se puede optar por un sistema abierto o cerrado. El segundo implica viajar sabiendo que uno tendrá un trabajo en una determinada empresa por equis cantidad de meses. En el sistema abierto, la persona se busca trabajo en el destino, con la garantía de que tiene todos los papeles en regla y de que en ese lugar hay posibilidades de empleo. Esta es la modalidad más elegida.
Por estos días, la vedette de los destinos elegidos es Nueva Zelanda, que se abrió a los argentinos en 2005 al rubricarse un convenio bilateral. Originalmente sólo había 200 vacantes disponibles. Hoy, el programa se amplió a 1000 cupos y según contaron las agencias que comercializan paquetes para Nueva Zelanda, las vacantes se agotan el mismo día en que se abre la inscripción online .
El año pasado, por ejemplo, fueron 3500 las personas que se inscribieron y completaron los exámenes médicos para viajar. Pero sólo 1000 pudieron hacerlo. "Es el destino más elegido. La inscripción se abre el 12 de octubre y si ese mismo día uno no aplica online , se queda sin vacante", explica Verónica Ferreyra, gerente de InterLatina, una de las 50 agencias de este tipo que hay en el país.
Entre sus ofertas, se encuentran los destinos más tradicionales para este tipo de viaje: los Estados Unidos y Europa, con sus ofertas para trabajar en los centros de esquí o cuidar niños a cambio de estadas y cursos de idioma. Sin embargo, se aclara que países como España o Inglaterra suspendieron este tipo de visas, "debido a la difícil crisis económica que atraviesan esos países". La idea es evitar que los jóvenes extranjeros ocupen puestos que escasean para los locales.
Sudáfrica es otro de los destinos que se sumaron en el último tiempo, gracias a un programa de promoción que lanzó el gobierno local. Pueden viajar jóvenes menores de 25 años y la mayor demanda es para sistemas de voluntariados, ya sea en trabajos en instituciones que trabajan con personas carenciadas como con animales. "Hasta mayo se inscribieron muchos chicos, supongo que con la idea de quedarse para el Mundial", explica Ferreyra.
Hay tres puntos dentro de los Estados Unidos que escapan a los tradicionales destinos para Work & Holidays: uno de ellos es Hawai, muy buscado por fanáticos del surf. "Los trabajos en los que generalmente se insertan son en la atención al turismo, escuelas de surf, empleos en bares, playas y negocios de venta de ropa. Pero el trabajo que se consiga depende de cuánto inglés se hable", explica Jorge Ciarfaglia, director de la consultora Work & Hols, que promociona paquetes de Web U.S.
"El gobierno de EE.UU. tiene un programa de visas para jóvenes estudiantes universitarios. Pero el requisito es que el viaje se haga durante el receso universitario. Esto significa que indefectiblemente debe ser entre diciembre y marzo", explica Ciarfaglia.
Dentro de los Estados Unidos, los dominios de Disney Company, en Orlando, ocupan una superficie equivalente a la de Manhattan. Y con el cetro de haberse convertido en uno de los bastiones turísticos más visitados del planeta, la mitad de los 60.000 empleados de ese gigante proviene de programas de intercambio.
Desde 2000, 800 universitarios de todas partes de la Argentina, seleccionados a partir del Disney International College Program, fueron parte de la experiencia de trabajar allí de diciembre a marzo. El gasto de la visa de trabajo (J1) corre siempre por cuenta de la corporación. La retribución laboral puede ser de hasta US$ 8,50 la hora en alguno de los seis parques de diversiones, o en los distintos puestos que ofrecen los 18 hoteles del complejo. Hay 15 oficios para los cuales postularse: desde encarnar a un personaje de Disney, vender merchandising u organizar las filas de los juegos, entre otros.
"Este año hubo 500 postulantes universitarios para 100 puestos", contó Marcelo García Márquez, el reclutador de Disney: "Se desviven por hacer la experiencia. Y allí tienen un alto concepto de los estudiantes argentinos. Los ven responsables, comprometidos y esforzados".
"Vivís en el lugar más feliz del mundo, lleno de magia. Todos se cuidan y protegen entre sí y hasta tus jefes son muy buena onda. No hay otro lugar que lo iguale", cuenta de su experiencia en Disney Hollywood Studios el verano pasado Agustina Sabaliauskas, de 20 años, estudiante de marketing en la UCES.
Su madre le pagó los US$ 1800 del pasaje, seguro médico y la visa, que ella juró devolverle. Trabajó como cajera en 11 puestos del parque. "Allí gastás todo lo que ganás. No podés ahorrar porque el impulso hacia el consumo es muy fuerte, dentro y fuera de los parques. Pero la experiencia es inigualable", describió.
Leonardo Ferraro está hoy en Egipto, luego de haber hecho experiencias en Nueva Zelanda e Irlanda: "Fueron experiencias muy distintas; la de Nueva Zelanda fue la primera y se dio porque unos amigos tenían ganas de viajar y me sumé a su idea. No teníamos plata y surgió la visa para trabajar en ese país. Cuando llegamos, trabajamos de albañil, mesero, lavando platos, recepcionista y hasta de barman."
HAWAI
Vacantes: ilimitadas.
Edad: entre 18 y 29 años.
Costos: US$ 3000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200 a 1600
Requisitos: ser estudiante universitario o terciario y viajar durante el receso estudiantil, de diciembre a marzo. La visa que se otorga habilita a permanecer cuatro meses en el país.
IRLANDA
Vacantes: 100 visas.
Edad: entre 18 y 30 años.
Costos: US$ 4000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200
Requisitos: no se requiere ser universitario; no debe tener antecedentes penales. El permiso habilita para trabajar durante un año en cualquier sector. Quedan excluidos los empleos calificados.
EE.UU
Vacantes: ilimitadas.
Edad: entre 20 y 29 años.
Costos: US$ 3000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200 a 1600
Requisitos: Work & Travel es un programa del gobierno de los Estados Unidos que habilita para trabajar por cuatro meses a estudiantes universitarios o terciarios, durante las vacaciones del ciclo lectivo.
SUDAFRICA
Vacantes: ilimitadas.
Edad: hasta 25 años.
Costos: US$ 2500
Pasaje: US$ 1010
Sueldo mensual: US$ 600
Requisitos: ofrecen un sistema de voluntariado en instituciones sociales. Fue un programa que lanzó el gobierno con vistas al Mundial. Permite permanecer hasta 12 meses.
NUEVA ZELANDA
Vacantes: 1000 cupos.
Edad: entre 18 y 30 años.
Costos: US$ 3000
Pasaje: US$ 1280
Sueldo mensual: US$ 1300
Requisitos: se pueden inscribir por Internet y someterse a un estudio médico. Es condición no tener hijos. Se deben llevar 3000 dólares al llegar al país. La visa permite trabajar por un año.
ALASKA, EL DESTINO MENOS PENSADO
Otro de los destinos exóticos que eligen miles de jóvenes es Alaska. Muchos se emplean en la industria pesquera o se embarcan como tripulación de los cruceros que van y vienen a California. Para trabajar en un crucero es requisito tener un excelente nivel de inglés y experiencia en hotelería cinco estrellas. En seis meses de trabajo, se ganan más de 10.000 dólares. Una de las agencias que llevó pasajeros a este destino es Tije Travel. LA NACION los consultó, pero no contestaron las llamadas.
El arduo trabajo en el campo les permitre luego viajar por el mundo
Son todas tareas que ni soñando harían aquí. Pero llegaron hasta Nueva Zelanda ?el destino estrella para los que se lanzan a la aventura de solventar un viaje exótico con el sudor de su primer trabajo? y, en esas circunstancias, los sacrificios se dan por descontados. La gran mayoría cosecha lechuga, manzanas y mandarinas. Poda y guía las parras de viñedos y kiwis en Tauranga, para luego extraer de allí sus frutos.
En los centros de recolección, los trabajadores foráneos se codean con maoríes y empaquetan todo en cantidades industriales y a ritmo agotador.
La paga es buena para los argentinos, pero no para los locales: 12,50 dólares neozelandeces por hora, menos el 20 por ciento de impuestos que les retiene el gobierno. Eso les permite ahorrar cerca de 450 por semana, y la cifra resulta suficiente para solventar el "desquite" turístico que sobrevendrá después: recorrer en un auto adquirido a buen precio los tesoros naturales del país; paisajes impresionantes dondequiera que el ojo viaje, según describen a La Nacion media docena de estudiantes argentinos que han recalado en Nueva Zelanda o se encuentran ahora allí.
Los que están entrenados se adentran en las faenas camperas más complejas, como el ordeñe, el cuidado de ganado y hasta la doma de caballos briosos. La mano de obra en el campo siempre escasea y por eso el gobierno impulsa las visas work & holiday. Pero para lo que reniegan de las tareas agrícola-ganaderas están los bares y restaurantes, las labores domésticas en el sector turístico y, si se tiene mucha suerte, algún empleo más sosegado en el rubro administrativo. "Después de seis horas de juntar manzanas con mis amigas, ya exhaustas y frustradas sacamos la bandera blanca y nos sinceramos: gracias por el empleo, pero esto no es para nosotras", se excusaron tres argentinas en Hasting, otro enclave agrícola en la isla norte del país, luego de permanecer horas trepadas a una escalera, provistas de una mochila con más de 20 kilos de manzanas. El peso les curvaba la espalda hasta hacerlas tambalear. Y así fue como entendieron que debían envasarlas, según confió Verónica Bayugar, que junto a otras dos amigas fue una de las precursoras en rastrillar Nueva Zelanda. La recompensa vino después de seis meses de trabajo, intercalado entre pausas turísticas por todo el país y las tareas de aseo en un hotel, cuando el telón bajó con gran viaje por Vietnam, Camboya y Tailandia.
Cuentan quienes han estado allí que el circuito laboral está bien organizado: las posibilidades de empleo se publicitan en las carteleras, y los centros de información orientan sobre esas búsquedas.
Recibido de médico, Federico Díaz Telli se embarcó en un viaje de casi cinco meses por Nueva Zelanda. Desde cosechar kiwis hasta filetear pescados y servir mesas, no le escapó a nada. Ahora, el destino lo sorprende en Hong Kong. "Si lo que se busca es hacer plata ?dice?, hay que quedarse más tiempo que cuatro meses y rogar que no llueva. Para mí fue una vivencia muy diferente de lo que me imaginaba: conocí gente grandiosa y aprendí mucho sobre la vida laboral. Es una gran oportunidad para que un hijo madure, crezca, conozca gente, aprenda y viva cosas únicas, realmente únicas."
Sebastián Parrado cocinó hamburguesas, lavó copas, sirvió desayunos y ofició de portero. Pero también recaló en Fiji y conoció hasta el último resquicio de Auckland, Wellington, Rotura y Tongariro, entre otros enclaves. "Es una experiencia muy recomendable ?afirma?. Se aprende mucho: a vivir solo, a generar ingresos, a interactuar con todo tipo de personas, y se perfecciona el inglés. Hay que vivir esta experiencia mientras haya ganas y tiempo. Si la oportunidad está, no hay que dejarla pasar."
lanacion.com
LA NACION
Para muchos de ellos fue una suerte de pasantía en la edad adulta y esforzada: la primera vez que se enfrentaron a situaciones como limpiar un baño, cosechar kiwis, cocinar para medio centenar de marineros hambrientos, conducir un taxi a pedal con turistas a bordo o prestarle el cuerpo a alguna de las princesas de Disney y sacarse fotos con la catarata de fanáticos que visitan los parques.
El objetivo de máxima es que el dinero les alcance hasta fin de mes y, si es posible, ahorrar algo para tomarse uno o varios meses libres para recorrer el mundo.
Cada vez son más los jóvenes argentinos de entre 18 y 25 años que deciden viajar al exterior para ser parte de algún programa Work & Holidays, una tendencia que comenzó a mediados de los 90 y que por estos años se afianzó, sobre todo con destinos poco convencionales, como Nueva Zelanda -hoy la más buscada-, Alaska, Sudáfrica, Hawai, Irlanda o incluso Disney. La propuesta es instalarse allí con un permiso de trabajo temporario gracias a convenios diplomáticos de esos países con la Argentina. Pero, sin duda, Nueva Zelanda se convirtió en la meca del turismo laboral universitario.
Así, en los últimos años proliferaron las agencias de viajes que ofrecen paquetes que rondan los 3000 dólares, incluyendo el aéreo, el seguro de viaje, el asesoramiento legal, la gestoría de los trámites y la visa, siempre dependiendo del destino elegido.
Se puede optar por un sistema abierto o cerrado. El segundo implica viajar sabiendo que uno tendrá un trabajo en una determinada empresa por equis cantidad de meses. En el sistema abierto, la persona se busca trabajo en el destino, con la garantía de que tiene todos los papeles en regla y de que en ese lugar hay posibilidades de empleo. Esta es la modalidad más elegida.
Por estos días, la vedette de los destinos elegidos es Nueva Zelanda, que se abrió a los argentinos en 2005 al rubricarse un convenio bilateral. Originalmente sólo había 200 vacantes disponibles. Hoy, el programa se amplió a 1000 cupos y según contaron las agencias que comercializan paquetes para Nueva Zelanda, las vacantes se agotan el mismo día en que se abre la inscripción online .
El año pasado, por ejemplo, fueron 3500 las personas que se inscribieron y completaron los exámenes médicos para viajar. Pero sólo 1000 pudieron hacerlo. "Es el destino más elegido. La inscripción se abre el 12 de octubre y si ese mismo día uno no aplica online , se queda sin vacante", explica Verónica Ferreyra, gerente de InterLatina, una de las 50 agencias de este tipo que hay en el país.
Entre sus ofertas, se encuentran los destinos más tradicionales para este tipo de viaje: los Estados Unidos y Europa, con sus ofertas para trabajar en los centros de esquí o cuidar niños a cambio de estadas y cursos de idioma. Sin embargo, se aclara que países como España o Inglaterra suspendieron este tipo de visas, "debido a la difícil crisis económica que atraviesan esos países". La idea es evitar que los jóvenes extranjeros ocupen puestos que escasean para los locales.
Sudáfrica es otro de los destinos que se sumaron en el último tiempo, gracias a un programa de promoción que lanzó el gobierno local. Pueden viajar jóvenes menores de 25 años y la mayor demanda es para sistemas de voluntariados, ya sea en trabajos en instituciones que trabajan con personas carenciadas como con animales. "Hasta mayo se inscribieron muchos chicos, supongo que con la idea de quedarse para el Mundial", explica Ferreyra.
Hay tres puntos dentro de los Estados Unidos que escapan a los tradicionales destinos para Work & Holidays: uno de ellos es Hawai, muy buscado por fanáticos del surf. "Los trabajos en los que generalmente se insertan son en la atención al turismo, escuelas de surf, empleos en bares, playas y negocios de venta de ropa. Pero el trabajo que se consiga depende de cuánto inglés se hable", explica Jorge Ciarfaglia, director de la consultora Work & Hols, que promociona paquetes de Web U.S.
"El gobierno de EE.UU. tiene un programa de visas para jóvenes estudiantes universitarios. Pero el requisito es que el viaje se haga durante el receso universitario. Esto significa que indefectiblemente debe ser entre diciembre y marzo", explica Ciarfaglia.
Dentro de los Estados Unidos, los dominios de Disney Company, en Orlando, ocupan una superficie equivalente a la de Manhattan. Y con el cetro de haberse convertido en uno de los bastiones turísticos más visitados del planeta, la mitad de los 60.000 empleados de ese gigante proviene de programas de intercambio.
Desde 2000, 800 universitarios de todas partes de la Argentina, seleccionados a partir del Disney International College Program, fueron parte de la experiencia de trabajar allí de diciembre a marzo. El gasto de la visa de trabajo (J1) corre siempre por cuenta de la corporación. La retribución laboral puede ser de hasta US$ 8,50 la hora en alguno de los seis parques de diversiones, o en los distintos puestos que ofrecen los 18 hoteles del complejo. Hay 15 oficios para los cuales postularse: desde encarnar a un personaje de Disney, vender merchandising u organizar las filas de los juegos, entre otros.
"Este año hubo 500 postulantes universitarios para 100 puestos", contó Marcelo García Márquez, el reclutador de Disney: "Se desviven por hacer la experiencia. Y allí tienen un alto concepto de los estudiantes argentinos. Los ven responsables, comprometidos y esforzados".
"Vivís en el lugar más feliz del mundo, lleno de magia. Todos se cuidan y protegen entre sí y hasta tus jefes son muy buena onda. No hay otro lugar que lo iguale", cuenta de su experiencia en Disney Hollywood Studios el verano pasado Agustina Sabaliauskas, de 20 años, estudiante de marketing en la UCES.
Su madre le pagó los US$ 1800 del pasaje, seguro médico y la visa, que ella juró devolverle. Trabajó como cajera en 11 puestos del parque. "Allí gastás todo lo que ganás. No podés ahorrar porque el impulso hacia el consumo es muy fuerte, dentro y fuera de los parques. Pero la experiencia es inigualable", describió.
Leonardo Ferraro está hoy en Egipto, luego de haber hecho experiencias en Nueva Zelanda e Irlanda: "Fueron experiencias muy distintas; la de Nueva Zelanda fue la primera y se dio porque unos amigos tenían ganas de viajar y me sumé a su idea. No teníamos plata y surgió la visa para trabajar en ese país. Cuando llegamos, trabajamos de albañil, mesero, lavando platos, recepcionista y hasta de barman."
HAWAI
Vacantes: ilimitadas.
Edad: entre 18 y 29 años.
Costos: US$ 3000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200 a 1600
Requisitos: ser estudiante universitario o terciario y viajar durante el receso estudiantil, de diciembre a marzo. La visa que se otorga habilita a permanecer cuatro meses en el país.
IRLANDA
Vacantes: 100 visas.
Edad: entre 18 y 30 años.
Costos: US$ 4000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200
Requisitos: no se requiere ser universitario; no debe tener antecedentes penales. El permiso habilita para trabajar durante un año en cualquier sector. Quedan excluidos los empleos calificados.
EE.UU
Vacantes: ilimitadas.
Edad: entre 20 y 29 años.
Costos: US$ 3000 (incluye pasajes, seguro médico, visa y asistencia de una agencia).
Sueldo mensual: US$ 1200 a 1600
Requisitos: Work & Travel es un programa del gobierno de los Estados Unidos que habilita para trabajar por cuatro meses a estudiantes universitarios o terciarios, durante las vacaciones del ciclo lectivo.
SUDAFRICA
Vacantes: ilimitadas.
Edad: hasta 25 años.
Costos: US$ 2500
Pasaje: US$ 1010
Sueldo mensual: US$ 600
Requisitos: ofrecen un sistema de voluntariado en instituciones sociales. Fue un programa que lanzó el gobierno con vistas al Mundial. Permite permanecer hasta 12 meses.
NUEVA ZELANDA
Vacantes: 1000 cupos.
Edad: entre 18 y 30 años.
Costos: US$ 3000
Pasaje: US$ 1280
Sueldo mensual: US$ 1300
Requisitos: se pueden inscribir por Internet y someterse a un estudio médico. Es condición no tener hijos. Se deben llevar 3000 dólares al llegar al país. La visa permite trabajar por un año.
ALASKA, EL DESTINO MENOS PENSADO
Otro de los destinos exóticos que eligen miles de jóvenes es Alaska. Muchos se emplean en la industria pesquera o se embarcan como tripulación de los cruceros que van y vienen a California. Para trabajar en un crucero es requisito tener un excelente nivel de inglés y experiencia en hotelería cinco estrellas. En seis meses de trabajo, se ganan más de 10.000 dólares. Una de las agencias que llevó pasajeros a este destino es Tije Travel. LA NACION los consultó, pero no contestaron las llamadas.
El arduo trabajo en el campo les permitre luego viajar por el mundo
Son todas tareas que ni soñando harían aquí. Pero llegaron hasta Nueva Zelanda ?el destino estrella para los que se lanzan a la aventura de solventar un viaje exótico con el sudor de su primer trabajo? y, en esas circunstancias, los sacrificios se dan por descontados. La gran mayoría cosecha lechuga, manzanas y mandarinas. Poda y guía las parras de viñedos y kiwis en Tauranga, para luego extraer de allí sus frutos.
En los centros de recolección, los trabajadores foráneos se codean con maoríes y empaquetan todo en cantidades industriales y a ritmo agotador.
La paga es buena para los argentinos, pero no para los locales: 12,50 dólares neozelandeces por hora, menos el 20 por ciento de impuestos que les retiene el gobierno. Eso les permite ahorrar cerca de 450 por semana, y la cifra resulta suficiente para solventar el "desquite" turístico que sobrevendrá después: recorrer en un auto adquirido a buen precio los tesoros naturales del país; paisajes impresionantes dondequiera que el ojo viaje, según describen a La Nacion media docena de estudiantes argentinos que han recalado en Nueva Zelanda o se encuentran ahora allí.
Los que están entrenados se adentran en las faenas camperas más complejas, como el ordeñe, el cuidado de ganado y hasta la doma de caballos briosos. La mano de obra en el campo siempre escasea y por eso el gobierno impulsa las visas work & holiday. Pero para lo que reniegan de las tareas agrícola-ganaderas están los bares y restaurantes, las labores domésticas en el sector turístico y, si se tiene mucha suerte, algún empleo más sosegado en el rubro administrativo. "Después de seis horas de juntar manzanas con mis amigas, ya exhaustas y frustradas sacamos la bandera blanca y nos sinceramos: gracias por el empleo, pero esto no es para nosotras", se excusaron tres argentinas en Hasting, otro enclave agrícola en la isla norte del país, luego de permanecer horas trepadas a una escalera, provistas de una mochila con más de 20 kilos de manzanas. El peso les curvaba la espalda hasta hacerlas tambalear. Y así fue como entendieron que debían envasarlas, según confió Verónica Bayugar, que junto a otras dos amigas fue una de las precursoras en rastrillar Nueva Zelanda. La recompensa vino después de seis meses de trabajo, intercalado entre pausas turísticas por todo el país y las tareas de aseo en un hotel, cuando el telón bajó con gran viaje por Vietnam, Camboya y Tailandia.
Cuentan quienes han estado allí que el circuito laboral está bien organizado: las posibilidades de empleo se publicitan en las carteleras, y los centros de información orientan sobre esas búsquedas.
Recibido de médico, Federico Díaz Telli se embarcó en un viaje de casi cinco meses por Nueva Zelanda. Desde cosechar kiwis hasta filetear pescados y servir mesas, no le escapó a nada. Ahora, el destino lo sorprende en Hong Kong. "Si lo que se busca es hacer plata ?dice?, hay que quedarse más tiempo que cuatro meses y rogar que no llueva. Para mí fue una vivencia muy diferente de lo que me imaginaba: conocí gente grandiosa y aprendí mucho sobre la vida laboral. Es una gran oportunidad para que un hijo madure, crezca, conozca gente, aprenda y viva cosas únicas, realmente únicas."
Sebastián Parrado cocinó hamburguesas, lavó copas, sirvió desayunos y ofició de portero. Pero también recaló en Fiji y conoció hasta el último resquicio de Auckland, Wellington, Rotura y Tongariro, entre otros enclaves. "Es una experiencia muy recomendable ?afirma?. Se aprende mucho: a vivir solo, a generar ingresos, a interactuar con todo tipo de personas, y se perfecciona el inglés. Hay que vivir esta experiencia mientras haya ganas y tiempo. Si la oportunidad está, no hay que dejarla pasar."
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