La Real Academia Española tiene ya “muy avanzada” la incorporación al Diccionario de “matrimonio homosexual”, una acepción que no figura entre las novedades que la RAE ha volcado ayer en la red, pero que “aparecerá sin duda” en la próxima edición del Diccionario, que se publicará en 2013.
En esos términos se expresa el secretario de la RAE, Darío Villanueva, en la entrevista que concedió ayer con motivo del amplio listado de novedades que ya se pueden consultar en la versión electrónica del Diccionario y que actualizan el contenido de la XXII edición de esta obra esencial de referencia.
La aprobación en 2005 de la ley que permite en España el matrimonio entre personas del mismo sexo –que este mismo mes se aprobó en Argentina– llevó a la Academia a plantearse “la necesidad de modificar el significado de la palabra ‘matrimonio’ para reflejar "esa realidad que la ley ha propiciado”.
Pero, como sucede con cualquier incorporación que se hace al Diccionario, el proceso es complejo.
Los propios académicos “captaron la necesidad” de incluir la acepción de “matrimonio homosexual”, y, a partir de ahí, el Instituto de Lexicografía comenzó “el estudio documental de las fuentes que acreditan que esa acepción tiene su sentido”, explica Villanueva.
“La Academia no legisla, no crea realidades. Simplemente introduce en el Diccionario acepciones y términos que están en el lenguaje. No emite en relación a ellos ningún juicio de valor, actúa con la más absoluta de las objetividades”, pero teniendo en cuenta que cualquier decisión “afecta a una comunidad de 450 millones de personas”, dice con énfasis el secretario.
Pero en el Diccionario todo tiene que ser consensuado con las 21 Academias de la Lengua Española restantes, y la inclusión de “matrimonio homosexual” debe ser “visada” por ellas porque “no en todos los países existe la misma legislación”.
Lo más que puede pasar es que esa acepción figure con una marca que haga referencia al país o países donde se utiliza, pero, de una forma u otra, “matrimonio homosexual” aparecerá “sin duda en la próxima edición del Diccionario”.
Entre las novedades que ya se pueden consultar en la página electrónica del Diccionario hay muchas que sólo consisten en pequeñas modificaciones de términos ya existentes, y a ese grupo pertenece la voz “pederastia”. La acepción de “sodomía” que figuraba hasta ahora al definir esa palabra se sustituye por “práctica del coito anal”.
También se define pederastia como “inclinación erótica hacia los niños” y “abuso sexual cometido con los niños”.
Villanueva, ex rector de la Universidad de Santiago, deja claro que la acepción que equipara “pederastia” con “práctica del coito anal” está “documentada” y recuerda que esa práctica "no tiene que ver con la homosexualidad necesariamente, sino que se puede realizar entre personas de distinto sexo”.
“Monoparental”, es decir, la familia “que está formada sólo por el padre o la madre y los hijos” es otra de las novedades del Diccionario, como también lo es la forma compleja “abandono de familia”.
En más de una ocasión los colectivos feministas han acusado de machista a la Academia por el tono de determinadas definiciones, y han pedido cambios en varias.
Para Villanueva, “el problema no es si el Diccionario es machista. El problema es si lo es la sociedad. Si la Academia suprimiera los términos con connotaciones negativas, estaría ejerciendo una especie de censura”.
“La Academia no inventa el idioma ni las conductas. Su misión es recoger el idioma tal cual es”, concluye el secretario.
elargentino.com
En esos términos se expresa el secretario de la RAE, Darío Villanueva, en la entrevista que concedió ayer con motivo del amplio listado de novedades que ya se pueden consultar en la versión electrónica del Diccionario y que actualizan el contenido de la XXII edición de esta obra esencial de referencia.
La aprobación en 2005 de la ley que permite en España el matrimonio entre personas del mismo sexo –que este mismo mes se aprobó en Argentina– llevó a la Academia a plantearse “la necesidad de modificar el significado de la palabra ‘matrimonio’ para reflejar "esa realidad que la ley ha propiciado”.
Pero, como sucede con cualquier incorporación que se hace al Diccionario, el proceso es complejo.
Los propios académicos “captaron la necesidad” de incluir la acepción de “matrimonio homosexual”, y, a partir de ahí, el Instituto de Lexicografía comenzó “el estudio documental de las fuentes que acreditan que esa acepción tiene su sentido”, explica Villanueva.
“La Academia no legisla, no crea realidades. Simplemente introduce en el Diccionario acepciones y términos que están en el lenguaje. No emite en relación a ellos ningún juicio de valor, actúa con la más absoluta de las objetividades”, pero teniendo en cuenta que cualquier decisión “afecta a una comunidad de 450 millones de personas”, dice con énfasis el secretario.
Pero en el Diccionario todo tiene que ser consensuado con las 21 Academias de la Lengua Española restantes, y la inclusión de “matrimonio homosexual” debe ser “visada” por ellas porque “no en todos los países existe la misma legislación”.
Lo más que puede pasar es que esa acepción figure con una marca que haga referencia al país o países donde se utiliza, pero, de una forma u otra, “matrimonio homosexual” aparecerá “sin duda en la próxima edición del Diccionario”.
Entre las novedades que ya se pueden consultar en la página electrónica del Diccionario hay muchas que sólo consisten en pequeñas modificaciones de términos ya existentes, y a ese grupo pertenece la voz “pederastia”. La acepción de “sodomía” que figuraba hasta ahora al definir esa palabra se sustituye por “práctica del coito anal”.
También se define pederastia como “inclinación erótica hacia los niños” y “abuso sexual cometido con los niños”.
Villanueva, ex rector de la Universidad de Santiago, deja claro que la acepción que equipara “pederastia” con “práctica del coito anal” está “documentada” y recuerda que esa práctica "no tiene que ver con la homosexualidad necesariamente, sino que se puede realizar entre personas de distinto sexo”.
“Monoparental”, es decir, la familia “que está formada sólo por el padre o la madre y los hijos” es otra de las novedades del Diccionario, como también lo es la forma compleja “abandono de familia”.
En más de una ocasión los colectivos feministas han acusado de machista a la Academia por el tono de determinadas definiciones, y han pedido cambios en varias.
Para Villanueva, “el problema no es si el Diccionario es machista. El problema es si lo es la sociedad. Si la Academia suprimiera los términos con connotaciones negativas, estaría ejerciendo una especie de censura”.
“La Academia no inventa el idioma ni las conductas. Su misión es recoger el idioma tal cual es”, concluye el secretario.
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