El día de San Valentín cuenta casi con tantos detractores como admiradores. Quienes estén enamorados, sobre todo en la primera fase del amor romántico (ésa en la que se sienten mariposas en el estómago, sudan las manos, aumenta el ritmo cardiaco y se altera la respiración con tan sólo ver acercarse a la persona deseada) tienen motivos para celebrar. Pero, ¿qué ocurre con quienes acaban de romper una relación y tienen el corazón roto? Además de aborrecer los peluches de ositos amorosos y toda la parafernalia que rodea al día de los enamorados, pueden ver agravados algunos de sus síntomas depresivos, ya que el desamor es una etapa emocional muy dura, parecida al duelo.
"El amor es una droga. Crea una adicción muy fuerte hacia la otra persona. Y cuando durante algún tiempo te has metido todos los días esta 'droga' de amor y, de repente, te la quitan de golpe, a través de una ruptura, se sufre el 'mono', al igual que les sucede a los drogadictos", explica a ELMUNDO.es, Jesús J. de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos. De hecho, los neurólogos y psiquiatras hablan del Síndrome de Abstinencia del Amor para definir este periodo.
Básicamente, "el desamor activa las mismas áreas cerebrales que el amor, pero de manera diferente", señala Gándara. Algunos experimentos con imágenes de resonancias magnéticas han demostrado que las áreas del cerebro que funcionan durante el desamor también están activas en aquellos pacientes que tratan de desengancharse de la cocaína o los opioides. Y, por si no fuera bastante, las zonas implicadas en el dolor físico -las que hacen estremecer a alguien cuando recibe una patada o un puñetazo- también están en marcha en esta etapa. Por lo que la expresión 'el amor duele' es, en este caso, literal.
Según cuenta Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers (EEUU) y una de las mayores expertas en la biología del amor, tras una ruptura sentimental la persona atravesará dos fases: en la primera, la de protesta y negación, el amante despechado hará lo posible por volver atrás, por intentar arreglar lo que cree que falló en la relación y tratar de recuperar a la persona amada. "Para ello no dudará en mandarle mensajes, escribirle notas. Intentará seducirle de nuevo", indica Fisher.
Esta reacción, al parecer, es muy común entre los mamíferos y se debe a que en este primer momento sigue muy activa el área ventral tegmental del cerebro, que segrega dopamina, la misma sustancia que interviene en el enamoramiento. Es decir, se actúa igual que al principio de la relación romántica, cuando todo es de color de rosa, "porque la persona abandonada sigue enamorada y seguirá así durante varias semanas", dice la antropóloga, que ha escrito multitud de artículos sobre el tema. Lo único es que, en esta ocasión, no será correspondida. Además, tras el abandono ocurre un fenómeno curioso, conocido en psicología como "la atracción de la frustración", y que consiste en que a la persona vuelve a sentir por su ex una pasión que no tenía al final de la relación amorosa.
Tras este periodo, puede aparecer la rabia, algo normal porque los reguladores del amor y el odio están en la misma zona del cerebro y relacionados con los sistemas de recompensa. Esto ocurre con mayor frecuencia durante los procesos de divorcio, en los que los contendientes, además de sus sentimientos, tienen muchas más cosas en juego. Sin embargo, esta rabia no quiere decir que la persona ya se haya desenamorado. Como recuerda Fisher, "lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia".
La desesperación
Superado ese primer episodio del 'duelo', llega la segunda fase: la resignación. Se incrementan entonces la tristeza, el llanto incontrolado con cualquier motivo (una canción, un bar, una frase...) que recuerde a la persona amada, las ganas de aislarse del resto del mundo y de estar a solas con el propio dolor. Según un estudio estadounidense con 114 personas que habían sufrido una ruptura amorosa en los últimos dos meses, más del 40% sufría un claro cuadro depresivo y un 12% empezaba a padecer una depresión grave.
Asimismo, durante esta fase se han documentado algunos fallecimientos. Como reconoce Helen Fisher "quienes tienen el corazón roto pueden morir por un infarto o un ataque cardiaco, pero todo viene motivado por la pérdida". Famoso es el caso del guionista Peter Viertel, que murió tan solo 22 días después de que lo hiciera su esposa, la actriz Deborah Kerr.
¿Cuánto dura el desamor? Para Gándara "esta pregunta no tiene respuesta desde el punto de vista científico, pero sí desde el punto de vista adaptativo y del sentido común". Este psiquiatra indica que como mínimo, "la persona despechada necesitará entre dos y tres meses para hacerse a su nueva situación. A partir de los seis meses debería mejorar y tener de nuevo ganas de salir. Y, si al cabo de un año su tristeza sigue igual, puede ser un estado crónico y requerir la ayuda de un especialista".
Diferencias entre hombres y mujeres
La forma en la que los individuos viven este particular 'duelo' dependerá de muchos factores y, también, de si es hombre o mujer. Por ejemplo, ellos tienen más posibilidades de recurrir al alcohol para ahogar sus penas, tienen cuatro veces más riesgo de suicidarse y espían y amenazan a sus ex parejas con mayor frecuencia. Y tampoco son muy propensos a hacer públicos sus sentimientos.
Por su parte, las mujeres tienen más riesgo de depresión, lloran más que los hombres y suelen perder más peso y dormir peor que ellos. Sin embargo, son muy amigas de contar todo lo que están sintiendo a su círculo más cercano. Pero, a pesar de todo y aunque quienes estén viviendo esta etapa piensen que nunca van a salir del pozo, se equivocan. "La mayoría de la gente se recupera antes o después de una ruptura y se vuelve a enamorar sin problemas", reconoce Fisher.
elmundo.es
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