domingo, 20 de febrero de 2011

¿Codo de tenista por tareas cotidianas?

Fabiola Czubaj
LA NACION
La práctica del deporte que le prestó su nombre a la lesión conocida popularmente como "codo de tenista" perdió la exclusividad.
Tareas tan cotidianas como retorcer el trapo de piso, cargar las bolsas del supermercado, revocar una pared, trabajar con un destornillador o pasar varias horas todos los días sin alejarse del teclado de la computadora están causando nada más ni nada menos que el 90% de los casos de epicondilalgia.
"Es una de las enfermedades más comunes en el codo y no sólo afecta a los tenistas", sostuvo el doctor Enrique Pereira, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano y Reconstrucción del Miembro superior (AACM). De hecho, el 10% de los 250 pacientes nuevos que atiende por mes consulta por codo de tenista... pero sólo el 10% juega al tenis, lo que coincide con el informe que acaba de difundir la AACM.
El resto son amas de casa, oficinistas, albañiles, peluqueros, cocineros, mecánicos o ejecutivos, entre muchos otros, que padecen las consecuencias de un esfuerzo o una tensión prolongada superior a los que tolerarían los músculos y tendones que permiten extender la muñeca y llevar la mano hacia arriba.
El organismo es capaz de reparar la lesión original con sólo modificar el movimiento que la provocó o intercalar descansos cortos durante la actividad. De lo contrario, puede producir microlesiones acumulativas que agravan el problema en meses.
Cuando aparece el dolor característico en la cara lateral externa del codo (en la punta del hueso que sobresale, el epicóndilo, o un poco más hacia el antebrazo), y no cede en un par de días, esas microlesiones comenzaron a acumularse. "Es específicamente una lesión en la fibras colágenas de los tendones, que son las que les proporcionan elasticidad y resistencia", explicó el doctor Aníbal Acuña, también miembro de la AACM.
Precisó que basta un esfuerzo desmedido, que puede ser desde levantar de golpe un peso muy grande o hacer pequeños esfuerzos repetidos hasta retorcer un trapo todos los días, como para sufrir lesiones microscópicas que necesitarán "tiempo de descanso de ese esfuerzo" para curarse. "Si no -dijo-, se suman día tras día hasta que la lesión se vuelve considerable."
Ellos, más que ellas
Según el informe de la AACM, la epicondilalgia suele afectar más a hombres que a mujeres. Sobre todo entre los 30 y los 50 años.
Y el dolor que produce puede llegar a ser tan intenso que impide hacer otras tareas cotidianas, como el aseo personal, usar los cubiertos o manejar el auto.
"Son síntomas que se repiten bastante en las consultas -precisó Pereira, traumatólogo y especialista en cirugía artroscópica de la mano y el miembro superior-. Sienten que les duele el codo en un lugar muy preciso que señalan apenas se les pregunta. Dicen también que, por ejemplo, no pueden levantar una botella de gaseosa de dos litros en la mesa o que les cuesta girar la llave para abrir la puerta de la casa. Ahí recién se asustan y consultan."
El diagnóstico es clínico, es decir a través de los síntomas. En la radiografía, que se pide para descartar otras causas posibles de lesión, todo parece normal. Eso, explicó Acuña, es porque los tendones son invisibles para los rayos X.
"Si llega una persona a una guardia de un hospital y dice que le duele el codo, se le pide una radiografía para saber si la estructura es normal y descartar problemas que nada tuvieron que ver con el esfuerzo causante del dolor -explicó-. Es importante que el paciente recuerde que, si hay dolor, hay un problema."
En tanto, Pereira comentó que si se analizan bajo el microscopio muestras de tendones, se observarían las consecuencias de postergar la consulta. "En las muestras de quienes van al médico al día siguiente del inicio del dolor, por ejemplo, veríamos una gran cantidad de células inflamatorias -explicó-. En cambio, en las muestras de pacientes que consultan cuando la enfermedad ya es degenerativa, que puede ser el caso de una persona que no le prestó demasiada atención al dolor durante tres meses ni recuerda cómo comenzó, habrían escasísimas células inflamatorias, pero un desgarro de tendón, lo que sucede cuando el tejido perdió calidad y, también, capacidad de cicatrización."
En el primer caso, la respuesta al tratamiento es más rápida (el 75% no siente dolor al mes) que en el segundo (un 50% siente alivio del dolor a los dos meses, pero puede seguir con alguna molestia).
"Una distensión por un esfuerzo que se deja de hacer se cura sola en 2 o 3 días -dijo Acuña-. Generalmente, cuando se siente dolor es tarde porque se acumularon muchas microlesiones y es mucho más difícil solucionarlo en el tiempo que quisiera la persona. Llevará varios meses."
Hoy es posible pasar 8-10 horas frente a la computadora, sin considerar que la tensión que se mantiene al trabajar puede dañar los tendones del codo. "Cuando se juegan juegos o se está trabajando con el mouse y el teclado, se tensan los músculos como un guerrero en lucha -ilustró Acuña-. Y la tensión prolongada durante horas va causando las lesiones."
Segundos de descanso
Para prevenirlas, y dado que no siempre se puede modificar el trabajo, hay que intercalar los movimientos que causan el sobreesfuerzo con intervalos de descanso con otras tareas o ejercicios de elongación, que consiste en extender la muñeca hacia arriba, doblarla hacia abajo en 90° y hacer un leve esfuerzo para tratar de extenderla con ayuda de la otra mano como resistencia.
"Cuando la palma de la mano está hacia la mesa y sostiene el mouse o una herramienta, los músculos y tendones del dorso de la muñeca y en antebrazo trabajan sin descanso. Eso se puede intercalar tranquilamente con 30 segundos de ejercicio de elongación cada media hora", aconsejó el especialista.

OTRO SINDROME

Puede confundirse con el codo de tenista, pero en realidad se trata de un trastorno completamente distinto: el síndrome del túnel cubital.
La diferencia entre la epicondilalgia y este síndrome es, para cualquiera de nosotros, la ubicación del dolor. Mientras que los pacientes con codo de tenista se señalan la cara lateral externa del codo cuando el médico le pregunta, las personas con síndrome del túnel cubital apuntan hacia la cara interna.
"Es otra afección que se ve cada vez con más frecuencia en los consultorios", explicó por vía telefónica a La Nacion el doctor Enrique Pereira, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano y Reconstrucción del Miembro Superior (AACM).
Explicó que es un síndrome que está muy relacionado con la postura al trabajar o al dormir, porque "la flexión del codo distiende o comprime el nervio cubital. En general, los pacientes no localizan tan bien el dolor como lo hacen los pacientes con codo de tenista, pero siempre señalan la parte interna".
El nervio cubital va desde el hombro hasta la mano y es el responsable de que podamos mover o tener sensibilidad en la mano y en la muñeca. A lo largo de su recorrido por el brazo, es justamente en el codo donde está más cerca de la superficie del cuerpo. Allí, lo resguarda el túnel cubital, que es un espacio en la cara interna del codo por el que el nervio ingresa en el antebrazo.
El dolor aparece cuando el nervio sufre mucha presión y, lo más importante, es que se mantiene durante la actividad, pero también durante el descanso.
"Es muy común en las personas que usan y abusan del teclado y el mouse de la computadora con el escritorio o la mesa muy cerca, lo que les hace mantener el codo flexionado, y también, en general, al dormir lo hacen con el codo en flexión, como cuando uno se abraza a la almohada... Todo esto -agregó el especialista- irrita el nervio cubital y el dolor es más frecuente cuando el brazo está en reposo o durante la noche."
Además del tratamiento que indicará el médico, aconsejan reducir la flexión del codo para que no empeore la salud del nervio y hasta utilizar una codera, sobre todo al dormir, para inmovilizar el codo.
lanacion.com

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