José María Costa
LA NACION
"Va a llegar un día en que nos van a implantar un chip debajo del cuero cabelludo y tu jefe va a saber si estás trabajando o haciendo otra cosa", resumió, al final de la entrevista, en tono jovial, Eduardo Cimicola, de 60 años, que practica turismo aventura desde hace varias décadas y a quien el sistema de posicionamiento global, conocido como GPS (por su sigla en inglés), le abrió un nuevo abanico de posibles aventuras.
LA NACION
"Va a llegar un día en que nos van a implantar un chip debajo del cuero cabelludo y tu jefe va a saber si estás trabajando o haciendo otra cosa", resumió, al final de la entrevista, en tono jovial, Eduardo Cimicola, de 60 años, que practica turismo aventura desde hace varias décadas y a quien el sistema de posicionamiento global, conocido como GPS (por su sigla en inglés), le abrió un nuevo abanico de posibles aventuras.
Así como los equipos GPS se diversificaron en tamaño, formas y prestaciones, sus usos también se adaptaron a las necesidades de todo tipo de personas, como taxistas, ciclistas, amas de casa, aventureros e incluso fanáticos de las redes sociales.
El sistema GPS cumple una misión simple: ubicar un punto específico en la Tierra, con un margen de error de pocos metros, a través de la triangulación de un dispositivo (puede ser un navegador, un celular o una computadora) con al menos tres de los 24 satélites en la órbita terrestre, operados por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
"Hoy en día, la geolocalización ya se ha convertido en algo fundamental. Desde un viaje a un destino desconocido, pasando por la necesidad de encontrar una estación de servicio, un local de comidas rápidas o, simplemente, por las ganas de «volar» hacia algún lugar del planeta, desde Google Earth o Bing Maps", dijo Pablo Faín, que tiene 22 años, trabaja en sistemas y tiene la máxima categoría posible en Forsquare, una red social en que el sistema GPS es imprescindible.
La certeza de conocer hacia dónde uno se dirige parece ser un bien más preciado de lo que se creía, apenas 10 años atrás, cuando la sigla GPS resultaba extraña al oído.
"El GPS se ha transformado en un elemento indispensable, como fue una heladera, un televisor o un aire acondicionado en la casa de una persona", explicó a LA NACION Néstor Grimaldi, de Costanera Uno, que es representante oficial en la Argentina de Garmín, una de las marcas de GPS más conocidas a nivel mundial.
Según estimaciones de fuentes del sector, el crecimiento de la venta fue superior al 10 por ciento interanual.
"Son varios los factores que hicieron que los GPS fueran aceptados e incorporados rápidamente. Por un lado, está el precio de los equipos, que fue bajando; por otro lado, la incorporación por necesidad y seguridad", dijo Grimaldi.
Compras y aventuras
"En 1998 compré mi primer GPS, que no tiene nada que ver con los actuales. En aquel momento estaban en blanco y no tenían la capacidad de cargar mapas. Entonces, lo único que tenías era un aparato que te decía en qué latitud y qué longitud estabas ubicado en ese momento", recordó Eduardo Cimicola, y agregó: "Era una maravilla. Veníamos de tener una carta de papel que había que desenrollar en medio de la cordillera y pasamos a tener un aparatito que te decía dónde estabas, y vos, más o menos, lo podías marcar en la carta. Era un gran salto".
Pero ese fue el inicio de otras actividades que Eduardo y un grupo de aventureros comenzaron a hacer en torno al GPS, como fue el diseño de mapas de la Argentina.
"Para eso, creamos un foro, llamado Patagonia 4x4, en el que nos reunimos personas, y entre los recorridos que hacemos vamos armando los mapas en zonas donde no hay caminos", explicó.
Incluso, una nueva versión de la búsqueda del tesoro llegó de la mano de la tecnología GPS. Se llama Geocaching, y consiste en ocultar objetos en algún lugar y dar como pistas, por Internet, las coordenadas para que una persona lo busque y luego lo esconda en otro lugar.
La última barrera que el GPS rompió hasta ahora son las redes sociales y el máximo exponente de ellas es Forsquare.
Según Faín: "Forsquare es un servicio de geolocalización que funciona con GPS. La idea principal es hacer check-in en cada lugar que uno visita. Estos lugares se llaman venues , y son creados por los mismos usuarios. Cuantas más veces una persona visite un lugar, más puede obtener descuentos o premios de esas empresas", explicó.
El joven agregó: "En la Argentina está comenzando a utilizarse de a poco. Ya somos algo más de 100.000 usuarios en todo el país; nos encontramos, la gran mayoría, en la ciudad de Buenos Aires".
CUANDO MIRAN DE REOJO AL ENEMIGO
El GPS vino a atentar contra una profesión que durante décadas necesitó de hombres (ahora también mujeres) que tuvieran un sentido de orientación innato, además de una memoria privilegiada para recordar hasta los pasajes de menos de 100 metros que tienen algunos barrios porteños. El ser taxista no era un trabajo para cualquiera, aseguraron a LA NACION conductores que tienen más de 10 años arriba de un auto negro y amarillo en la ciudad. "Ahora cualquiera se sube a un auto y se cree Gardel con ese aparatito. Ni siquiera se esfuerzan por recordar las calles. Se perdió esa magia", aseguró Carlos Juárez, un taxista de los de antes.
lanacion.com
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