Fabiola Czubaj
LA NACION
No importa si la enfermedad mental que altera el estado anímico comenzó a los 9, 16, 27 o 50 años. A diferencia de lo que se piensa, la edad de inicio del trastorno bipolar y de la depresión mayor no determina si los síntomas serán más o menos graves ni si serán más o menos frecuentes.
LA NACION
No importa si la enfermedad mental que altera el estado anímico comenzó a los 9, 16, 27 o 50 años. A diferencia de lo que se piensa, la edad de inicio del trastorno bipolar y de la depresión mayor no determina si los síntomas serán más o menos graves ni si serán más o menos frecuentes.
Eso sí: cuanto antes aparecen, más afectarán la vida social, educativa, laboral y afectiva, incluido el estado civil, según una investigación local que forma parte de un esfuerzo de nueve centros en el mundo para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esas enfermedades.
"La novedad de este estudio es que se trata de resultados de una muestra grande de pacientes argentinos, en un área en la que aquí contamos con muy poca investigación, y que demuestra que para la evolución de la enfermedad, la edad de aparición no hace diferencia alguna. Al contrario, es como si tuviera un genio maligno propio...", explicó a La Nacion el doctor Gustavo Vázquez, director del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo (UP) y autor principal del trabajo que se publicará el mes que viene en Mind & Brain. The Journal of Psychiatry.
El equipo estudió a 648 adultos de mediana edad con uno de los dos desórdenes afectivos diagnosticados: 530 convivían con el trastorno bipolar y 118 con la depresión mayor o unipolar desde hacía entre cuatro y 28 años. (Al momento del estudio, tenían 46 años de edad en promedio; los expertos estimaron que la antigüedad media de la enfermedad en la muestra era de 16 años).
"Registramos que la depresión unipolar comienza entre los 35 y 40 años, mientras que el trastorno bipolar lo hace aproximadamente entre los 15 y 25 -precisó Vázquez-. Es decir que la enfermedad bipolar se adelanta a la unipolar."
Ambos desórdenes del humor, aclaró, comienzan con crisis de depresión, pero se diferencian en que el trastorno bipolar las alterna con episodios de euforia (maníacos).
Otras diferencias entre la depresión bipolar y unipolar son el temperamento (las personas bipolares son ciclotímicas, mientras que aquellas con depresión mayor están melancólicas o apesadumbradas); la duración de las crisis (entre tres y seis meses para el trastorno bipolar y entre tres y 12 meses para la depresión mayor), la "velocidad" para realizar actividades mentales y de movimiento (en la depresión bipolar es más lenta que en la unipolar), y hasta la calidad del sueño (la bipolaridad provoca exceso de sueño o somnolencia, y la depresión mayor, insomnio).
Los antecedentes familiares también ayudan en el diagnóstico. Mientras que ambos trastornos son comunes cuando hay antecedentes familiares de depresión unipolar, en el trastorno bipolar importa más la historia familiar afectiva bipolar, según un análisis de Vázquez sobre la depresión en el trastorno bipolar publicada en la revista UP Psi.
Once años
En el estudio, en promedio, los pacientes con trastorno bipolar tenían 11 años menos que los pacientes con depresión mayor al momento de desarrollar los primeros síntomas.
En uno de cada dos participantes, la enfermedad había aparecido antes de los 30 (sólo un 30% tenía depresión unipolar), especialmente en las mujeres. Más precisamente, según las historias clínicas e informes de los pacientes y sus familias, el 80% había desarrollado la enfermedad a partir de los 19 (aparición adulta). El resto convivía con el desorden desde antes de los 18 (aparición juvenil) o de los 12 (aparición infantil), como ocurrió en un 2% de los participantes.
"Por lo tanto, si entra en el consultorio una persona muy joven, digamos de entre 15 y 25, con episodios depresivos, seguramente se trata más de un trastorno afectivo bipolar que de depresión unipolar. Esto es muy importante para evitar el uso de antidepresivos porque desestabilizarían la enfermedad y complicaría la fase maníaca de la bipolaridad", explicó Vázquez, que desde hace cinco años integra el Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar, que funciona en el hospital psiquiátrico de la Universidad de Harvard (EE.UU.).
De alto impacto
También es importante la edad de inicio de los síntomas porque los autores observaron que cuanto antes ocurría, mayor era "el impacto funcional negativo" en la vida de los pacientes. De hecho, los que habían desarrollado la enfermedad más tempranamente eran solteros y estaban desempleados, comparados con el resto. Lo mismo ocurrió con la cantidad de años de estudio.
"Se creía que cuanto antes era su inicio, peor sería su curso. Pero, en realidad, para la evolución es lo mismo que empiece a los 15, 20, etcétera, aunque sí afecta el funcionamiento: complica más la vida, el estudio, el trabajo y los afectos", dijo Vázquez.
En el estudio participaron también los expertos María Lolich, del Departamento de Neurociencias y de la Facultad de Ciencias Sociales de la UP; Eduardo Leiderman, de la misma facultad; Leonardo Tondo, del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro de Desórdenes del Estado de Animo Lucio Bini, de Italia, y Ross Baldessarini, del Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar y del Departamento de Psiquiatría de Harvard.
Resultados que se globalizan
Los resultados del estudio en nuestro país ya se replicaron en otro más grande, con pacientes de cinco centros del mundo especializados en estos trastornos del humor.
En este segundo trabajo, que se publicará en The Journal of Bipolar Disorder , el equipo internacional confirma que la edad de inicio de los síntomas no influye en la gravedad del trastorno.
Y haber tenido familiares con trastorno bipolar es un factor de riesgo sólido de su aparición juvenil (antes de los 16 años) e infantil (antes de los 12), según revela el estudio sobre 1437 pacientes y en el que, además de los doctores Gustavo Vázquez (Argentina), Leonardo Tondo (Italia) y Ross Baldessarini (EE.UU.), participaron expertos de Suiza, Turquía y Francia. Casi todos, del Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar.
"Trabajar en red nos permite conocer que en el mundo se está demorando una década en diagnosticar [estos trastornos] -dijo Vázquez-. Aquí, se tardan 8,4 años y no porque no sepamos hacerlo. Con estos estudios, ahora podremos reducir ese período para realizar un diagnóstico correcto de estas depresiones."
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