Por Juan Yesnik
RevistaOhlala.com
Varios estudios científicos ratifican la idea: "Dime cuánto tienes y te diré cuánto me excitas". El "verde dólar" parece ser un estimulante eficaz y los billetes un símbolo fálico irresistible para mujeres, aunque también para los hombres.
Partamos de la idea de que no sólo los "hombres afortunados" tienen la posibilidad de aumentar la frecuencia de orgasmos femeninos. La sola idea de que la pareja haya tenido un aumento de sueldo o, por algún otro motivo, haya mejorado su condición monetaria, funciona en la mujer como un afrodisíaco (casi) infalible.
Un estudio publicado por el diario británico The Times , afirma que "el hecho de que la frecuencia de los orgasmos femeninos aumente con el nivel de ingresos de su pareja se debe a una adaptación evolutiva". Que el hombre pueda darle cierta seguridad económica las acota y relaja (conscientes o no) en la búsqueda casi obsesiva de un candidato posible para procrear.
Así sólo se trate de "una relación al paso", esta "finalidad reproductiva" es algo que forma parte del ADN cultural del género femenino. Si bien hoy ellas se consideran "independientes", el hombre proveedor viene con muchas más garantías. Todas podrán fantasear (o concretar) un encuentro pasional con hombres de "ciertos atributos" pero, en definitiva, el "viagra verde" parece hacerlas gozar más de la cuenta.
Más allá de esta teoría de "adaptación", hay otros estudios neurocognitivos que dan cuenta de que el dinero se impone como una "recompensa" gratificante. Así como un buen plato de comida, un chocolate o una copa de vino, está comprobado que el dinero activa ciertas zonas del cerebro relacionadas con el placer y la supervivencia.
En un reciente estudio, el Centro de Neurociencias Cognitivas de Lyon, tal como publica The Journal of Neuroscience , ha proporcionado la primera evidencia de que "en la parte anterior ventral del cerebro en la corteza orbifrontal, hay distintas regiones que responden a las recompensas secundarias, como es el caso del dinero, y a recompensas primarias, como son las imágenes de sexo".
Más allá de todo lo expuesto, las relaciones neuronales del sexo con el dinero no son exclusivas de la mujer. En el cerebro del hombre la combinación sexo-dinero se impone como una alianza poderosa.
Si bien están quienes gozan pagando a cambio sexo, científicos de la Universidad de Stanford descubrieron en el cerebro del hombre una particular relación entre los estímulos sexuales y las operaciones financieras. Así como la mujer está configurada en torno a la capacidad reproductiva, y le da placer coincidir con quien pueda ser un "buen partido", el hombre, en su sentido evolutivo, tiene la imperiosa necesidad de conseguir mujeres y dinero.
De una manera u otra, lo que hoy dimos en llamar el "viagra verde" tiene sus efectos tanto en hombres como en mujeres. De hecho, más allá de los últimos aportes de la ciencia, el sexo y el dinero son amantes inseparables, muchos antes, incluso, de que se acuñara la primera moneda.
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Varios estudios científicos ratifican la idea: "Dime cuánto tienes y te diré cuánto me excitas". El "verde dólar" parece ser un estimulante eficaz y los billetes un símbolo fálico irresistible para mujeres, aunque también para los hombres.
Partamos de la idea de que no sólo los "hombres afortunados" tienen la posibilidad de aumentar la frecuencia de orgasmos femeninos. La sola idea de que la pareja haya tenido un aumento de sueldo o, por algún otro motivo, haya mejorado su condición monetaria, funciona en la mujer como un afrodisíaco (casi) infalible.
Un estudio publicado por el diario británico The Times , afirma que "el hecho de que la frecuencia de los orgasmos femeninos aumente con el nivel de ingresos de su pareja se debe a una adaptación evolutiva". Que el hombre pueda darle cierta seguridad económica las acota y relaja (conscientes o no) en la búsqueda casi obsesiva de un candidato posible para procrear.
Así sólo se trate de "una relación al paso", esta "finalidad reproductiva" es algo que forma parte del ADN cultural del género femenino. Si bien hoy ellas se consideran "independientes", el hombre proveedor viene con muchas más garantías. Todas podrán fantasear (o concretar) un encuentro pasional con hombres de "ciertos atributos" pero, en definitiva, el "viagra verde" parece hacerlas gozar más de la cuenta.
Más allá de esta teoría de "adaptación", hay otros estudios neurocognitivos que dan cuenta de que el dinero se impone como una "recompensa" gratificante. Así como un buen plato de comida, un chocolate o una copa de vino, está comprobado que el dinero activa ciertas zonas del cerebro relacionadas con el placer y la supervivencia.
En un reciente estudio, el Centro de Neurociencias Cognitivas de Lyon, tal como publica The Journal of Neuroscience , ha proporcionado la primera evidencia de que "en la parte anterior ventral del cerebro en la corteza orbifrontal, hay distintas regiones que responden a las recompensas secundarias, como es el caso del dinero, y a recompensas primarias, como son las imágenes de sexo".
Más allá de todo lo expuesto, las relaciones neuronales del sexo con el dinero no son exclusivas de la mujer. En el cerebro del hombre la combinación sexo-dinero se impone como una alianza poderosa.
Si bien están quienes gozan pagando a cambio sexo, científicos de la Universidad de Stanford descubrieron en el cerebro del hombre una particular relación entre los estímulos sexuales y las operaciones financieras. Así como la mujer está configurada en torno a la capacidad reproductiva, y le da placer coincidir con quien pueda ser un "buen partido", el hombre, en su sentido evolutivo, tiene la imperiosa necesidad de conseguir mujeres y dinero.
De una manera u otra, lo que hoy dimos en llamar el "viagra verde" tiene sus efectos tanto en hombres como en mujeres. De hecho, más allá de los últimos aportes de la ciencia, el sexo y el dinero son amantes inseparables, muchos antes, incluso, de que se acuñara la primera moneda.
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