Fabiola Czubaj
LA NACION
Las 4000 sustancias químicas del humo del cigarrillo no sólo tienen un costo muy alto para la salud del fumador y de quienes lo rodean. Cada año, el tratamiento de las enfermedades asociadas con el tabaquismo cuesta 1000 millones de pesos al sistema de salud público y privado en la ciudad de Buenos Aires. Los hospitales públicos se hacen cargo de la mitad: casi $ 500 millones, que representan algo más del 12% del presupuesto total de salud de la Capital.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón, el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV) son las cuatro enfermedades prevenibles que se llevan el 70% de los $ 706,6 millones destinados al diagnóstico, tratamiento y seguimiento anual de las complicaciones por el consumo de cigarrillos en los fumadores, ex fumadores y hasta en los no fumadores expuestos al humo de tabaco (pasivos).
Para el 30% de las enfermedades restantes, como los tumores de laringe o boca, la mortalidad perinatal o el
derrame cerebral, entre tantas otras, se destinan poco más de 211 millones de pesos, lo que lleva el costo directo anual de la atención médica a unos 920 millones de pesos.
El 48% de esos pacientes, más el 12% de los fumadores pasivos, concurren a los hospitales públicos. En total, su atención demanda el 12,6% del presupuesto anual del Ministerio de Salud porteño. Lo "aceptable" sería que no superara el 6-8 por ciento.
"Las consecuencias del tabaquismo no son sólo individuales, sino también sociales. Por eso, estimar sus costos es valioso por varios motivos: para recuperar de las compañías tabacaleras los gastos de salud que provocan las enfermedades atribuibles al tabaco; para justificar la importancia y la prioridad del control (político y sanitario) del tabaquismo; para identificar las necesidades de información y de investigación, y para determinar qué políticas y programas son más efectivos para reducir el daño asociado al tabaco", explicó el doctor José María Bruni, especialista en sistemas de salud y seguridad social.
Ayer, durante una conferencia de prensa, se presentaron los resultados de una investigación del proyecto "Buenos Aires, ciudad libre de humo", del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo (PPCT) de la cartera sanitaria porteña.
El relevamiento que dirigió Bruni de los costos directos de la atención médica de las enfermedades atribuibles al consumo de cigarrillo demostró que el 89% de los cánceres de pulmón, el 86% de los casos de EPOC, el 42% de los infartos y el 41% de los ACV que se diagnostican cada año son por la exposición al humo de tabaco.
Un ranking evitable
De las cuatro enfermedades, la EPOC, una limitación crónica del flujo respiratorio que causa enfisema o bronquitis crónica, es la que menos le cuesta al sistema por paciente: $ 7389 por año en diagnóstico ($ 626) y tratamiento ($ 6763). Pero es la más frecuente entre los fumadores (65.130 casos), lo que eleva el costo anual destinado a esta condición respiratoria a algo más de $ 481,2 millones.
Le sigue el infarto: de los 16.701 casos atendidos por año, 7014 son atribuibles principalmente a uno de sus factores de riesgo: el tabaquismo. El diagnóstico ($ 743), su tratamiento ($ 11.983) y el seguimiento ambulatorio de los pacientes ($ 6223) suman 18.949 pesos anuales por caso o casi $ 133 millones anuales.
El tratamiento de los 1901 nuevos casos anuales por cáncer de pulmón (de las 4000 sustancias químicas del cigarrillo, 60 son cancerígenas) alcanza los $ 55,7 millones, mientras que se necesitan $ 36,8 millones para la atención anual de los 1369 pacientes que, en promedio, sufren un ACV asociado con el tabaco cada año.
Sin excepciones
"Una ley de ambientes 100% libre de humo, sin excepciones, permitiría reducir estos costos, además de mejorar la salud de la población, salvar vidas y destinar más recursos a otras áreas de la atención sanitaria -señaló la doctora Marta Angueira, coordinadora del PPCT y cardióloga del hospital Ramos Mejía-. Este relevamiento se concentró en los costos directos de la atención, pero los costos indirectos los duplicarían."
Eso sí, los especialistas sugirieron ayer que los ingresos nacionales por impuestos a la industria tabacalera serían la mitad de lo que se estaría destinando a la atención de las enfermedades que produce el cigarrillo.
En nuestro país, cada año mueren 40.000 personas por las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y los tumores que provoca el tabaquismo. Seis mil son fumadores pasivos.
La franja etaria más vulnerable es entre los 35 y los 54 años. Los no fumadores que conviven con fumadores tienen 35 veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que los que no están expuestos al humo de tabaco. Y los varones fumadores tienen un riesgo 70% mayor de morir por enfermedades cardiovasculares.
"Está probado que los extractores en ambientes cerrados no eliminan los gases tóxicos ni las partículas del humo de tabaco, que es una de las pocas sustancias calificadas 100% cancerígenas sin importar la dosis ni el tiempo de exposición", indicó la doctora Silvia Cortese, coordinadora de la Sala de Toxicología del hospital Fernández y de la Red Tabaco o Salud de la ciudad de Buenos Aires.
El asbesto, o amianto, es otra de esas sustancias y en la Argentina está prohibida su producción y utilización. "El humo del cigarrillo es 57 veces más cancerígeno que cualquier otra sustancia contaminante en el aire de una ciudad como Buenos Aires", dijo Cortese. Eso, coincidieron los especialistas, incluye las emanaciones de los motores diésel.
lanacion.com
LA NACION
Las 4000 sustancias químicas del humo del cigarrillo no sólo tienen un costo muy alto para la salud del fumador y de quienes lo rodean. Cada año, el tratamiento de las enfermedades asociadas con el tabaquismo cuesta 1000 millones de pesos al sistema de salud público y privado en la ciudad de Buenos Aires. Los hospitales públicos se hacen cargo de la mitad: casi $ 500 millones, que representan algo más del 12% del presupuesto total de salud de la Capital.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón, el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV) son las cuatro enfermedades prevenibles que se llevan el 70% de los $ 706,6 millones destinados al diagnóstico, tratamiento y seguimiento anual de las complicaciones por el consumo de cigarrillos en los fumadores, ex fumadores y hasta en los no fumadores expuestos al humo de tabaco (pasivos).
Para el 30% de las enfermedades restantes, como los tumores de laringe o boca, la mortalidad perinatal o el
derrame cerebral, entre tantas otras, se destinan poco más de 211 millones de pesos, lo que lleva el costo directo anual de la atención médica a unos 920 millones de pesos.
El 48% de esos pacientes, más el 12% de los fumadores pasivos, concurren a los hospitales públicos. En total, su atención demanda el 12,6% del presupuesto anual del Ministerio de Salud porteño. Lo "aceptable" sería que no superara el 6-8 por ciento.
"Las consecuencias del tabaquismo no son sólo individuales, sino también sociales. Por eso, estimar sus costos es valioso por varios motivos: para recuperar de las compañías tabacaleras los gastos de salud que provocan las enfermedades atribuibles al tabaco; para justificar la importancia y la prioridad del control (político y sanitario) del tabaquismo; para identificar las necesidades de información y de investigación, y para determinar qué políticas y programas son más efectivos para reducir el daño asociado al tabaco", explicó el doctor José María Bruni, especialista en sistemas de salud y seguridad social.
Ayer, durante una conferencia de prensa, se presentaron los resultados de una investigación del proyecto "Buenos Aires, ciudad libre de humo", del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo (PPCT) de la cartera sanitaria porteña.
El relevamiento que dirigió Bruni de los costos directos de la atención médica de las enfermedades atribuibles al consumo de cigarrillo demostró que el 89% de los cánceres de pulmón, el 86% de los casos de EPOC, el 42% de los infartos y el 41% de los ACV que se diagnostican cada año son por la exposición al humo de tabaco.
Un ranking evitable
De las cuatro enfermedades, la EPOC, una limitación crónica del flujo respiratorio que causa enfisema o bronquitis crónica, es la que menos le cuesta al sistema por paciente: $ 7389 por año en diagnóstico ($ 626) y tratamiento ($ 6763). Pero es la más frecuente entre los fumadores (65.130 casos), lo que eleva el costo anual destinado a esta condición respiratoria a algo más de $ 481,2 millones.
Le sigue el infarto: de los 16.701 casos atendidos por año, 7014 son atribuibles principalmente a uno de sus factores de riesgo: el tabaquismo. El diagnóstico ($ 743), su tratamiento ($ 11.983) y el seguimiento ambulatorio de los pacientes ($ 6223) suman 18.949 pesos anuales por caso o casi $ 133 millones anuales.
El tratamiento de los 1901 nuevos casos anuales por cáncer de pulmón (de las 4000 sustancias químicas del cigarrillo, 60 son cancerígenas) alcanza los $ 55,7 millones, mientras que se necesitan $ 36,8 millones para la atención anual de los 1369 pacientes que, en promedio, sufren un ACV asociado con el tabaco cada año.
Sin excepciones
"Una ley de ambientes 100% libre de humo, sin excepciones, permitiría reducir estos costos, además de mejorar la salud de la población, salvar vidas y destinar más recursos a otras áreas de la atención sanitaria -señaló la doctora Marta Angueira, coordinadora del PPCT y cardióloga del hospital Ramos Mejía-. Este relevamiento se concentró en los costos directos de la atención, pero los costos indirectos los duplicarían."
Eso sí, los especialistas sugirieron ayer que los ingresos nacionales por impuestos a la industria tabacalera serían la mitad de lo que se estaría destinando a la atención de las enfermedades que produce el cigarrillo.
En nuestro país, cada año mueren 40.000 personas por las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y los tumores que provoca el tabaquismo. Seis mil son fumadores pasivos.
La franja etaria más vulnerable es entre los 35 y los 54 años. Los no fumadores que conviven con fumadores tienen 35 veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que los que no están expuestos al humo de tabaco. Y los varones fumadores tienen un riesgo 70% mayor de morir por enfermedades cardiovasculares.
"Está probado que los extractores en ambientes cerrados no eliminan los gases tóxicos ni las partículas del humo de tabaco, que es una de las pocas sustancias calificadas 100% cancerígenas sin importar la dosis ni el tiempo de exposición", indicó la doctora Silvia Cortese, coordinadora de la Sala de Toxicología del hospital Fernández y de la Red Tabaco o Salud de la ciudad de Buenos Aires.
El asbesto, o amianto, es otra de esas sustancias y en la Argentina está prohibida su producción y utilización. "El humo del cigarrillo es 57 veces más cancerígeno que cualquier otra sustancia contaminante en el aire de una ciudad como Buenos Aires", dijo Cortese. Eso, coincidieron los especialistas, incluye las emanaciones de los motores diésel.
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