jueves, 3 de febrero de 2011

Entre varón y mujer: el secreto estaría en sus ojos

Ultima noticia de la dama más mediática del Renacimiento , la “Mona Lisa”, de Leonardo Da Vinci. Según una investigación del Comité Nacional italiano para la Valoración de Bienes Históricos, esconde en sus pupilas las iniciales “L” y “S” , que corresponderían a quienes inspiraron al artista italiano: el que habría sido amante durante media vida del autor renacentista, conocido como “El Salai” y Lisa Gherardini, mujer del comerciante Francesco del Giocondo, aunque también se mencionó la posibilidad de que apunte al propio Leonardo o a la mujer de Ludovico El Moro, que el artista veía pasar a diario mientras pintaba “La última cena”.
Pero la hipótesis más fuerte para explicar la “L” evoca a Gherardini. El presidente del comité, Silvano Vinceti, aseguró que decir que La Gioconda es Gherardini sería “una verdad a medias”, pues la enigmática obra de Leonardo incorpora también rasgos de “El Salai”. De hecho, los cuadros en los que el italiano utilizó a su amante como modelo lo reflejan como un personaje “ambiguo y extremadamente andrógino ”, con rasgos “muy similares” a los que presenta la “Mona Lisa”. El Salai, cuyo verdadero nombre era Gian Giacomo Caprotti, empezó a los 16 años a trabajar con el artista y permaneció a su lado durante 25 años siendo su amante, según una hipótesis con mucho consenso entre los historiadores del arte. Vinceti destaca el gran parecido entre los rasgos de las caras de los protagonistas del San Juan Bautista y El Angel Encarnado con la nariz y la boca de la “Mona Lisa”.
Además, la investigación también ha revelado que el genio italiano pintó el número 72 bajo uno de los arcos del puente que aparece al lado de la Gioconda en el cuadro. La presencia de este número, según Vinceti, “no puede ser casual”, ya que se trata de una cifra “mágica”, ligada a numerosas tradiciones religiosas y místicas muy en boga en la época.
La Cábala, por ejemplo, indica que el nombre de Dios está formado por 72 letras. Por su parte, el 2 es una cifra a la que históricamente se relaciona con la armonía entre el género masculino y el femenino, una fusión entre el hombre (El Salai) y la mujer (Gherardini), que podría haber desembocado en la enigmática Mona Lisa.
Vinceti, que reconoció que probablemente exista un “verdadero código Da Vinci” , también quiso llamar la atención sobre el resultado de la suma 7 + 2, que es 9 y simboliza la “iniciación, o sea la divinidad que se manifiesta al hombre que la representa. Leonardo compara así la figura del pintor con la de un ser casi mitad divino, que es capaz de reflejar la realidad creada por Dios en un cuadro”.
Todos estos descubrimientos sobre la personalidad del genio Da Vinci hacen que se considere a La Gioconda, “un testamento vital” de la última etapa de Leonardo Da Vinci, de la que los investigadores dicen que probablemente fuera la más mística del artista.
“Revela las dimensiones filosófica, esotérica, teológica y religiosa del último período de la vida de Leonardo Da Vinci, quizá ése sea el gran secreto de La Gioconda y la respuesta de por qué este cuadro le era tan caro y lo acompañó hasta la muerte”, afirmó Silvano.
Sobre la elección de un puente para acompañar a la figura principal de la obra, la investigación aseguró que se trata de un elemento simbólico que siempre se ha asociado a la muerte, pero también al retorno al vientre materno. Por ello, Silvano indicó que eligiendo el puente como elemento decorativo del paisaje Da Vinci pretendía hacer un guiño a la maternidad y su significado.
El Comité Nacional italiano para la Valoración de Bienes Históricos explicó que la investigación que han llevado a cabo se centró en el análisis de reproducciones digitales de gran calidad y en la reconstrucción de la vida y el pensamiento del genio italiano.
Pero el Louvre, propietario de la “Mona Lisa”, tiene sus dudas.
Consultado por la agencia AFP, el museo señaló que “el cuadro fue sometido a todos los análisis de laboratorio posibles en 2004 y 2009.
No se ha encontrado ninguna inscripción en estos exámenes ”.
Vinceti respondió que “están realmente ciegos” y se ofreció a ir al Louvre y colaborar con el estudio de La Gioconda. No se sabe si el museo aceptará o no. Por ahora, seguirá el misterio.

Las mil y una identidades


La “Mona Lisa” es, muy probablemente, el cuadro más famoso de todos los tiempos. Y ese renombre se ha visto alimentado en forma constante por los misterios que la rodean y que se multiplican con el tiempo. Uno de ellos es la identidad de su protagonista, una vez más discutida.
En algún momento se dijo que se trataba de Isabel de Aragón, también que era un retrato de Constanza d’Avalos, representantes de la realeza española.
Otra de las identidades atribuidas fue la de una amiga o amante de Juliano II de Médici, quien habría encargado el retrato.
Se ha dicho que era un autorretrato, que Da Vinci había inmortalizado su juventud en su tela más famosa, o que había pintado su versión femenina.
Una vecina del artista, embarazada al momento de ser retratada -por sus manos sobre el vientre- también podría haber sido la modelo.
La teoría más consolidada hasta ahora señalaba que la mujer de la enigmática sonrisa era Lisa Gherardini, esposa de un comerciante, llamado Francesco del Giocondo. De allí, La Gioconda.
La idea de que se trataba de Gherardini fue avalada el biógrafo del pintor, Giorgio Vasari, ya en 1550. De hecho, en el Louvre, se la presenta como “Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo”.
clarin.com

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