¿Cuánto gastaría para dormir bien?
Algunas personas dirían US$33.000. Ese es el precio del colchón y somier Palais Royale de tamaño king de E.S. Kluft & Co., actualmente el conjunto más caro producido en Estados Unidos. La empresa indica que ha vendido unos 100 desde que lo lanzó en 2008.
Otras, quizás crean que sea US$44.000, el precio del modelo Sublime de Kluft, que el fabricante presentará a finales de este año.
Los consumidores europeos pagarán aún más. El conjunto de colchón de tamaño king Vividus de Hästens Sängar AB, de Suecia, cuesta US$69.500. La empresa afirma que le toma 160 horas ensamblar este colchón hecho completamente a mano. Tiene un marco de pino sueco y el relleno tiene espesas capas de pelo de caballo, algodón, lino y lana. Hästens señala que desde que lo lanzó en 2006, ha vendido 250 colchones en todo el mundo.
Existe una carrera armamentista en el mundo de los colchones de lujo que ni una desaceleración económica global parece poder detener. Incluso en los niveles medio y medio alto, los precios de los colchones están subiendo paulatinamente, a medida que sube la demanda de camas de lujo.
En la estadounidense Sealy Corp., la línea de productos dirigidos al segmento de lujo se está expandiendo, dice su directora de marketing, Jodi Allen. Sus colchones más costosos Stearns & Foster varían en precio desde US$1.200 hasta US$5.000 y su producción tarda el doble que la de uno de su marca más básica Sealy. Este año, Sealy lanzó un nuevo modelo Stearns & Foster, el Golden Elegance, que es negro y dorado, que cuesta US$4.999 el conjunto de tamaño king. Posee resortes internos y externos envueltos individualmente, lo que le da un soporte extra, y contiene lana, pelo de caballo y látex natural.
Earl Kluft, presidente ejecutivo del fabricante californiano E.S. Kluft, afirma que se requiere el trabajo de 10 artesanos durante tres días para producir un Palais Royale. El colchón tiene 10 capas y cerca de 5 kilos de cachemira, Angora, seda y lana neozelandesa que han sido lavados, secados y rizados. Espuma de látex natural y algodón orgánico certificado son algunos de los materiales utilizados para reducir la transferencia de movimiento y proveer ventilación. El Sublime tiene una capa de pelo de caballo para ofrecer una mayor resistencia.
"Realmente queremos que el consumidor duerma bien", dice Kluft. "Si lo piensa, el colchón es la cosa más importante en su casa. Pasa más tiempo en su cama que en cualquier otro lugar". Kluft explica que los colchones que cuestan US$20.000 o más representaron 5% del total de las ventas de US$33 millones en 2009. En 2010, las ventas del primer trimestre subieron 50% respecto al mismo período del año pasado, agrega.
Un consumidor se preguntará cuánto mejor dormirá si usa un colchón súper caro. No mucho, según Clete Kushida, director del Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de Stanford. "Para la gran mayoría de la gente que es generalmente saludable, la superficie de la cama no hará mucha diferencia en términos de su sueño", aclara. Sin embargo, aquellos con problemas médicos, como el síndrome de dolor crónico, "hasta algo tan simple como la superficie de la cama puede marcar una diferencia significativa", agrega.
wsj.com
Algunas personas dirían US$33.000. Ese es el precio del colchón y somier Palais Royale de tamaño king de E.S. Kluft & Co., actualmente el conjunto más caro producido en Estados Unidos. La empresa indica que ha vendido unos 100 desde que lo lanzó en 2008.
Otras, quizás crean que sea US$44.000, el precio del modelo Sublime de Kluft, que el fabricante presentará a finales de este año.
Los consumidores europeos pagarán aún más. El conjunto de colchón de tamaño king Vividus de Hästens Sängar AB, de Suecia, cuesta US$69.500. La empresa afirma que le toma 160 horas ensamblar este colchón hecho completamente a mano. Tiene un marco de pino sueco y el relleno tiene espesas capas de pelo de caballo, algodón, lino y lana. Hästens señala que desde que lo lanzó en 2006, ha vendido 250 colchones en todo el mundo.
Existe una carrera armamentista en el mundo de los colchones de lujo que ni una desaceleración económica global parece poder detener. Incluso en los niveles medio y medio alto, los precios de los colchones están subiendo paulatinamente, a medida que sube la demanda de camas de lujo.
En la estadounidense Sealy Corp., la línea de productos dirigidos al segmento de lujo se está expandiendo, dice su directora de marketing, Jodi Allen. Sus colchones más costosos Stearns & Foster varían en precio desde US$1.200 hasta US$5.000 y su producción tarda el doble que la de uno de su marca más básica Sealy. Este año, Sealy lanzó un nuevo modelo Stearns & Foster, el Golden Elegance, que es negro y dorado, que cuesta US$4.999 el conjunto de tamaño king. Posee resortes internos y externos envueltos individualmente, lo que le da un soporte extra, y contiene lana, pelo de caballo y látex natural.
Earl Kluft, presidente ejecutivo del fabricante californiano E.S. Kluft, afirma que se requiere el trabajo de 10 artesanos durante tres días para producir un Palais Royale. El colchón tiene 10 capas y cerca de 5 kilos de cachemira, Angora, seda y lana neozelandesa que han sido lavados, secados y rizados. Espuma de látex natural y algodón orgánico certificado son algunos de los materiales utilizados para reducir la transferencia de movimiento y proveer ventilación. El Sublime tiene una capa de pelo de caballo para ofrecer una mayor resistencia.
"Realmente queremos que el consumidor duerma bien", dice Kluft. "Si lo piensa, el colchón es la cosa más importante en su casa. Pasa más tiempo en su cama que en cualquier otro lugar". Kluft explica que los colchones que cuestan US$20.000 o más representaron 5% del total de las ventas de US$33 millones en 2009. En 2010, las ventas del primer trimestre subieron 50% respecto al mismo período del año pasado, agrega.
Un consumidor se preguntará cuánto mejor dormirá si usa un colchón súper caro. No mucho, según Clete Kushida, director del Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de Stanford. "Para la gran mayoría de la gente que es generalmente saludable, la superficie de la cama no hará mucha diferencia en términos de su sueño", aclara. Sin embargo, aquellos con problemas médicos, como el síndrome de dolor crónico, "hasta algo tan simple como la superficie de la cama puede marcar una diferencia significativa", agrega.
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