Cuando ganó primero el Oscar como guionista con Million Dollar Baby en 2004 y al año siguiente el Oscar a la mejor película por Crash, Paul Haggis, director, guionista y productor marcó un hito en la historia de Hollywood. Pero su nombre dio un vuelco a la industria cuando en 2009 arremetió contra una figura intocable en esta industria de estrellas. Haggis, canadiense, 57 años y de apariencia apocada, anunció su marcha de la Cienciología, secta a la que entró a formar parte en 1975, el mismo año que John Travolta, y de la que renegó por su apoyo a la Proposición 8 en California, esa que retiró el derecho a contraer matrimonio a las parejas del mismo sexo.
Ahí quedó la cosa con un realizador poco dado a hablar del tema en público y con una carrera algo menos gloriosa en los últimos años con la que llamar la atención. Eso hasta la llegada de El apóstata, artículo que la revista The New Yorker publica esta semana y donde Haggis ofrece al periodista Lawrence Wright una detallada memoria de su paso por la secta y de las ramificaciones de un grupo aferrado a su secretismo tanto como a la popularidad de sus figuras más conocidas. Un relato de 26 páginas donde Haggis no sólo deja clara la postura de la iglesia a la que perteneció sobre la homosexualidad ("equiparable a ser un pervertido") sino las incongruencias de su proceso hasta los niveles más elevados de espiritualidad y conocimiento o las prácticas que deplora de esta organización como la llamada "desconexión", donde un miembro es llamado a cortar todo los lazos con su familia o allegados si son considerados mala influencia.
Las acusaciones van más lejos y hablan también del abuso físico y mental que David Miscavige, actual líder de la cienciología tras la muerte de su creador L. Ron Hubbard, somete a aquellos que tienen dudas sobre la organización, enviándolos a campos de reeducación. El artículo acusa a Miscavige, descrito como un megalomaniaco, de un estilo de vida a todo lujo, alguien mencionado en conexión con las acusaciones de tráfico de personas, explotación laboral y explotación de menores que supuestamente están bajo investigación del FBI.
Unas "alegaciones infundadas" parte de un artículo "que huele a rancio", se defendió mediante un comunicado la Cienciología en referencia a una investigación que según otras fuentes ya es vieja y concluyó sin resultados. Aún así el artículo también menciona a otro cienciólogo reconocido como Tom Cruise supuestamente en el centro de numerosos trabajos malpagados realizados para él dentro de esta secta como reparaciones de motos, coches, botes y hasta remodelación de un edificio a sus necesidades, todo por poco o nada de dinero.
Aunque la Cienciología es habitualmente motivo de críticas, ataques e incluso burlas por parte tanto de políticos, medios de comunicación o gente de la calle, lo que no es tan habitual es un exposé por parte de alguien firmemente anclado hasta hace dos años en esta fe. Más allá de la "desconexión" (práctica que la Cienciología niega), Haggis también habla de una campaña de abuso y descrédito contra aquellos que quieren abandonar la iglesia organizada, presentando contra los que así lo desean facturas de hasta 100.000 dólares que les mantenga en su seno. Críticas y ataques a los que Haggis admite haber hecho la vista gorda durante casi 35 años, en parte por pereza y en parte por miedo seguir, como dice, "adelante para mi vergüenza". Admitiendo un pasado turbulento antes de unirse a la Cienciología, credo del que aún defiende ciertas prácticas, Haggis reconoce que la alineación del grupo en contra de los derechos de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio destaparon a sus ojos una red de mentiras que vio de primera mano al ser víctimas de ello sus hijas Katy y Alissa, ambas lesbianas. Como subrayó en su carta de dimisión, Haggis vio en la intolerancia de la cienciología "una mancha en la integridad de la organización".
elpais.com
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