Todo apuntaba a que iba a quedar en libertad de forma inminente. Sin embargo, el británico Ronnie Biggs, conocido como el 'ladrón del siglo' por el asalto al tren de Glasgow (Escocia) en 1963, seguirá en la cárcel después de que el ministro de Justicia, Jack Straw, rechazara ponerlo en libertad. Su excarcelación estaba prevista para el 3 de julio pero Straw considera que el célebre preso "no ha mostrado estar arrepentido".
Biggs, de 79 años, estaba siendo tratado en el ala hospitalaria de la cárcel de Norwich (sureste de Inglaterra) tras sufrir una fractura de cadera y una infección pulmonar. Biggs cumple condena en la cárcel de Norwich desde el año 2001, cuando regresó voluntariamente a su país.
El pasado 25 de junio, una comisión especial recomendó la puesta en libertad del delincuente, al concluir que no supone ningún riesgo para el público.
Según el sistema judicial británico, Biggs tiene derecho a la libertad porque ha cumplido un tercio de su condena de treinta años. Sin embargo, la decisión final depende del ministro de Justicia, que la ha rechazado.
Una historia de película
Biggs fue condenado a treinta años de cárcel por su participación, junto con otras quince personas, en el robo a un tren de Correos el 8 de agosto de 1963, pero los ladrones fueron detenidos en enero del año siguiente.
La banda se hizo con 2,6 millones de libras (2,9 millones de euros), que en esa época fue la mayor suma robada en un solo asalto. Tras ser procesado y condenado a treinta años de cárcel, Biggs fue encarcelado en la prisión de Wandsworth (Londres), de donde se fugó 15 meses después.
Biggs huyó a París, donde se sometió a cirugía plástica, y con un pasaporte falso viajó a Australia. Tras pasar por varios países, el ladrón se estableció en Brasil, donde tuvo un hijo con la bailarina brasileña Raimunda de Castro.
Debido a que la ley brasileña no permite la extradición de un hombre, aunque sea fugitivo, que tenga un hijo nacido en el país, el Reino Unido tuvo problemas para conseguir que Biggs fuese entregado.
Entre sus peripecias figura su secuestro por parte de un grupo de mercenarios británicos, que lo llevaron a Barbados en 1981 para vender la historia al mejor postor, pero la trama fue descubierta.
Biggs utilizó lagunas legales para conseguir que fuera llevado a Brasil, donde permaneció hasta el 2001, cuando decidió regresar a Reino Unido y donde fue detenido.
elmundo.es
Biggs, de 79 años, estaba siendo tratado en el ala hospitalaria de la cárcel de Norwich (sureste de Inglaterra) tras sufrir una fractura de cadera y una infección pulmonar. Biggs cumple condena en la cárcel de Norwich desde el año 2001, cuando regresó voluntariamente a su país.
El pasado 25 de junio, una comisión especial recomendó la puesta en libertad del delincuente, al concluir que no supone ningún riesgo para el público.
Según el sistema judicial británico, Biggs tiene derecho a la libertad porque ha cumplido un tercio de su condena de treinta años. Sin embargo, la decisión final depende del ministro de Justicia, que la ha rechazado.
Una historia de película
Biggs fue condenado a treinta años de cárcel por su participación, junto con otras quince personas, en el robo a un tren de Correos el 8 de agosto de 1963, pero los ladrones fueron detenidos en enero del año siguiente.
La banda se hizo con 2,6 millones de libras (2,9 millones de euros), que en esa época fue la mayor suma robada en un solo asalto. Tras ser procesado y condenado a treinta años de cárcel, Biggs fue encarcelado en la prisión de Wandsworth (Londres), de donde se fugó 15 meses después.
Biggs huyó a París, donde se sometió a cirugía plástica, y con un pasaporte falso viajó a Australia. Tras pasar por varios países, el ladrón se estableció en Brasil, donde tuvo un hijo con la bailarina brasileña Raimunda de Castro.
Debido a que la ley brasileña no permite la extradición de un hombre, aunque sea fugitivo, que tenga un hijo nacido en el país, el Reino Unido tuvo problemas para conseguir que Biggs fuese entregado.
Entre sus peripecias figura su secuestro por parte de un grupo de mercenarios británicos, que lo llevaron a Barbados en 1981 para vender la historia al mejor postor, pero la trama fue descubierta.
Biggs utilizó lagunas legales para conseguir que fuera llevado a Brasil, donde permaneció hasta el 2001, cuando decidió regresar a Reino Unido y donde fue detenido.
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