Por primera vez desde 1980, la ciudad de Buenos Aires registró la mayor cantidad de nacimientos de los últimos veintiocho años. S
egún la Dirección de Estadística y Censos del gobierno porteño, en 2008 nacieron 45.122 bebés, con lo que se superó el registro de los 44.800 que llegaron el mundo en 1986, hasta ahora el año más fértil desde la década del ochenta.
De acuerdo con el último informe, la fisonomía de la natalidad porteña tiene rasgos que confirman las tendencias de la grandes ciudades: la proliferación de madres cada vez más maduras. En los últimos tres años, la edad promedio de una madre porteña fue de 29,4 años, una curva casi idéntica a la Unión Europea, donde la edad promedio de una madre no supera los 29.
En Buenos Aires durante 1980, el 57% de los nacimientos correspondió a madres de 20 a 29 años, mientras que en la actualidad esa participación en la natalidad se redujo al 41 por ciento. Todo lo contrario a lo que sucede con las madres con más de 30 años, cuyos alumbramientos concentraban el 38% en 1980 y ahora treparon al 52% del total.
Dentro de ese universo de mamás que deciden tener su primer hijo lejos de la adolescencia hay otro dato: la mitad de los nacimientos correspondió a madres primerizas, es decir que por año hay más de 20.000 nuevas madres en la ciudad.
El relevamiento oficial agrega que los otros 20.000 nacimientos están divididos en el 32% de mujeres que tuvo a su segundo hijo, el 12% que recibió a su tercer niño y el 4% que fue madre por cuarta vez.
Del total, sólo el 3% de las embarazadas pertenece al grupo de madres que trajo su quinto o sexto hijo al mundo. Toda una rareza: la de las familias numerosas con la formación tradicional.
ADOLESCENTES Y POBRES.
Por fuera del promedio general de edad de una madre porteña, la otra franja etaria que tiene una alta participación en los nacimientos de la ciudad son las madres adolescentes. Según las estadísticas, los alumbramientos de madres menores de 19 años crecieron del 5 al 7% en 2008. Para la ginecóloga Karina Iza, investigadora del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM), “el aumento de nacimientos en mayores de 30 y en menores de 19 muestra un crecimiento de natalidad en las dos franjas con mayor riesgo de embarazo”, afirma.
Para Iza “es vital tener en cuenta que la edad ideal para fecundar son los 25 años, que a los 35 comienza a decaer la fertilidad y que a los 40 esa caída es dramática”.
El problema con los nacimientos adolescentes es que “la mayoría registra problemas de desnutrición en la mamá o falta de prevenciones”. Los riesgos con las madres treintañeras consisten en “que esas mamás tendrán su segundo o tercer hijo cerca de los 35, es decir, mucho más cerca de la línea de riesgos para el embarazo”.
BARRIO POR BARRIO.
El mapa porteño de nacimientos muestra que 2008 fue muy fértil en todos los barrios, salvo en Recoleta, donde los alumbramientos cayeron el 8% respecto de 2007. Sin embargo, el ranking lo encabeza la zona más pobre de la ciudad. La mayor cantidad de nacimientos ocurrieron en las comunas 4 y 8, es decir, los barrios de Barracas, La Boca y Parque de los Patricios, y Lugano, Villa Riachuelo y Soldati, donde la tasa de mortalidad infantil es mayor. El tercer lugar de barrios con mayores nacimientos lo tienen Belgrano, Colegiales y Núñez, donde la mortalidad infantil es menor.
Para los especialistas, se trata de dos incrementos clave: “En esos barrios del norte está la mayoría de padres jóvenes que quieren tener un hijo, mientras que en el sur está la mayor parte de jóvenes que no lo han planificado o que tienen dificultades para planificar sus alumbramientos”.
Según el informe oficial, Lugano y Soldati tienen el 13% del total de nacimientos, mientras que Barracas y La Boca suman el 10%. Belgrano y Núñez poseen el 11,2% del total, el número más alto de todos los barrios de la zona norte porteña.
Para Iza, el incremento de madres más adultas es el resultado de un proceso cultural global. “Si a mí me venden todo el tiempo imágenes de madres de 56 años y me cuentan las ventajas de la fertilización asistida, obviamente voy a retrasar mi maternidad por mi carrera”. Un proceso que, en la ciudad más grande del país, ya se consolidó.
criticadigital.com
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