domingo, 8 de marzo de 2009

El buen manejo del tiempo en el trabajo


En algunas empresas, cuando las personas se retiran puntualmente hay otras que preguntan: "¿Qué pasa, hoy trabajás medio día?"
A pesar de la importancia que se da a los resultados, todavía hoy existen empresas donde se evalúa más el tiempo que la persona permanece en el escritorio que los logros que haya obtenido. Este es otro de los factores que disminuye la eficiencia en el trabajo. Los modernos modelos de gestión de los recursos humanos probaron que una persona tiene mejor desempeño cuando se siente libre de manejar sus tiempos y tareas. No cabe duda de que existen prioridades que requieren la resolución rápida de temas. No obstante, la administración del tiempo debería ser una competencia desarrollada no sólo en los niveles gerenciales, sino también en todos los integrantes de una empresa.
Salvo que el cumplimiento del horario esté relacionado con la línea de producción -por ejemplo, el personal que atiende a clientes o una producción que requiere de la presencia del empleado-, en general, el manejo de los tiempos y las tareas debería ser exclusiva responsabilidad del ocupante del puesto.
El malestar respecto de la propia organización del tiempo es algo muy extendido, pero pocas veces se hace algo para resolverlo.
"El tiempo es dinero", decía Benjamin Franklin para dramatizar la importancia del tiempo, al relacionarlo con una medida común de valor. La mayoría de las personas permuta su tiempo por un salario que le es necesario para vivir.
Sin embargo, es más importante que el dinero. El tiempo es la vida misma. Al fin y al cabo, el hombre desea administrar su tiempo eficientemente no tanto para hacer dinero, sino con el propósito de disfrutar de la vida.
El tiempo, a diferencia del dinero, no se puede ahorrar. Lo único que se puede hacer es aprender a manejarlo mejor.
La organización del tiempo sólo tiene sentido si se analizan las propias necesidades. Pero esto no puede darse en forma de lucha contra costumbres establecidas ni reprimiendo emociones o mediante una disciplina continua.
Por eso, lo primero es que uno aclare sus ideas respecto de su relación con él, y a partir de ahí corregir determinadas actitudes y modos de comportamiento.
Organizarlo significa planificar para el futuro, pero también es disfrutar el tiempo aquí y ahora, reconocerlo como algo irrecuperable.
Un primer paso para comenzar a disfrutar más es elegir un día de la semana en el que saldrá a horario. ¿El martes? Sí, por ejemplo.
Anuncie en su oficina que adquirió un compromiso todos los martes, a las 18.30 (o a las 17.30 si su horario es hasta las 17). Verá cómo todos lo aprueban y se concientizan de eso.
Será muy bueno si planificó una clase de gimnasia, un curso o, simplemente, ir a buscar a sus niños a la escuela. Se encontrará el primer martes como perdido, pero poco a poco podrá disfrutar.
Continúe con su organización del tiempo identificando aquellas tareas que no le agradan y evalúe nuevas formas de hacerlas. Seguramente encontrará una forma de realizarlas de otra manera más gratificante o dejar que alguien las haga por usted.
Reduzca, poco a poco, su lista de prioridades. ¿Alguna vez se puso a escribir todas las cosas que debe hacer? Hágalo. Verá que hay algunas que si deja de efectuarlas no le cambian la vida.
Trate de visualizar el tiempo a mediano plazo y esto le ayudará. Se dio cuenta cuánto tiempo se desperdicia en reuniones? Trate de ir con los temas puntuales que debe tratar. Retírese de la reunión cuando los temas no lo involucran. Trate de poner orden a los comentarios. Está estudiado que el 30% del tiempo de las reuniones se pierde en comentarios que no hacen a los temas. Proponga un mejor orden. Verá como a todos también les interesa desocuparse antes. Son pocos los que van a una reunión con un temario y menos los que informan del temario antes de ir a la reunión. Simplemente con eso, se ahorrará un montón de tiempo.
Finalmente, se puso a pensar para qué quiere tener tiempo? No sea el caso de esas personas que tapan con su falta de tiempo alguna causa que nada tiene que ver con la necesidad de dedicárselo al trabajo. Aprenda a disfrutar de sus tiempos libres, será una manera de reducir el estrés del que tanto se habla pero que conlleva a enfermedades de la época que son más costosas que lo que puede aumentar sus ingresos.
Por Gloria Cassano

Para LA NACION
La autora es directora de Gloria Cassano & Asociados Consultora en Recursos Humanos

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