LONDRES (Reuters).- Las mujeres que se someten a dos tratamientos de fertilidad de uso común no tienen más posibilidades de quedar embarazadas que aquellas que lo intentan naturalmente, indicaron ayer investigadores británicos.
Esto implica que los médicos deberían repensar la administración del citrato de clomifeno para estimular los ovarios o de un tipo de inseminación artificial, dijo Siladitya Bhattacharya, que dirigió el estudio.
"Tradicionalmente, en los últimos 30 o 40 años, algunos tratamientos entraron sigilosamente en nuestro repertorio sin ser [probados] de manera contundente", señaló Bhattacharya, ginecólogo de la Universidad de Aberdeen.
"Lo que hallamos, sorpresivamente, es que estos tratamientos no generan una mayor posibilidad de embarazo y nacimiento con vida, comparado con la ausencia de tratamiento", añadió el experto.
Una de cada seis parejas en el mundo experimenta alguna forma de infertilidad al menos una vez en la vida y cada vez más personas están buscando tratamientos de reproducción asistida.
El estudio británico observó al tercio de mujeres en las que los médicos no pueden detectar una causa de infertilidad. Esas pacientes suelen recibir la administración del citrato de clomifeno o someterse a la llamada inseminación intrauterina sin estimulación como tratamientos de primera línea.
Los investigadores reclutaron a 580 voluntarias, un tercio de las cuales fueron incentivadas para tratar de concebir naturalmente y los otros dos grupos recibieron la píldora o se sometieron a la inseminación artificial.
Durante el estudio, 101 mujeres quedaron embarazadas y dieron a luz, incluido un 17% en el grupo que intentó naturalmente, un 14% entre quienes consumieron la píldora y un 23% de las voluntarias inseminadas artificialmente.
Estas diferencias no fueron lo suficientemente importantes, indicó el equipo de Bhattacharya en la revista British Medical Journal.
"El mensaje de este ensayo es que las personas deberían pensar más cuidadosamente en someterse a estos tratamientos como un hecho consumado", añadió el experto en una entrevista telefónica.
Los resultados destacan la necesidad de revisar las guías disponibles en muchos países que instan a los médicos a usar estos dos tratamientos.
Michael Kahn-La Nación
Esto implica que los médicos deberían repensar la administración del citrato de clomifeno para estimular los ovarios o de un tipo de inseminación artificial, dijo Siladitya Bhattacharya, que dirigió el estudio.
"Tradicionalmente, en los últimos 30 o 40 años, algunos tratamientos entraron sigilosamente en nuestro repertorio sin ser [probados] de manera contundente", señaló Bhattacharya, ginecólogo de la Universidad de Aberdeen.
"Lo que hallamos, sorpresivamente, es que estos tratamientos no generan una mayor posibilidad de embarazo y nacimiento con vida, comparado con la ausencia de tratamiento", añadió el experto.
Una de cada seis parejas en el mundo experimenta alguna forma de infertilidad al menos una vez en la vida y cada vez más personas están buscando tratamientos de reproducción asistida.
El estudio británico observó al tercio de mujeres en las que los médicos no pueden detectar una causa de infertilidad. Esas pacientes suelen recibir la administración del citrato de clomifeno o someterse a la llamada inseminación intrauterina sin estimulación como tratamientos de primera línea.
Los investigadores reclutaron a 580 voluntarias, un tercio de las cuales fueron incentivadas para tratar de concebir naturalmente y los otros dos grupos recibieron la píldora o se sometieron a la inseminación artificial.
Durante el estudio, 101 mujeres quedaron embarazadas y dieron a luz, incluido un 17% en el grupo que intentó naturalmente, un 14% entre quienes consumieron la píldora y un 23% de las voluntarias inseminadas artificialmente.
Estas diferencias no fueron lo suficientemente importantes, indicó el equipo de Bhattacharya en la revista British Medical Journal.
"El mensaje de este ensayo es que las personas deberían pensar más cuidadosamente en someterse a estos tratamientos como un hecho consumado", añadió el experto en una entrevista telefónica.
Los resultados destacan la necesidad de revisar las guías disponibles en muchos países que instan a los médicos a usar estos dos tratamientos.
Michael Kahn-La Nación
No hay comentarios:
Publicar un comentario