Un terremoto destruirá mañana Roma: esa es la profecía que desde hace meses circula por Internet y que ha terminado generando una especie de psicosis colectiva entre los habitantes de la capital italiana. De hecho, y aunque los expertos en sismología advierten que no hay nada que temer, muchos romanos han decidido que por si acaso mañana no se quedarán en la Ciudad Eterna para ver si se cumple o no el temible vaticinio.
Aunque aún no hay cifras oficiales se calcula que mañana podrían no ir a trabajar entre un 15% y un 20% más de funcionarios de los que faltaron a su puesto de trabajo el año pasado por estas fechas. También se espera que muchos niños no acudan al colegio y que numerosas tiendas y oficinas echen el cierre. Y mientras tanto, los teléfonos de Protección Civil no paran de recibir llamadas de personas aterradas ante la idea de que la predicción se pueda hacer realidad.
Síndrome del 11 de mayo
El síndrome del 11 de Mayo, como ha sido bautizado, se basa en las predicciones que supuestamente habría realizado Raffaele Bendandi, un científico autodidacta, astrónomo aficionado (descubrió hace 99 años cuatro nuevos planetas) y entusiasta de la sismología que llegó a ser bastante famoso en la época de Mussolini, hasta el punto de que este le concedió el título de Cavaliere.
La leyenda urbana cuenta que Bendandi, que murió en 1979, depositó en 1931 en la Academia Pontifica de las Ciencias un sobre con varias predicciones que abarcaban hasta el año 2025. Entre otras, que un terrible terremoto destruirá Roma el 11 de Mayo de 2011, es decir, mañana.
Bendandi venía de una familia pobre y no pasó nunca de la escuela elemental. Pero su pasión por los astros y el subsuelo hizo de él una figura bastante respetada, hasta el punto de que llegó a ser admitido en la Sociedad Sismológica Italiana. Sin embargo, acabo siendo expulsado de esta por insistir machaconamente en que había dado con el modo de prever los terremotos.
Según Bendandi, los planetas ejercen sobre la corteza de la Tierra una acción similar a la que la Luna provoca en las mareas. El científico aficionado estaba firmemente convencido de que cuando se produce una determinada alineación planetaria la corteza terrestre se eleva y bajo esta se produce una quiebra, desencadenándose los movimientos telúricos. Y supuestamente eso es lo que ocurrirá mañana en Roma.
Da igual que los expertos en sismología, con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología a la cabeza, lleven semanas advirtiendo que no se cumplirá la profecía. No importa que desde hace tiempo la fundación dedicada a Raffaele Bendandi y que custodia todos sus documentos insista en asegurar que entre los numerosos papeles dejados por el pseudo-científico no hay ni uno solo en el que se cite la fecha de mañana ni se mencione la ciudad de Roma. Por no hablar de que el propio Bendadi rara vez se atrevía a hacer predicciones con más de un año vista… Pero todo eso da igual: la psicosis se ha adueñado de muchos romanos.
elmundo.es
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