El calor, las altas temperaturas y la poca ropa que usamos en estos días, funcionan como estimulantes para salir de la rutina. Y esto permite explorar nuevos lugares para disfrutar a pleno de la vida sexual. Sí, hay que animarse a todo. Si de calor se trata, los lugares al aire libre invitan a mantener relaciones sexuales en un ámbito poco habitual. Eso sí, dependerá del clima, de la creatividad, de la imaginación y de ciertos cuidados para no incomodar a nadie. Tampoco es cuestión de andar como la alcaldesa belga de Aalst, Ilse Uyttersprot, que fue sorprendida con su novio en una pasional escena de amor en el balcón del antiguo Palacio Real de Olite en Navarra, a pleno sol y a la vista de los turistas.
Para la psicóloga y sexóloga de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana María Elena Villa Abrille, “el calor ayuda a sentirse mejor, aunque no siempre es un condicionante. Pero si a esto le sumamos las vacaciones y que estamos más relajados y distendidos, todo ayuda a una sexualidad plena”.
Empezar a buscar nuevos lugares y explotar el aire libre es una manera de sumarle creatividad a la sexualidad, pero siempre que se trate de explorar con la pareja y en lugares apartados para no caer en el exhibicionismo ni en ninguna práctica peligrosa como el dogging (o “grupo conejos”, que nació en Inglaterra y tiene como objetivo tener relaciones sexuales al aire libre frente a un grupo de personas desconocidas que se citan por Internet).
“El calor, pero también la luz y el efecto solar, al contrario de la oscuridad, provocan un efecto que libera sustancias estimulantes en el sistema nervioso central. Esto permite que aumente el deseo sexual”, explica Ricardo Rubinstein, médico psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina. La ropa más liviana y el cuerpo casi al desnudo, “ejercen un efecto estimulante para el deseo sexual”, sigue. Y el cambio de lugar por las vacaciones “propicia la fantasía interna de encontrar algo nuevo y desconocido de sí mismo y de su pareja en el camino del placer”.
Los sexólogos recomiendan aprovechar el calor al máximo, “seguir descubriendo nuestro cuerpo y las sensaciones que nos provoca el contacto con el otro, aprovechando las oportunidades que el tiempo y los nuevos lugares brindan”, explica Villa Abrille.
Según los relatos del consultorio, hay ideas para todos los gustos: desde parejas adultas que contaron haber tenido relaciones sexuales en las ramas de un árbol mientras descansaban en un día de campo, hasta dos jóvenes que, en un día de lluvia en la playa, se pusieron a observar como una hilera de hormigas trataba de llevar la lámina de hojaldre del pastelito que ambos habían comido. Y, ¡oh, casualidad!, en esa playa salvaje mientras la lluvia caía, una hormiga se subió sobre el pedazo de hojaldre y logró que otra la empujara rápidamente hacia el hormiguero. Los jóvenes tomaron el ejemplo y decidieron recrear la situación en una romántica escena de amor.
Las opciones son infinitas. “Ni la edad ni la movilidad son impedimentos para disfrutar –afirma Villa Abrille–, nuestra mente y cuerpo cuentan con recursos suficientes”. Puede ser un médano, un bosque, un bote a remo en el medio del lago donde nadie pueda vernos, un jardín a la luz de la luna, o la punta de una montaña. “Para otros, lugares más públicos como en el baño de un avión, el banco de una plaza a la noche, un micro, la terraza de un edificio. Depende de cuánta privacidad ostenten”, agrega Rubinstein.
Consejos
Animarse y jugar, empezar a descubrir cosas nuevas y explorar nuevas sensaciones.
Empezar haciendo variaciones en los lugares habituales para soltarse cada vez más.
Buscar un lugar escondido para evitar el exhibicionismo, que es una práctica peligrosa.
Dejar libre el deseo cuando aparezca. Si aparece mientras caminan, se puede empezar jugando, con besos hasta encontrar un lugar escondido.
Pensar varias opciones, sin limitarse. La improvisación es un factor que ayuda junto a la imaginación.
Encontrar un lugar oculto en el que ambos se sientan cómodos. La naturaleza los facilita en gran medida.
Probar alternativas que hayan fantaseado durante el año, que hayan visto en libros o en películas.
Explorar todos los lugares que deseen sin miedo: desde una terraza, hasta el capot del auto en el medio de una montaña, como en las películas norteamericanas. Pero también animarse a lugares increíbles como una playa, las Cataratas del Iguazú, el Nahuel Huapi o ese lugar que los cautivó.
Tratar de no preocuparse por la ropa, pero si mantener la higiene del lugar.
No desnudarse completamente y, tratar siempre de apoyarse sobre la ropa o una manta.
Ser uno mismo y respetar los deseos de ambos, en conexión con lo que la naturaleza les brinda.
Lo ideal es animarse, soltarse y explorar con creatividad, humor, imaginación y respeto, en acuerdo con la pareja y en pos de un momento íntimo para disfrutar a pleno, a la luz de la luna y las estrellas o bajo el sol entre los secretos de la naturaleza.
CLARIN.COM
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