En los últimos años ha aumentado enormemente el consumo de fármacos para el reflujo. Conocidos popularmente como 'protectores de estómago', el omeprazol y sus 'compañeros' -los inhibidores de la bomba de protones- se usan muchas veces sin indicación médica, con el simple objetivo de anticiparse a una mala digestión o 'prepararse' para una opípara comida.
Sin embargo, ese halo de inocuidad del que gozan dista mucho de ser real. Cada vez más investigaciones asocian el consumo reiterado de estos medicamentos con diferentes riesgos para la salud, como las fracturas, la neumonía o la reducción de la efectividad de los antitrombóticos.
El último trabajo en poner sobre la mesa las consecuencias de abusar de los inhibidores de la bomba de protones se publica esta semana en la revista 'British Medical Journal'. Sus datos, recabados tras un pormenorizado análisis a casi 80.000 mujeres postmenopáusicas, aportan nuevas evidencias acerca del efecto que tienen estos medicamentos sobre los huesos.
"Nuestros datos muestran que, comparadas con las que nunca consumían fármacos para el reflujo, las mujeres que los tomaban regularmente tenían un 35% más de riesgo de sufrir una fractura de cadera", señalan los investigadores, procedentes de distintos organismos médicos de Boston (EEUU).
Las posibilidades de rotura, continúan estos investigadores en la revista médica, eran aún más altas (hasta un 50%) si las usuarias, además, eran fumadoras habituales o tenían un largo historial de consumo de inhibidores de la bomba de protones.
Eso sí, el estudio también puso de manifiesto que los efectos de los fármacos no eran persistentes. De este modo, quienes habían consumido estos medicamentos únicamente durante una temporada, veían cómo su riesgo de fracturas descendía a parámetros normales a los dos años de haber dejado la terapia.
Nuevas investigaciones
Aunque no han podido determinar las causas de esta relación, los autores sugieren que puede deberse a que tanto los fármacos que habitualmente se emplean para el reflujo como el tabaco tienen un efecto inhibidor sobre la absorción del calcio, lo que resentiría considerablemente la 'fortaleza' de los huesos.
"Nuestros hallazgos apoyan la reciente decidión de la FDA [la agencia que regula los medicamentos en EEUU] de revisar el prospecto de los inhibidores de la bomba de protones e incluir una advertencia sobre un posible incremento en el riesgo de fracturas asociado a estos fármacos", subrayan los investigadores.
Pese a todo, reclaman más estudios al respecto que clarifiquen de una vez por todas esta posible relación causal.
elmundo.es
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