jueves, 7 de agosto de 2008



Le dicen el “cura del Kama Sutra” no porque lo practique sino porque lo predica: el monje polaco de 43 años Ksawery Knotz, de la orden católica de los capuchinos, ya ha aconsejado a unas 3.000 parejas acerca de cómo tener un sexo divino.
“Animo a los matrimonios a que le recen a Dios para tener una vida sexual feliz, y eso es parte de mi trabajo como religioso”, explicó.
Con esta argumentación, no sabemos si Knotz se ganó el Cielo pero al menos consiguió gran éxito en la Tierra, especialmente en la zona de Stalowa Wola, al sur de Polonia. Ya publicó un libro titulado El acto del matrimonio, mantiene su página web www.szansaspotkania.net –en inglés y en polaco– y las vacantes para sus seminarios de fin de semana y para sus talleres de seis días ya están tomadas hasta el año que viene.
Uno de los capítulos más llamativos del libro es el que lleva el título “Teología del orgasmo”, donde Alfred Kinsey compara el clímax de una relación con la excitación de reunirse con Dios en el Cielo. Algo así como el éxtasis que supuestamente los místicos gozan en vida. “Al principio las personas se sienten un poco shockeadas al ver que un cura les habla libremente del sexo, pero después se sorprenden gratamente.
Es que si creés en Dios y que Dios está involucrado en tu vida, también lo está en el sexo; entonces es natural hablar de la sexualidad y sacarles todos los tabúes y la etiqueta de algo pecaminoso.”
“El amor entre dos personas casadas expresado en el sexo acerca el cuerpo humano al Cielo. El éxtasis y la alegría de la relación íntima puede asimilarse a la sensación de la vida eterna”, interpretó el monje, que cuenta con la aprobación tácita de su congregación para oficiar de gurú del erotismo.
¿Cuál es la técnica para alcanzar los orgasmos celestiales?
No muy diferente a lo que dicen los sexólogos. Knotz predica que la clave es la buena comunicación entre los esposos. “Como en la celebración de la liturgia, el acto sexual tiene que ser realizado con regularidad. No debe pasar demasiado tiempo entre acto y acto. Éste es un tema muy importante que se debe conversar para saber cuáles son las preferencias de la otra persona. Se recomienda planear una velada especial una vez por semana.”

PARA ELLAS TAMBIÉN.
El placer de las mujeres también es un tópico para este curita. En el país donde el Partido de las Mujeres denunció que el verdadero problema político no es la corrupción ni el legado del comunismo sino el machismo, Knotz apuntala a los maridos: es su deber tomarse un buen rato para satisfacer a sus señoras.
“A través del amor a su mujer, el hombre está obligado después de haber logrado su propia satisfacción a estimular los labios y el clítoris de ella hasta que llegue al orgasmo. Si la deja sin satisfacción, el marido le está haciendo mucho daño.
El sentimiento de insatisfacción sexual para una mujer que ya está encendida es un gran sufrimiento, tanto físico como psicológico”, instruye el capuchino en su sitio.

Ante las acusaciones de sus detractores –que los tiene, dentro y fuera de la Iglesia–, que dicen que es imposible para un hombre casto hablar de algo que no conoce, el avispado Knotz responde que para ser cardiólogo no hace falta haber tenido un ataque al corazón o que uno no necesita ser alcohólico para trabajar como terapeuta.

Para los que creen que el polaco representa el ala de la liberación sexual de la Iglesia, cuidado: todas sus enseñanzas están dentro de los parámetros del dogma católico. Es más, Knotz dice haberse inspirado en las enseñanzas de Juan Pablo II. “Los escritos del Santo Padre sobre la teología del cuerpo y otros trabajos filosóficos abordan la divinidad del sexo dentro del matrimonio. Yo sólo simplifico estas ideas y las hago más accesibles a los fieles.”
Crítica de la Argentina


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