La sexualidad es parte del desarrollo vital de toda persona como ser social en el mundo, propio y de la cultura que lo alberga.
Por eso, su práctica renovada, placentera y saludable responde a muchos mandatos y valores relacionados con los planos psicológico, social y cultural, como creencias, mitos, rituales, jerarquías de fidelidad, virginidad, placer u orientación sexual.
Hoy, el ser sexual es un producto de consumo más, cosificado en su esencia, que se expresa como algo global y anestesiado en vez de enriquecido y saludable.
Como inicio del camino hacia el bienestar, es importante considerar estos "consejos para el bien amar":
- desprogramar la rutina con pequeñas sorpresas (para uno mismo o para su pareja)
- sostener una comunicación abierta, respetuosa y sin rodeos; fusionarse desde la admiración y las emociones
- crear nuevos acuerdos
- sobre todo, permitirse sentir el placer de sentir la vida.
Silvia Salomone
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