lunes, 15 de junio de 2009

Cómo manejar el temor a las enfermedades en los chicos


Si, como se dice habitualmente, tienen una capacidad de absorber y manejar información que era impensable en las generaciones anteriores, si es cierto que nada se les escapa y si, además, dependen de la explicación y de la atenta compañía de los adultos para poder comprender lo que ven y escuchan para incorporarlo a su experiencia y no asimilarlo pasivamente, ¿cómo no se van a sentir afectados por el temor a las enfermedades como el dengue o la llamada "gripe porcina" (más correctamente, A -H1N1")
Aquí los mensajes televisivos de alarma son permanentes, y en muchos casos el temor de los adultos, justamente de aquellos que deberían llevarles tranquilidad, suele serlo también. Otro es el caso cuando el peligro se presenta más tangible, como es el caso de quienes concurren a escuelas que han sido cerradas por haberse registrado en ellas casos de esta nueva gripe.
La doctora Felisa Lambersky, pediatra y psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Paicoanalítica Internacional (IPA, por sus siglas en inglés) señala que según su experiencia clínica, que incluyó recientemente alumnos de estas escuelas, "el miedo de morirse por una enfermedad está más asociado con el dengue, en tanto que con la gripe A hay una connotación menos peligrosa".
Hipocondria de familia
La significación que se le da a la enfermedad en cada familia es decisiva: "Hay familias más hipcondríacas y lo transmiten a los chicos eso incrementa la angustia", observa Lambersky. La hipocondría es el miedo a enfermarse, y así como hay adultos hipocondríacos, también hay niños hipocondríacos: "Esto entraría dentro de las fobias: puede tener que ver con angustias propias, con miedos transmitidos desde la familia o con experiencias de su entorno", dice la especialista.
Estas experiencias pueden se propias o ajenas: el accidente, la enfermedad o la muerte de una persona cercana incrementan la angustia e incluso la hipocondría.
Como la gripe, la hipocondría es contagiosa cuando ingresa al ámbito familiar, generalmente traída por los adultos. "Cuando aparecen casos así, es necesario trabajar con los padres: es necesario que ellos tengan un menor grado de angustia frente a la enfermedad", remarca Lambersky, y aclara que en general pasa por ahí la resolución del problema, sin necesidad de trabajar en terapia con el niño.
Aclara que, aunque no es lo más frecuente y son los padres los que toman la iniciativa, a veces son los propios chicos que piden a sus padres ser "llevados a un psicólogo": los conocen desde la escuela, o saben De menor a mayor
La pscoanalista Mónica Cruppi explica que hay una angustia de menor intensidad que opera en la persona como una señal anticipatoria de lo que podría suceder, y que "ayuda a desplegar los mecanismos defensivos necesarios para cuidarse de los peligros".
Muchos miedos, señala, son normales, frecuentes y se van venciendo con el tiempo, como el temor a la muerte, a la oscuridad o a las enfermedades, pero pueden reactivarse en una situación específica que remite a ellos. "Durante la infancia los ataques de miedo y ansiedad forman parte del desarrollo, y su atravesamiento contribuye a estructurar la personalidad -remarca la psicoanalista, miembro didacta de APA y de IPA-, pero a veces esa vivencia puede ser muy intensa y desencadena situaciones de pánico y fobias".
Algunos los llevan al cuerpo y lo somatizan: tienen fiebre, trastornos digestivos, insomnio e inhibición de la conducta. ¿Pueden "enfermarse por temor a la enfermedad"? No exactamente, o al menos no es frecuente, señala Cruppi, pero sí es cierto que los chicos que sí están enfermos la pasen peor, es decir, tengan síntomas más fuertes. El temor los hace más propensos a la enfermedad, y esto les sucede tanto a los hicos como a los adultos.
Los miedos -a la soledad, a la oscuridad, a los espacios abiertos, a las tormentas- se inician en los niños a partir de los dos años de edad aproximadamente. Pero la conciencia de la muerte y, sobre too, de lo irreparable, no aparece sino hasta los seis o siete años de edad, en que comienza a formarse el pensamiento abstracto. Por eso -y esto es un detalle adicional- es muy posible que un niño menor de esa edad le diga a un adulto frases como "Ojalá te mueras": es porque carecen del sentido de lo irreversible, e incluso si fallece alguien pueden pensar todavía, entre los 3 y los 6 años, que regresará.
La prevención como hábito
Algunas escuelas adoptaron medidas para incorporar la conciencia del cuidado sobre el dengue y la gripe. El apercibimiento por toser sin taparse la boca es un ejemplo. "Hay chicos que incorporan muy bien estas pautas, e incluso las transmiten en su familia".
En las épocas de verano será menester incorporar nuevas medidas a la ida cotidiana: colocarse repelente, eliminar el agua estancada en casa y estar atentos ala presencia del mosquito. "La cuestión es siempre tener en cuenta las precauciones que hay que tomar -señala la pediatra-. Si se incorporan como hábitos, como si fuera el de lavarse los dientes, es posible disminuir el miedo y lograr que los chicos desarrollen sus actividades normalmente."
Marcelo Rodríguez
Algunas sugerencias para los padres
Procurarse información correcta sobre los métodos de prevención.
Contener a los chicos en sus temores y brindarles la información necesaria en un lenguaje accesible para ellos y acorde a su edad.
Que el temor no paralice. Desplegar las medidas adecuadas contra la enfermedad.
Mantener las medidas de bioseguridad.
Recordar que el miedo es contagioso, en especial de padres a hijos.
El niño a partir de los 8 años en adelante con la información adecuada puede ser un agente de salud y llevar conocimiento del tema a otros niños.
Aceptar si el niño (de 6 años en adelante) pide colaborar con la familia en las medidas preventivas.
Ayudar a los niños a pensar y discriminar sobre los contenidos de los testimonios que aparecen en los medios de comunicación.
Tener en cuenta que los peligros reales se combaten con el raciocinio y la verificación de la realidad.
Tener en cuenta que a este miedo se le pueden enlazar otros y potenciarse.
lanacion.com

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