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Los voluntarios fueron reclutados a través de un programa de televisión de la BBC de divulgación científica, Bang goes the theory (algo así como Reventando las teorías), se les hicieron unas pruebas de inteligencia, y se repartieron en tres grupos. A dos de ellos se les pidió que participaran en un programa de entrenamiento mental al menos en dos sesiones de 10 minutos tres veces por semanas, y al tercero se le hicieron pruebas de cultura general. El resultado fue que en ninguno de los tres grupos hubo mejorías sustanciales, más allá de aquellas relacionadas específicamente con las incluidas entre las pruebas del programa (si era hacer rompecabezas o pruebas de lógica, mejoraban en eso, pero en nada más). "No hubo una transferencia a otras capacidades", insistió Owen.
El investigador y su colega Jessica Grahn insistieron en que el tiempo del ensayo era suficiente como para que se hubieran notado otros beneficios en las capacidades intelectuales (memoria verbal o espacial, asociación de ideas) si los hubiera habido. Pero no fue así. Incluso se dio el caso paradójico de que el grupo que no usó los entrenamientos para nada mejoró más que el resto en algunos aspectos.
También recalcaron que en el experimento no se usaron niños ni personas con enfermedades mentales o alzhéimer, con lo que los resultados no se pueden extrapolar a esos grupos.
La conclusión de Owen es clara: usar estos juegos "no es malo para ti ni inútil si lo que buscas es divertirte".
elpais.com
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