
El trabajo, presentado en la Conferencia de Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia, observó durante todo el mes de agosto el comportamiento de la gente en los baños públicos de seis lugares de EEUU: el Turner Field de Atlanta; el Museo de Ciencia e Industria y el Acuario, ambos en Chicago; las estaciones Grand Central y Penn de Nueva York, y el Mercado de Granjeros de San Francisco.
De esta observación sacan que el 85% de los hombres se lavaron las manos tras ir al baño -comparado con el 77% en 2007-. Se trata del porcentaje más alto desde que comenzaron a hacerse estos estudios, en 1996. Las mujeres resultaron ser más higiénicas que ellos y un 93% recurría al grifo nada más salir del aseo, frente al 88% de 2007.
"La conclusión que sacamos es que la gente, por fin, está captando el mensaje. Las campañas empiezan a tener efecto", indica la doctora Judy Daly, portavoz de la Sociedad Americana de Microbiología y directora de la Clínica de Microbiología en Salt Lake City.
También ha mejorado el número de adultos que ahora reconoce lavarse las manos tras cambiar un pañal -el 80% de los hombres y el 88% de las mujeres- y el de quienes se limpian antes y después de cocinar o de comer (83% y 71% en el sexo femenino y masculino, respectivamente).
Sin embargo, un aspecto que sigue sin ser interiorizado es el de lavarse tras toser o estornudar. Tan sólo un 39% de los adultos lo hace. "Limpiarse las manos tras estas acciones es particularmente importante porque muchas enfermedades gastrointestinales y resporatorias se transmiten fácilmente cuando las manos sucias entran en contacto con las membranas mucosas de los ojos, la nariz o la boca", añade la doctora Daly.
"Tanto si es invierno o verano, si es temporada de gripe o no, lavarse las manos debe ser un acto reflejo, que se haga sin pensar. Enjabonarlas y enjuagarlas durante 20 segundos es una manera sencilla de mantenerse sano", recuerdan desde la Sociedad de Microbiología.
elmundo.es
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