No existe el crimen perfecto. Eso es lo que persigue el trabajo de los expertos en hacer "hablar" en el laboratorio a los indicios y las pruebas, a la vista u ocultos, que los esperan en la escena de un delito.
Como en las películas, la primera medida que dicta la teoría y el sentido común es resguardar el lugar con una cinta para protegerlo de todo curioso que ignore el valor de cada detalle, que podría transformarse en una prueba judicial. Por eso, ese perímetro debe quedar reservado para el equipo técnico-científico autorizado, como la policía científica, que registrará todo.
"Antes, los croquis del lugar, como los retratos, los hacían artistas. Actualmente, la tecnología reemplazó muchas artes. El dibujante toma medidas y registra detalles, que luego vuelca en un software para elaborar los planos", explicó el doctor Raúl Torre, médico legista y profesor de criminalística y criminología.
Por turnos, los especialistas van cumpliendo sus tareas. Un fotógrafo registra la escena; el médico legista describe cada detalle del cadáver; el perito en balística inspecciona el lugar para recolectar todo aquello que haya dejado en el lugar el uso de un arma; el perito encargado de levantar rastros utiliza luces, reactivos químicos y pinceles para encontrar manchas o huellas invisibles "a simple vista". En tanto, el experto en planimetría hace su trabajo. "El proceso de evaluación del escenario del delito debe ser ordenado si pretendemos que los resultados sean útiles para la investigación", agregó el autor de Perfiles c riminales.
Existen más de 50 disciplinas con las que se puede analizar todo lo hallado en ese escenario. Sólo en el Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema, se estudiaron en 2009 poco más de 134.000 muestras en sus laboratorios de toxicología, química y de análisis bacteriológicos, serológicos y de histopatología (tejidos). Los análisis toxicológicos, de sangre y hormonales fueron los más comunes.
"El desarrollo tecnológico y científico impacta en todos los órdenes del conocimiento humano. Y la medicina legal no escapa a ello -explicó a el doctor Luis Kvitko, profesor titular de Medicina Legal y Deontología Médica de la Facultad de Medicina de la UBA-. El advenimiento de los conocimientos de la genética, aplicados en la investigación criminal, es un avance extraordinario que se debe considerar con sumo cuidado."
Es que, como precisó el especialista, "se puede encontrar esperma en la víctima de una violación, sangre en el cadáver de la víctima de una agresión homicida, o un pelo en el vehículo que transportó a un secuestrado. Pero el hecho de obtener la patente genética de cualquiera de estas evidencias biológicas de nada sirve, si no se tiene con qué compararlas".
En el laboratorio de criminalística trabajan peritos de distintas ciencias y técnicas, como la genética, la documentología, la odontología, la psicología, la antropología, la veterinaria, la química, la accidentología vial, la informática, la entomología o la dactiloscopia, que estudia las huellas dactilares.
Y si hay algo que revolucionó la investigación criminal como lo hizo el sistema de identificación a través de las huellas dactilares, fue el ADN. "Supera todo, aun a las huellas", opinó la doctora Primarosa Chieri, expresidenta de la Sociedad Argentina de Genética Forense y autora de La prueba del ADN. Muchas veces, "en la escena no hay rastros, o se pierden con la humedad o la intemperie. En cambio, el criminal siempre deja algo de su cuerpo, y eso permite obtener su perfil".
Hoy se puede trabajar con muestras muy pequeñas de ADN, como la que puede dejar el roce de un brazo. "Los avances en estos 10 años en el perfeccionamiento de las técnicas de análisis en este campo son enormes", agregó. De hecho, en países avanzados, la policía científica llega a la escena del delito con minilaboratorios de genética que garantizan la custodia de las muestras. "Estamos bastante lejos de eso. Se está haciendo mucho; hay profesionales que trabajan bien, pero hay que hacer más, como crear un banco de ADN de criminales y violadores", lo que permitiría cotejar más eficientemente perfiles genéticos hallados en materiales biológicos.
Kvitko, que esta semana presidirá en la UBA el III Congreso de la Academia de Valoración del Daño Corporal del Mercosur -(011) 5950-9530-, opinó que la evolución, casi bicentenaria, de la medicina legal en el país exige "una férrea política de Estado que apuntale el trabajo del médico legista [...]. Este siglo nos sorprenderá constantemente con nuevos conocimientos y avances en la investigación criminal. No estar preparados para incorporarlos sería una falla irreparable".
lanacion.com
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