Como la fiebre del oro en el siglo XIX, hoy el sueño de "pegarla" en Internet moviliza a toda una generación de jóvenes fanáticos de la tecnología. Mark es el sueño máximo: el Diego o el Lio al que todos quieren parecerse. Mark, claro, es Zuckerberg, el fundador de Facebook , la red social que cambió la manera de comunicarse, relacionarse y de vivir para muchas personas en todo el mundo. Pero ¿cuántos Maradonas o Messis puede haber? Esa es la gran pregunta del momento. Sucede que, detrás de los éxitos tecnológicos, hay toneladas de ideas chatarra y de grandes fracasos de los que suele hablarse poco. Una de las características de la industria fundada en torno a Internet es colocar bien arriba las victorias y casi ni mencionar las derrotas. La denominada generación Y, de jóvenes de entre 20 y 31 años, creció al calor de Internet, donde un Zuckerberg o un Jack Dorsey (fundador de Twitter ) pueden transformarse en multimillonarios a los 25 años. "Lo primero que habría que decir sobre estos casos es que un éxito en los Estados Unidos es un éxito global, pero un éxito en la Argentina es local: nunca va a llegar a los excesos de un Zuckerberg", opinó Marcelo Urresti, sociólogo y docente investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA). "Esto no quiere decir que a muchos chicos, muy jóvenes, les vaya muy bien trabajando para una industria global con un conocimiento que hoy es estratégico", agregó.
La lista de proyectos que en los últimos años fueron al tacho de basura es bastante extensa. Habría que empezar por la burbuja de las puntocom, que, hasta principios de este siglo, crecía como la levadura. Un día, el 10 de marzo de 2000, la burbuja estalló y no quedó nada. Más tarde, compañías como Starmedia , Terra , la startup europea boo.com y AOL Latam prácticamente implosionaron. También la "trilogía de oro" formada por Microsoft , Google y Apple acumula fracasos en hardware, software, smartphones, aplicaciones y dispositivos, como la famosa Power Mac G4 Cube (2000-2001), el Windows Vista (2007) y el Google Wave (2009). La cantidad de fallidos es mucho más grande que los aciertos. Y, si los gigantes pueden tropezar, podría decirse que la industria de las ideas tecnológicas es muy democrática en esto de la frustración. Google, que nació apenas en 1998, y que, actualmente, es el buscador más utilizado en el mundo, aún no sabe qué hacer con Buzz , un intento bastante fallido, aunque acaba de lanzar Google Plus para competir con Facebook. Esta empresa, que invierte millones de dólares en su laboratorio de ideas, ya cuenta con una red social, Orkut , que prácticamente sólo se utiliza en Brasil. También con YouTube , un éxito rotundo de usuarios, que no puede monetizarse (producir dinero) como se esperaba a estas alturas. Nadie, sin embargo, podría definir a YouTube como un "fracaso". Todo lo contrario. Ese es el sustrato por el que se aventuran los jóvenes geeks (fanáticos de la tecnología) que anhelan jugar en primera división desde el garaje de su casa. "Todo empezó sin darme cuenta. A los 14 o 15 años era bastante adicto a la tecnología y lo que arrancó como un trabajo para pagarme la conexión a Internet, se transformó en una empresa", explicó Guido Durazzo, de 24 años, que fundó junto con su hermano, Danilo, una compañía de desarrollos tecnológicos. "Existe el mito de que Zuckerberg es algo lejano, imposible... y, si bien no existe el mismo ecosistema, hoy es más o menos posible, porque el ámbito de Internet es cada vez más amplio y global", añadió. Danilo, su hermano economista de 29 años y socio, aporta su visión: "Esto es puro trabajo las 24 horas; en esta industria el fracaso no está mal visto; lo que se ve como negativo es no seguir intentándolo".
Las redes sociales, las aplicaciones para smartphones y las tablets son la nueva "mina de oro" por explotar. No obstante, a pesar de lo popular que pudiera resultar una red social, la corta experiencia de ocho años desde su creación indica que los usuarios son volátiles. Cuando aparece una opción mejor la sociedad virtual migra hacia allí y abandona lo viejo. MySpace vivió este éxodo masivo con la aparición de Facebook. O sea que cualquiera puede desbancar al más poderoso. Los casos de Taringa! , Cuevana , Sónico y Mercado Libre , en la Argentina, demuestran que hay ricas vetas de mineral tecnológico en plena llanura pampeana. Una de las incógnitas de esta generación es qué ocurrirá con ellos si la fantasía no se cumple. Según Jorge Fernández Belda, socio a cargo de la Práctica "Change Management" de CB & Asociados, para estos jóvenes la libertad es uno de los valores capitales: desconfían del término "carrera laboral" y prefieren hablar de "proyectos profesionales" con plazos y acciones establecidos por ellos.
"La empresa es el medio, no el fin en sí mismo. Privilegian la estabilidad en la «empleabilidad», por encima de la estabilidad laboral", expresó Fernández Belda. Hoy las capacidades actitudinales de la generación Y ya pueden encontrarse en muchos hombres de 40 años. "Cuando una persona tuvo esta posibilidad le cuesta volver a una corporación aburrida y estructurada; no podría adoptar esa cultura yuppie", afirmó Danilo Durazzo, que es parte de Palermo Valley.
Quizá resulte imposible que alguno de estos jóvenes llegue a transformarse en el próximo Maradona o Messi de la tecnología, pero muchos de ellos podrían convivir muy bien con la expectativa de un Patricio Toranzo o un Eric Lamela. Y no está nada mal.
ESOS FRACASOS... ¿Quién se acuerda de Google Wave? En 2009, esa plataforma se lanzó como una gran novedad que, sin embargo, no tuvo la aceptación de los usuarios. Finalmente la indiferencia obligó a que fuera desactivada.
¿Y el teléfono Microsoft Kin? Se presentó como la versión de esta compañía para competir con el iPhone. El fracaso fue tan grande que se vendieron muy pocos y se ha devaluado totalmente.
Cuando Altavista era el futuro Antes de que apareciera Google en 1998, era el buscador de contenidos en Internet con mayor proyección; la realidad es que la promesa se desinfló completamente.
Patagon.com: estalló la burbuja Las .com en la Argentina tuvieron grandes apuestas. Una fue este sitio de finanzas que costó US$ 270 millones. Muchos ganaron con la venta antes del fin.
¿Cuántos Zuckerberg podemos tener?
El éxito y la fama de las empresas de Internet están en boca de todos, gracias a firmas como Google o Facebook. La influencia real en la vida social de un gran número de personas (más de 600 millones, en el caso del proyecto de Zuckerberg) es un hecho.
El problema por enfrentar es la cantidad de supuestos que se generan alrededor, tanto de estos casos resonantes, como de la proliferación de startups que intentan replicar estos hits.
Analicemos el momento. Tantos años de desarrollo de Internet como industria nos permiten ahora comenzar una empresa web de manera muy simple y hasta, en muchos casos, muy económica. Pero ¿es soplar y hacer botellas? ¿Es ésta la nueva fiebre del oro? La respuesta, simplemente, es no.
Crear una empresa exitosa requiere muchísimo trabajo y, mantenerla en ese nivel, aun más. No se trata de "pegarla", sino de hacerlo bien y hasta es muy bueno equivocarse mucho, incluso fracasar, pero hacerlo primero y rápido para aprender de la experiencia. Silicon Valley (la meca tecnológica) y toda la industria web se caracterizan por eso. Rompen el modelo latinoamericano, en el que fracasar es peor que morir. Para ellos es estar seguros de no cometer el mismo error.
Ahora, veamos puntualmente qué pasa en América latina. A fines de los 90, la mayor parte de las empresas latinas que triunfaban en Internet eran argentinas.
El caso de Mercado Libre es emblemático. Hoy, el resto de los países nos han alcanzado, al emparejar bastante el top 10, pero seguimos siendo buena parte. El ecosistema emprendedor web recuperó protagonismo con el surgimiento de comunidades abiertas como PalermoValley, que tiene por objetivo reunir y propulsar a la comunidad de profesionales web y poner la ciudad de Buenos Aires en el mapa mundial de la tecnología.
Gracias a trabajos como el de PV, de networking a nivel global, capacitación, visibilidad y viajes de negocios al exterior, sumados a la experiencia en las crisis con la que contamos los argentinos, nuestra cultura cosmopolita y el alto profesionalismo alcanzado, no tenemos diferencias a nivel emprendedor con las ligas mayores.
Pero sí se notan nuestras debilidades en torno de la inversión de capital de riesgo, sobre todo, en los niveles iniciales que apuntalan las ideas y les dan orientación y contactos.
Este es el punto en que hoy están trabajando las aceleradoras de startups que vienen a ayudar al emprendedor al permitirle generar más y mejores empresas, y acelerando su crecimiento.
Hoy, el mundo mira el talento argentino; la oportunidad es grande, pero solamente se logra con esfuerzo, buenas ideas, mucha dedicación y perdiendo el miedo a equivocarse. ¿Tiembla Zuckerberg?.
El autor es cofundador de BA Accelerator, facilitador en Palermo Valley, cocurador en Startup Digest Buenos Aires y coorganizador de Startup Weekend BA
lanacion.com
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