
“En la isla se construirán hoteles, centros de entretenimientos, balnearios, centros especializados en diferentes terapias y salas de conciertos. Todo corresponderá al espíritu y concepción del mundo de las rubias”, sostuvo Giedre Pukiene, la directora general de Olialia Group.
“Si las negociaciones con las autoridades locales tienen éxito, pronto estaremos listos para presentar el proyecto”, remarcó la empresaria, sin develar el monto que el grupo estaría dispuesto a desembolsar. El proyecto prevé que las turistas podrán llegar a la isla con vuelos chárters de una empresa que se creará especialmente con este fin. El respeto del “mundo de las rubias” llegará a tal punto que tanto las azafatas como los pilotos de esas aeronaves serán también rubios.
La iniciativa de Olialia Group no responde sólo a cerrar un negocio rentable. Su política va más allá de ese precepto, y crearon “Go Blonde!”, una agrupación de lituanas rubias que reúne a 20.000 mujeres. “El rubio no es sólo un color de pelo, es un estado mental, un estilo de vida, una filosofía”, arenga con cierto fundamentalismo Olga Uskova, la directora de “Go Blonde!”. En este sentido, la compañía intenta demostrar que “las rubias no son sólo objetos sexuales, sino que son capaces de gestar a la perfección este proyecto empresarial, sin necesidad de hombres ni de morenas”.
En pocas palabras, eliminar la idea de “rubia tarada” que en la Argentina impuso Luca Prodan.
De todos modos, ese objetivo ya muestra algunas falencias importantes desde su concepción. Al mismo tiempo en que la agrupación anuncia su proyecto, las autoridades de Maldivas informaron que se está elevando el nivel mundial de los océanos. Esto significa que, si las peores predicciones se convierten en realidad, se pondrá en riesgo la existencia de las islas. Incluso, sus habitantes ya preparan, por si acaso, una evacuación a gran escala.
Los inconvenientes también llegan a otros segmentos. en las Islas Maldivas la ley exige que no menos del 50% de la plantilla de empleados de las empresas extranjeras que operen allí sean locales. Pero aquí no abundan las rubias.
Pero a Pukiene se le ocurrió una gran idea. “La empresa no va discriminar a sus trabajadores por el color de pelo; pero seguramente las morenas terminarán tiñiéndose de rubias al verse rodeadas de tantas bellezas”, dijo sin incomodarse, lo que despertó una ola de criticas por discriminación.
cronista.com
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