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La clave del trabajo está en una observación: las células infectadas tienen una mayor tendencia a suicidarse que las sanas. Este proceso es natural, y se debe a los sistemas de autocontrol del organismo. Lo que pasa es que en el ser humano no sucede lo suficiente ni en cantidad ni en rapidez, y por eso el VIH se instala en las personas y ya no las abandona. Pero los investigadores han encontrado el método para acelerar el proceso. Para ello, trataron las células de su cultivo con dos proteínas (ellos lo llaman un mix) que aceleran la integración del material genético del VIH en el de las células diana. Y, además, lo intensifica, de manera que entran más copias de las que esta puede resistir. Ante esa saturación, la célula opta por suicidarse (proceso que los científicos denominan apoptosis). Para evitar que, mientras la célula se autodestruye, sea una fuente de nuevos VIH (viriones en su estado inicial), se completa el tratamiento con uno de los fármacos que toman las personas con VIH para controlar la infección, un inhibidor de la proteasa. La conclusión, con todas las precauciones, la resumen los autores del trabajo así: "La estimulación de la integración viral, combinada con la prevención de la producción de viriones por un inhibidor de la proteasa, no solo tuvo como resultado el bloqueo de la infección por el VIH-1 -hay varios tipos de virus-, sino también en el exterminio de las células infectadas por apoptosis. Este tratamiento ha limpiado el cultivo de las células que tenían virus integrados. Hay que añadir, sin embargo, que este novedoso enfoque de un tratamiento para el sida está solo en sus pasos iniciales".
elpais.com
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